Un rodaje basado en hechos reales

Los niños y niñas rohingya del campamento de Cox’s Bazar, participan en un taller sobre cine llevado a cabo por UNICEF para grabar cortos en los que dan a conocer sus inquietudes, sus sueños y su día a día como refugiados en Bangladesh.

Niña sonriendo

Cada historia tiene muchos puntos de vista. La de los refugiados rohingya te la hemos contado desde muchos de ellos, pero hoy te ofrecemos uno de los más importantes. Como una imagen vale más que mil palabras, desde UNICEF estamos llevando a cabo una iniciativa en el campo de Cox’s Bazar donde los jóvenes pueden participar en un taller que les permite aprender nociones básicas sobre cine y grabar su propio corto. Así, pueden explicar de una forma creativa, las dificultades a las que se tienen que enfrentar cada día y los sueños que aún les quedan por cumplir.

Desde UNICEF estamos dándoles a estos pequeños cineastas todo lo que necesitan para grabar sus cortos: clases sobre realización, talleres sobre cómo estructurar el guion de su relato, técnicas para el manejo de la cámara y hasta herramientas para la edición de sus vídeos. La creatividad, las historias, las experiencias personales y los desafíos que tienen que superar día a día ya los ponen ellos.

Niños y noñas rohingya

Asistimos a la grabación de uno de los cortos realizados por los jóvenes rohingya.

El proyecto está teniendo una gran acogida, sobre todo entre los niños y niñas de 11 y 13 años, que estaban deseando aprender algo nuevo y disfrutar de una actividad tan diferente como esta. Debemos tener en cuenta que todos los participantes del taller han pasado alrededor de la mitad de sus vidas en campos abarrotados con casi un millón de refugiados, con un acceso muy limitado a los servicios más básicos y con un gran riesgo de sufrir violencia, incendios y todo tipo de peligros. Garantizar incluso derechos fundamentales como la atención sanitaria, una nutrición adecuada, la educación y la protección es un desafío constante, ¿será por eso que estos han sido algunos de los temas centrales de los cortos realizados por los jóvenes?

Todos los cortos tienen un minuto de duración y, en palabras de una de las participantes: “Hemos intentado tratar temas que nos importan. Queremos compartir nuestra lucha para que todo el mundo la conozca”, nos cuenta Sofa, de 13 años. En su obra, trata la historia de una niña que vive en un refugio con su familia y que no puede ir a la escuela porque no le dejan sus padres, algo muy habitual en el caso de las chicas, que suelen estar encargadas de pequeñas tareas domésticas o del cuidado de sus hermanos menores. Como ves, los pequeños están transmitiendo sus preocupaciones a través de la cámara, con un mensaje claro de que quieren cambiar las reglas del juego. Y todo gracias a tu colaboración con el programa Unidos por los rohingya.

Niña sonriendo

Las niñas de la comunidad reivindican sus derechos a través del cine.

Minara, de 12 años, también quería representar en su corto algunos de los retos a los que se enfrentan las mujeres y las niñas rohingya, en especial las consecuencias que sufren las jóvenes cuando sus padres les obligan a casarse siendo menores de edad. Como ella misma nos cuenta, su historia está basada en hechos reales: “Me inspiré en una chica que vive cerca de mí. Yo solo quería mostrar lo que sucede en la vida de una niña cuando se ve obligada a casarse demasiado pronto”, nos explica. Y añade: “Me encantaría seguir haciendo películas en el futuro, sobre todo para intentar mejorar la vida de las niñas”.

Umma

El taller se ha convertido en un altavoz para que estos jóvenes sean escuchados.

Otra de nuestras jóvenes cineastas es Umme, que con 12 años ha decidido basar su película en las tradiciones y la cultura de su comunidad. En su corto, habla sobre cómo las mujeres y las niñas de Birmania decoran sus rostros con thanaka, un cosmético natural con aroma a sándalo. “Quería enseñarles a todos nuestras tradiciones, porque para nosotros son muy importantes y forman parte de lo que somos. ¡Y encima nos sirve para estar más guapas!”, nos cuenta entre risas.

Una niña hace el corazón con las manos

Umme nos enseña su thanaka antes de empezar a rodar la siguiente escena.

Los niños también contaron historias sobre el día a día de los campamentos, lo que les gusta y lo que echan de menos de su hogar. Rohomatullah, de 12 años, es el número uno de su clase y le dedicó su corto a su centro de aprendizaje y a su profesor. Jamil, de 13 años, imagina en su película que el campamento se transforma en un paisaje idílico donde él y sus amigos pueden jugar al fútbol sin preocuparse de nada. Por su parte, Refat, de 13 años, decidió representar la falta de asistencia médica a través de imágenes en las que todos los miembros de la comunidad se ayudan los unos a los otros. Y finalmente la pequeña Nur, de 11 años, hizo una película en la que narra cuánto echa de menos su casa de Myanmar y las ganas que tiene de recuperar su vida de antes.

Rohomatullah

Rohomatullah rodó el corto en su clase del centro de aprendizaje creado por UNICEF.

En nuestra visita a los rodajes, tuvimos la oportunidad de charlar con Misha de Ridder, una de las organizadoras del taller, que nos contó que “trabajar en el campamento está siendo una experiencia muy especial”. Además, añade: “Encontramos historias sobre la nostalgia por la naturaleza, el deseo de volver algún día a casa y la importancia de la educación. Solo esperamos haber podido darles una chispa de esperanza para el futuro, para que sepan que nadie puede ponerle barreras a su imaginación. Al fin y al cabo, nuestro objetivo es contar sus historias para inspirar a otros y lograr un cambio en la sociedad.

Refath

El pequeño Refat a punto de empezar a grabar la siguiente escena.

Las películas realizadas por estos niños y niñas son una pequeña muestra de sus grandes dosis de creatividad, pero también son un recordatorio de que los jóvenes rohingya están creciendo sin las oportunidades de cultivar ese potencial, de disfrutar de la infancia que todo niño se merece. Por eso tu ayuda es tan importante a la hora de ir un paso más allá para garantizar sus derechos para que puedan aprender, crecer y atreverse a soñar a lo grande. Una vez más, te damos las gracias por formar parte del programa Unidos por los rohingya de UNICEF y por ayudarnos a crear cada día mejores herramientas de crecimiento para todos los niños y niñas.