Destino: una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

El centro de acogida de UNICEF Ušivak, en Bosnia y Herzegovina, se ha convertido en el hogar temporal de más de 180 niños y niñas migrantes. Te invitamos a conocer la historia de cuatro de estos jóvenes valientes que, gracias a ti, pueden soñar con un futuro mejor.

Una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

Para los amantes de los viajes, recorrer siete países en menos de tres meses podría convertirse en el sueño de sus vidas. Sin embargo, la cosa cambia cuando ese viaje no lo haces por turismo, sino que estás intentando huir de algún tipo de violencia y solo quieres encontrar un lugar donde vivir en paz. Esa es la realidad de miles de personas migrantes en Europa, que se enfrentan a un recorrido por el miedo, la incertidumbre, la discriminación y el peligro recurrente.

Te invitamos a descubrir las historias de varios niños y niñas que han unido sus caminos en el centro de acogida de UNCIEF de Ušivak, en Bosnia y Herzegovina, donde gracias a ti, pueden empezar de cero y encontrar de nuevo un hogar.

Una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

Shamsa es la primera protagonista de nuestra historia y nuestra guía en el centro.

Shamsa, 13 años:

La joven tuvo que salir de Afganistán hace solo unos meses junto con sus padres y sus tres hermanos. Tras pasar por Irán, Turquía, Grecia, Albania y Montenegro, ha encontrado en este centro de acogida su segunda casa. A pesar de su corta edad, las dificultades por las que ha tenido que pasar le han hecho madurar muy deprisa, y por eso, es la encargada de cuidar de los niños más pequeños del centro. Además, Shamsa se ha ofrecido a ser nuestra guía en el centro de acogida de Ušivak y nos enseña los proyectos en los que está participando.

Cuando entramos en sus instalaciones, nos llama la atención la cantidad de niños que están realizando talleres de manualidades: pulseras, tarjetas, cuadros, joyeros… La pequeña nos explica que se trata de un bazar benéfico que ha organizado UNICEF para ayudar a los niños con cáncer. Gracias al Espacio Amigo de la Infancia del centro, unos 180 niños y niñas migrantes participan en tareas de aprendizaje, socialización, actividades deportivas, talleres psicosociales e iniciativas solidarias como esta.

Una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

Una de las niñas más pequeñas participa en el taller solidario para niños con cáncer.

Shamsa nos explica que está “muy feliz de poder ayudar a que al menos un niño se recupere más rápido”. Los niños refugiados y migrantes descubren a una edad muy temprana el dolor y el miedo, por lo que para ellos es muy importante ayudar a otros niños que estén pasando por algo parecido, ya que fomenta su bienestar mental.

Suena el timbre y nos despedimos de la joven, que vuelve a meter su material escolar en la mochila mientras nos cuenta sus planes para el futuro: “Me gusta mucho ir al colegio. Cuando no estoy en clase, me pongo a estudiar por mi cuenta. Quiero estudiar Medicina y ser pediatra para poder seguir ayudando a los niños”.

Una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

Al principio, Farah no sabía ni escribir su nombre, pero poco a poco va progresando.

Hadi y Farah, 9 y 7 años:

En nuestro paseo por el centro, nos encontramos con estos dos hermanos, que, también provienen de Afganistán. Huyeron del país junto con su madre y sus hermanos y, como no tenían dinero para pagar ningún tipo de transporte, decidieron emprender su camino a pie, recorriendo Turquía, Grecia, Albania y Montenegro, hasta llegar aquí. Están tan concentrados que no queremos distraerles, así que nos ponemos a charlar con su profesora, Lida: “Los dos son bastante tímidos, y al principio nos costó que participaran en actividades en grupo. Además, tienen ciertas dificultades de aprendizaje que trabajamos día a día”, nos explica.

Una vida mejor lejos del miedo y la incertidumbre

Lida le corrige los deberes a Farah y le enseña en qué tiene que mejorar.

Gracias a tu aportación a Unidos por los refugiados y migrantes, en UNICEF podemos ofrecer a estos niños la oportunidad de acceder al sistema de educación formal de Sarajevo para que vayan a clase todos los días y puedan aprender y socializar con sus compañeros. Cuando llegaron al centro de acogida, ninguno de los dos sabía escribir, pero poco a poco son capaces de escribir textos breves. Como ellos mismos nos reconocen, “está bien no saber hacer algo, porque todo se puede aprender”. Tanto es así, que cuando sea mayor, Farah quiere ser maestra para enseñarles a otros niños todo lo que ha aprendido.

Munir, 14 años:

El centro de acogida temporal de Ušivak también acoge a menores no acompañados como Munir, que decidió salir de Marruecos en busca de trabajo y de una vida mejor. “Había oído que en Europa se encuentra trabajo fácilmente y que los sueldos son mejores, así que decidí intentarlo, pero mi familia se quedó en mi país y me tuve que venir solo”, nos explica. UNICEF ha lanzado un programa de capacitación para migrantes y refugiados que Munir ha aprovechado para sacarse el título de Peluquería. Como él mismo nos cuenta: “Le corto el pelo a mis amigos del centro, y ahora tengo más posibilidades de encontrar un trabajo”.

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Munir ha aprendido el oficio de peluquero y quiere dedicarse a ello profesionalmente.

Los niños y jóvenes no acompañados pueden participar en actividades deportivas, talleres, cursos de cocina y clases de idiomas, siempre acompañados por tutores como Mirela. “Nuestro objetivo es el bienestar de cada niño. Somos un apoyo muy grande para los menores, pero también nos hemos convertido en sus amigos. Además, estamos a su disposición para todo lo que necesiten, desde acompañarlos al médico o al colegio, hasta hablar de cualquier tema que les preocupe”, nos cuenta.

Los niños y niñas migrantes muchas veces ven interrumpidos sus procesos de infancia, rutina y educación, lo que deja algunas heridas que no siempre son fáciles de curar. Por eso es sumamente importante que cada niño goce de todos sus derechos en cada destino al que llegue, porque la infancia es insustituible. Gracias a tu aportación a Unidos por los refugiados y migrantes, Shamsa, Hadi, Farah, Munir y otros miles de niños en todo el mundo, reciben la atención que se merecen en nuestros centros de acogida y tienen la oportunidad de empezar de cero en un nuevo hogar.

*Los nombres de los menores han sido cambiados para proteger su identidad.

 
© UNICEF/UN0276568/Souleiman
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