Empoderarse, la clave para mantenerse a salvo
Queremos contarte la historia de Halima, una joven sudanesa que, a pesar de las dificultades, está dedicando su vida a proteger los derechos de las niñas en su país y a alzar la voz contra la mutilación genital femenina que ella mismo sufrió.
Halima es una joven de 20 años. Dos décadas en las que ha visto literalmente de todo a su alrededor: guerra, violencia, matrimonio infantil, maltrato… y también ha sobrevivido a la mutilación genital femenina siendo solo una niña. En un ejemplo de valentía y resiliencia, la joven sudanesa se levanta cada mañana con ganas de luchar para proteger a las generaciones más jóvenes con el objetivo de que no tengan que pasar por lo mismo. En aquel entonces no era consciente del daño y las consecuencias que tendrían esas prácticas tan arraigadas en su vida, pero ahora que puede verlo con perspectiva, no va a cejar en su empeño de proteger a toda costa los derechos de las niñas.
A pesar de haber sufrido una infancia complicada, Halima tenía claro que nada ni nadie le iba a arrebatar su sueño de llegar a la universidad. ¡Y lo consiguió! Hasta el año pasado, la joven estudiaba en la Universidad de Jartum y soñaba con llegar a lo más alto, hasta que un día la guerra volvió a llevarse por delante todos sus planes. Fue ahí cuando comenzó la pesadilla de tener que abandonar su aldea y refugiarse en un pueblecito cerca del Nilo Blanco. Y en esa nueva vida, cuando más lo necesitaba, uno de los talleres de protección infantil que UNICEF realizó en la zona volvió a devolverle la esperanza.
Halima, durante uno de los talleres en los que imparte.
En noviembre de 2023, pusimos en marcha varias iniciativas dirigidas a las niñas y jóvenes afectadas por el conflicto para que desarrollen habilidades y reciban una formación que les permita tener una oportunidad lejos de la violencia de género. Como nos explica Halima, “en el taller he aprendido a hacer crochet, así que ahora mi familia tiene una fuente de ingresos gracias a mí”. Sin embargo, los talleres van mucho más allá de enseñarles a las niñas una profesión: gracias a tu colaboración con Unidos por los derechos de las niñas, podemos compartir con ellas estrategias para huir de la violencia, la mutilación genital femenina o el matrimonio precoz.
Y es que cuando empoderamos a nuestras jóvenes, ellas mismas son las que proponen soluciones en torno a los problemas que afectan a su bienestar: “Ahora veo las cosas de otra manera. Mi perspectiva sobre el matrimonio y la mutilación y sus consecuencias ha cambiado mucho”, nos explica Halima. En solo unos meses, ha pasado de la resignación al activismo, y precisamente ese interés fue el que la llevó a descubrir el proyecto Saleema, iniciado en 2008 por el Consejo Nacional de Bienestar Infantil (NCCW) y UNICEF Sudán.
El crochet se ha convertido en un nuevo hobbie para Halima y en una fuente de ingresos.
Saleema significa completa, sana en cuerpo y mente. ¿No te parece el nombre perfecto para esta iniciativa? Este proyecto tiene como objetivo cambiar la forma en que la gente habla sobre la mutilación genital femenina promoviendo la terminología positiva para describir los cuerpos naturales de las niñas y las mujeres.
Por eso, Halima nos ayuda a ser el altavoz que las niñas necesitan para concienciar a toda la comunidad en lugares de reunión como mercados, centros donde viven las familias desplazadas y hogares de acogida. Empoderar a las chicas se ha convertido en una manera de ayudarlas a mantenerse a salvo.
Las chicas de la comunidad escuchan atentamente las palabras de Halima.
La joven nos explica lo que el proyecto significa para ella: “Yo personalmente he experimentado estas prácticas dañinas y no quiero que nadie más pase por lo que yo pasé o sufra como yo. No al matrimonio infantil y no a la mutilación genital femenina. Todas las niñas nacen saleema, dejémoslas crecer sanas”.
Después de conocer su historia, no podemos estar más orgullosos de esta joven. Y, no se nos ocurre una forma mejor de agradecerle toda su labor que seguir ofreciéndole todo nuestro apoyo y espacios para que su mensaje llegue a todas y cada una de las niñas de Sudán y de los países vecinos. Para conseguirlo, te animamos a seguir apoyando a UNICEF, lo que nos ayudará a seguir trabajando para que, en el futuro, ninguna niña vuelva a pasar por lo que pasó Halima.