Día de Internet Segura
En este día internacional nos preguntamos si la red es segura y qué podemos hacer para proteger a los niños y niñas de sus peligros.
11/02/2025
¿Qué es el Día de la Internet Segura?
Desde el año 2004, la Comisión Europea instauró la celebración del Día de la Internet Segura para promover el "uso responsable, respetuoso, crítico y creativo" de las tecnologías en línea. Esta utilización más segura y de forma positiva se dirige especialmente a los niños, niñas y adolescentes.
¿Por qué se celebra el Día de la Internet Segura?
Cada segundo martes de febrero se celebra el Día de la Internet Segura como recordatorio de que se deben intensificar los esfuerzos para hacer del entorno digital un lugar de crecimiento y desarrollo para niños, niñas y adolescentes y erradicar de él cualquier tipo de violencia hacia la infancia.
Avanzar en la protección infantil
Junto con el reciente Informe del comité de personas expertas para el desarrollo de un entorno digital seguro para la juventud y la infancia, coordinado por el Ministerio de Juventud e Infancia, nos encontramos a la espera de ver avanzar dos hitos que serán muy relevantes en este asunto en el corto plazo:
- El Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales.
- La dotación de recursos a la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) para hacer efectivo su papel como Coordinador de Servicios Digitales en España, es decir, tener la capacidad de aplicar la Ley de Servicios Digitales europea (DSA).
Estas medidas podrán atender algunas de las demandas planteadas desde la sociedad civil, como por ejemplo las contempladas en la propuesta de Pacto de estado para la protección de la infancia en el mundo digital, impulsado por la Asociación Europea para la Transición Digital, Save the Children España, Fundación ANAR , Confianza Audiovisual iCmedia , Dale Una Vuelta y UNICEF España al que se han adherido cerca de 200 entidades.
Trabajar en alianzas es el único modo de afrontar un reto tan complejo
Desde UNICEF España hemos encontrado receptividad en este ecosistema a la hora de dar pasos en distintos frentes y se están fraguando proyectos realmente ilusionantes en la defensa y promoción de los derechos de la infancia en el entorno digital.
Algunos ya han dado sus frutos, como las campañas de comunicación con la Agencia Española de Protección de Datos - AEPD (Más que un móvil), con la Fundación ATRESMEDIA (Menores de edad, no de derechos), los proyectos de investigación con Red.es o el ambicioso proyecto en colaboración con MasOrange, que son ejemplo de liderazgo y compromiso.
La seguridad, una loable aspiración
Sin embargo, hemos de asumir que peligros conocidos, desconocidos, o los que estén por venir, van a continuar afectándonos. Por lo tanto, por añadir proactividad ante estas situaciones deberíamos hablar de una Internet protectora.
Tendremos más éxito si nos enfocamos en minimizar el daño que estas amenazas puedan realizar a la vez que eliminamos las más evidentes y comenzamos a incorporar la protección desde el diseño de productos y servicios. Para conseguirlo será preciso una verdadera comunión social de todos los agentes que tienen algo que decir para lograr:
- Una prevención comunitaria integral,
- Mecanismos ágiles de intervención temprana ante episodios incipientes,
- Capacidad de intervención ante situaciones graves, y
- Procesos sólidos de reparación a las víctimas.
Por dónde empezamos
Como el primer paso para dibujar un entorno protector es ser consciente de a qué nos estamos enfrentando, hagamos una enumeración de aquellas cuestiones que han de ganarse nuestra atención, ese valor al alza, a la hora de formular soluciones:
Usos y exposición
El uso temprano, intensivo y sin acompañamiento de dispositivos digitales puede tener consecuencias negativas para el desarrollo de la infancia, como nos señala la Asociación Española de Pediatría (AEP). Sin la orientación adecuada, los niños y niñas pueden desarrollar hábitos que deterioren su salud física y mental.
Es fundamental que familias y educadores acompañen en el uso de la tecnología considerando los distintos estadios evolutivos y las evidencias científicas al respecto, estableciendo límites claros y fomentando un equilibrio entre el tiempo de pantalla y otras actividades clave para su desarrollo. Igualmente importante es conocer el campo de juego de un colectivo de familias muy heterogéneo. Sus dificultades se heredan también en el terreno digital.
Contenidos inadecuados
Pornografía, discursos de odio, conductas autolíticas, trastornos alimenticios, incitación a juegos de azar, violencia, son solo algunos ejemplos de contenidos que pueden llegar a sus dispositivos y ser muy perjudiciales.
Otros contenidos menos evidentes que nos impactan son los que tienen por objeto la desinformación, las conocidas fakenews, que minan la credibilidad de nuestras instituciones, provocan inestabilidad social y ponen en riesgo las democracias. Aunque todos estamos expuestos, podemos suponer que los más jóvenes cuentan con menos capacidades de análisis y crítica y por lo tanto son más influenciables. De ahí la imperiosa necesidad de impulsar una alfabetización mediática e informacional que nos haga menos vulnerables.
Es esencial implementar mecanismos de verificación de la edad de los usuarios, etiquetar los contenidos, configurar adecuadamente los controles parentales y educar a los niños y niñas sobre cómo reaccionar al encontrarse con ellos. La comunicación abierta en la familia también es clave para abordar cualquier inquietud que pueda surgir.
Comportamientos violentos o dañinos
Conocer cómo se expresa la violencia en el mundo digital es un primer paso para contenerla. Las agresiones a niños y niñas pueden venir por parte de un adulto o por otro menor. Como ejemplos de estos comportamientos podemos señalar: ciberacoso, sextorsión, creación y distribución de ultrafalsificaciones con intención de humillar, etc.
La exposición a comportamientos violentos o dañinos en línea puede influir negativamente en los niños y niñas, llevándolos a imitar estas conductas o a ser víctimas de ellas. Es crucial promover un entorno digital positivo donde se fomente la empatía y el respeto mutuo.
Contactos con desconocidos
El contacto con desconocidos en línea es mucho más habitual de lo que podamos suponer. Casi el 60% de nuestros adolescentes aceptan a desconocidos en sus redes sociales y videojuegos y lo más sorprendente es que más del 20% ha tenido algún contacto presencial tras un contacto virtual, lo que puede representar un riesgo significativo para ellos.
Pederastia, procesos de radicalización, estafas, acceso a sustancias, etc. son fenómenos derivados de estos comportamientos.
Es importante educar a los niños y niñas sobre los peligros de interactuar con personas que no conocen, establecer reglas claras sobre con quién pueden comunicarse en Internet y conocer las aplicaciones y servicios digitales a los que tienen acceso y sus características. Debemos estar atentos a las señales de alerta y ser capaces de iniciar conversaciones donde compartir cualquier situación incómoda o sospechosa.
Consumo, datos y privacidad
Ceder datos personales, o caer en prácticas de consumo abusivas son temas críticos en la era digital. Ni niños ni adultos somos suficientemente conscientes de la cantidad de información personal que compartimos en línea y de cómo esta puede ser utilizada.
Es esencial conversar sobre la importancia de proteger su privacidad, enseñándoles a configurar adecuadamente sus perfiles y a ser cautelosos con la información que comparten. Además, las plataformas digitales deben garantizar la protección de los datos y cumplir con las normativas de privacidad.
Ante el peligro ¿no es mejor evitar su uso?
Esta es una reacción lógica y más cuando hay que reconocer que las familias hemos estado algo ausentes en esta cuestión, vistos los datos de uso de controles parentales, limitación de contenidos o conocimientos de riesgos de cada herramienta.
Ahora, gracias a algunos movimientos sociales, al menos nos encontramos con un vivo debate y algunas iniciativas legislativas que esperamos se materialicen pronto. Y siendo absolutamente necesaria, la labor familiar tiene sus límites.
Tampoco el desarrollo tecnológico ha tenido demasiado en cuenta las necesidades de niños, niñas y adolescentes, cuando no se ha dedicado a explotar sus debilidades.
Por mucho que insistamos no será posible hacer un uso responsable de una tecnología irresponsable.
Sin embargo, el reto es más complejo. No podemos lidiar en exclusiva con los problemas que nos presenta la protección infantil en el entorno digital y aferrarnos a prohibicionismos oportunistas. Hemos de incorporar soluciones que atiendan también otros tres ámbitos:
Acceso: un derecho fundamental
El acceso a Internet es un derecho esencial en la era digital. Pero no un acceso a cualquier precio. Aún existen brechas significativas que impiden que muchos niños y niñas disfruten de este derecho. Brechas de inclusión, brechas de experiencia y brechas de acompañamiento. Es crucial trabajar para cerrarlas y asegurar que todos los niños y niñas, independientemente de su ubicación o situación socioeconómica, puedan participar de la vida digital, sin sufrir daños y con el apoyo necesario.
Educación digital: desarrollo personal y empleabilidad
La educación vuelve a ser clave. Adquirir todas las competencias digitales que nos conviertan en adultos funcionales y autónomos en una economía digitalizada debe estar unido a desarrollar las competencias ciudadanas que la doten de propósito y de bien común.
El compromiso con desarrollar y analizar la educación digital debe ir de la mano de una inversión en didácticas específicas, dotación de recursos humanos y técnicos y capacitación de los profesionales ante los nuevos avances.
La función compensatoria de la escuela, una vez más, se antoja insustituible a la hora de cerrar las brechas antes mencionadas. Además, una sólida formación en derechos de infancia nos daría ese marco ético común para desempeñarnos adecuadamente reforzando nuestra autoprotección y autorregulación frente a los demás.
Participación infantil: voz y voto en el mundo digital
Hablamos del derecho de la infancia que menos se cumple en cualquier sociedad. La participación infantil en entornos digitales es esencial. Los niños y niñas no solo son usuarios de la tecnología, sino también agentes de cambio. Debemos fomentar su participación activa en la toma de decisiones que afectan su vida digital. Escuchar sus voces y considerar sus opiniones es crucial para construir una Internet más inclusiva y donde puedan ejercer su ciudadanía.
Los derechos digitales de la infancia
A día de hoy estamos lejos de tener una Internet segura, lo que no es obstáculo para reconocer los beneficios que pone a nuestro alcance. Paradójicamente esto convive con que un tercio de la población mundial (unos 2.600 millones de personas) no forma parte de la sociedad digital lo que nos aboca a una sociedad más desigual.
A pesar de que seguimos avanzando, los estudios sobre el impacto de la tecnología aún tienen ciertas limitaciones que nos obligan a ser cautos y a la vez a moderar alarmismos. Ante la duda, siempre considerar el interés superior de la infancia como principio rector.
Será necesario reafirmar nuestro compromiso para que la infancia no esté al servicio de la tecnología y sea la tecnología la que tenga sentido al estar orientada hacia el ser humano, en especial a los más jóvenes. Los derechos se conquistan y mantienen con más derechos, nunca con menos.
Los derechos de infancia deben cumplirse, también, en el mundo digital.
La tecnología y los derechos de la infancia
Descubre el trabajo de UNICEF en España para proteger a la infancia en el mundo digital.
© UNICEF/UN017602/Ueslei Marcel