Una amenaza que no podemos ignorar
Te presentamos una entrevista con Dara Johnston, responsable de WASH (Agua, Saneamiento e Higiene) de UNICEF en Sudán del Sur, sobre la necesidad de actuar urgentemente contra los efectos del cambio climático en zonas especialmente vulnerables y los logros que se alcanzan gracias a personas como tú.
¿Cómo se han visto afectadas las comunidades por el cambio climático en Sudán del Sur?
En la última década, la temperatura ha aumentado el doble que la media mundial. Mientras que países como Somalia, Kenia y Etiopía se enfrentan a una sequía devastadora, Sudán del Sur está entrando en su cuarto año consecutivo de inundaciones. Aun así, tanto la sequía como las inundaciones tienen el mismo efecto: el aumento del riesgo de mortalidad infantil.
Si se produce una tormenta fuerte en cualquier país europeo y vemos un par de centímetros de agua acumulada en las aceras, rápidamente llamamos a emergencias, ¿verdad? Pues en Sudán del Sur las inundaciones pueden tener uno y hasta dos metros de altura durante meses. Los cultivos desaparecen, el ganado muere y las familias tienen que luchar por sobrevivir.
Ahora estamos viendo cómo los pueblos pequeños del país han pasado a convertirse en islas, haciendo imposible la comunicación entre aldeas e impidiendo el acceso de los niños a los colegios o a los centros de nutrición. A todo esto, hay que sumarle la inseguridad alimentaria, que afecta al 60% de la población.
Miles de niños tienen que desplazarse a zonas secas para poder sobrevivir.
¿Está el cambio climático empeorando la situación de los niños?
Sin duda. Sudán del Sur es responsable de solo el 0,004% de las emisiones mundiales de carbono, pero ocupa el séptimo lugar en el Informe del índice mundial de riesgo climático infantil de UNICEF, basado en la exposición de los niños a la emergencia climática. Con el aumento de las inundaciones, hay más mosquitos, que son los principales transmisores de enfermedades.
Por eso, una de las medidas que estamos tomando en UNICEF es distribuir mosquiteras impregnadas de insecticida para que las familias enteras puedan protegerse del cólera, la malaria y otras enfermedades. Pero luego está el tracoma, una bacteria que entra por los ojos o la nariz y que puede ocasionar ceguera si no se trata a tiempo. Claramente es un entorno de alto riesgo para los niños.
Las familias buscan cualquier forma de mantenerse a salvo de las riadas.
¿Qué está haciendo UNICEF para que las comunidades dispongan de agua no contaminada?
En Sudán del Sur, el 59% de la población no tiene acceso a agua potable ya que, cada vez que hay una inundación, los escasos pozos o fuentes que hay quedan anegados en pocos minutos. Por ello, durante el mes de septiembre de 2022, en UNICEF instalamos accesos de agua potable para 73.647 personas, saneamiento básico para 52.861 y estaciones de higiene para 39.903.
Además, estamos instalando sistemas de agua alimentados por energía solar con una huella de carbono mínima, para que en 2023, al menos 150.000 personas disfruten de agua potable utilizando fuentes de energía renovables.
Y no solo eso, UNICEF acaba de construir una gran planta de tratamiento de agua en la ciudad de Juba. Allí, se trata el agua del Nilo, se purifica y se bombea hasta las poblaciones cercanas, por lo que unas 100.000 personas podrán disfrutar de agua saludable a partir de ahora.
Las instalaciones de agua potable están salvando la vida de miles de personas.
¿Por qué es tan lento el progreso en materia de saneamiento?
Digamos que los países en desarrollo llevan un siglo de retraso en cuanto a las instalaciones de saneamiento. A mediados del siglo XIX en Europa, lo más normal era tirar los excrementos a la calle, pero a medida que se entendieron mejor las enfermedades y sus vías de transmisión, las tuberías y el alcantarillado se convirtieron en la norma social. Por lo tanto, el cólera, la fiebre tifoidea y otro tipo de enfermedades se erradicaron por completo.
Sin embargo, a la hora de implantar estas medidas de higiene en países como Sudán del Sur, pensamos que con instalar inodoros iba a ser suficiente, pero no: lo más difícil está siendo cambiar los hábitos de las familias para que entiendan la importancia de adoptar buenas prácticas.
A pesar de los avances, tenemos que ser pacientes y sentarnos con las comunidades para explicarles los beneficios del saneamiento. Y no solo eso: también nos enfrentamos a la parte económica, porque la financiación en el país es muy baja, pero las necesidades no hacen más que aumentar.
Los niños tienen que caminar cientos de kilómetros para encontrar agua potable.
¿Por qué es tan importante para UNICEF esta causa?
Al principio, cuando empiezas en esto y ves que se construye un nuevo inodoro o una fuente de agua potable tienes una satisfacción enorme, porque sabes que ese pequeño gesto salvará vidas. Después, con los años, se piensa a una mayor escala y el enfoque cambia para crear y fortalecer sistemas de saneamiento que perduren en el tiempo. Es increíble ver cómo de una idea preliminar se crean proyectos que impactan a un gran número de personas.
UNICEF está trabajando con el gobierno para establecer una gestión sostenible de los sistemas de agua y saneamiento que salven miles de vidas. Además, el gobierno se ha comprometido a conseguir que en el país no haya defecación al aire libre para 2030, lo cual es un gran desafío: ¡necesitamos cambiar el comportamiento de 8 millones de personas en siete años!
La situación de las familias de Sudán del Sur te hace sacar fuerzas de donde no las hay, porque sin ayuda humanitaria, morirán aún más niños. Este es uno de los entornos más difíciles del mundo para crecer, pero no nos rendiremos hasta que el acceso al agua y al saneamiento sea un derecho fundamental garantizado para los más pequeños.