La educación: una oportunidad para los niños y jóvenes refugiados
Descubre las iniciativas educativas que estamos llevando a cabo en Grecia para que ningún niño, niña o adolescente se quede atrás. Lo han perdido todo, pero gracias a ti, nunca perderán su derecho fundamental de recibir una educación de calidad.
En 2023, hay más países y territorios que se enfrentan a conflictos, guerras, epidemias o desastres naturales que en los últimos 30 años, lo que tiene consecuencias directas en la protección de los derechos de la infancia y la adolescencia. Cuando una familia se ve obligada a abandonar su hogar y se convierten en personas refugiadas, los niños lo pierden todo, incluido su derecho a recibir una educación de calidad. De hecho, de los más de 33 millones de niños y adolescentes en todo el mundo que han tenido que huir de su país de origen, casi la mitad están fuera del sistema educativo.
En UNICEF creemos que la educación debe ser siempre una prioridad, especialmente cuando ocurre una emergencia, catástrofe o crisis humanitaria. El sistema educativo proporciona seguridad, protección y una sensación de rutina en los más pequeños. Además, permite que los niños y niñas puedan recibir atención psicosocial, supone un espacio libre de violencia y brinda acceso a otros servicios como la sanidad, la alimentación, el agua y el saneamiento. Por eso, cada día centramos nuestros esfuerzos en que cuando un niño refugiado llega a su nuevo hogar, sepa que hay una mochila azul de UNICEF esperándole para seguir aprendiendo y desarrollándose en su nueva escuela.
¿Quieres saber de qué manera estás ayudando a los jóvenes migrantes a tener un futuro gracias a la educación? A continuación, te contamos tres iniciativas diferentes para que compruebes que tu ayuda siempre llega a los que más la necesitan.
Daniel y Patrick (África central)
Los jóvenes nos enseñan algunos de los proyectos creativos que han realizado.
Estos dos hermanos procedentes de África central llegaron hace unos meses a la región de Ática junto a su padre, quien tenía claro que lo primero que debían hacer sus hijos al llegar a su nuevo hogar era volver a clase. Como ellos mismos reconocen, al principio no fue fácil, pero con un poco de esfuerzo, se han integrado a la perfección en su nuevo colegio. Además, todos los días van al Centro de Tareas y Actividades Creativas del Consejo Danés para Refugiados (DRC) de Grecia, que se engloba dentro del proyecto “Todos los niños en la educación” de UNICEF.
En estos centros, los niños de entre 4 y 17 años pueden participar en cursos de apoyo escolar, griego, inglés y ciencias, así como en actividades educativas creativas y psicosociales. En nuestra visita al centro, nos lo dejaron claro: Daniel es más de ciencias y le encanta la robótica, mientras que Patrick tiene su parte artística más desarrollada y su pasión es la música. A pesar de sus diferencias, ambos comparten el sentimiento de felicidad por volver a clase: “Aprender es lo mejor”, nos dice Daniel. “Queremos más niños en la escuela, para llegar a ser una comunidad, como un pequeño pueblo con todo lo necesario para seguir aprendiendo”, nos explica ilusionado.
Kim, Joy (Nigeria) y Nagham (Siria)
Kim y Joy posan orgullosas junto a su profesora de griego después de aprobar un examen.
El idioma del país de acogida es el pasaporte para la integración de los niños y jóvenes refugiados. La comunicación es un factor esencial a la hora de adaptarse a su nueva realidad para que puedan establecer relaciones con sus compañeros de clase y hacer amigos. Por eso, estamos colaborando directamente con el Centro de Estudios Elix, donde las tres protagonistas de esta historia han logrado aprobar los exámenes y obtener el certificado de 1º y 2º de griego.
Kim, una joven nigeriana de 17 años, llegó a Grecia en 2018 y, desde entonces, no ha parado de estudiar la lengua helénica: "A veces me cuesta mucho entender el idioma, sobre todo cuando chateo con mis compañeros", nos cuenta mientras nos enseña su aprobado. Joy, de 16, nos cuenta que cuando llegó desde Nigeria le costó mucho adaptarse por lo difícil que era el griego, pero poco a poco está mejorando: “Por suerte tengo amigos dentro y fuera de la escuela que me ayudan. De los errores se aprende, y ahora estoy muy contenta”.
Nagham, joven siria de 18 años, se siente igual de feliz, ya que una de sus principales motivaciones para asistir a las clases de Elix era conseguir el diploma de griego. Como ella dice, “podría ayudarme tanto a encontrar un trabajo en el futuro como a demostrar oficialmente que sé hablar griego”. Nagham llegó a Grecia hace tres años, y desde entonces, no ha faltado ni un día a clase, ya que tiene claro su objetivo: “Mi vida en Grecia es maravillosa, pero no me importaría ir a la universidad en el extranjero para seguir aprendiendo y tener más oportunidades”.
A pesar de las dificultades que han tenido, las tres jóvenes no solo han logrado aprobar sus exámenes, sino que están deseando empezar el siguiente nivel. Nos despedimos de Nagham con este mensaje para los niños refugiados: “No debemos decir que no podemos hacer algo. Hay que intentarlo, y si no lo consigues, pues lo sigues intentando hasta que lo consigas”.
Huda y Jihad (Siria)
Estos dos alumnos de primaria asisten junto al resto de sus compañeros a una de las escuelas de educación primaria de la localidad de Ioánina. Ambos llegaron a Grecia hace ya cinco años junto a sus familias, ahora por fin tienen un nivel de griego suficiente como para poder relacionarse con los otros niños y niñas de su clase. Y todo se lo deben al programa Akelius, una plataforma digital que ha sido desarrollada por los maestros y expertos en educación de UNICEF que ya utilizan más de 10.500 jóvenes refugiados y migrantes para aprender griego.
En nuestra visita a la escuela, tuvimos la oportunidad de charlar con Alexandros Papas, el director del centro, quien nos contó que “gracias a Akelius, nuestros alumnos, vengan de donde vengan, tienen la oportunidad de acceder a herramientas digitales que les ayudan a aprender nuestro idioma”. Sin duda, un antes y un después en la integración de Huda, Jihad y de los miles de jóvenes refugiados que llegan a Grecia cada año en busca de una oportunidad.
Como acabas de leer, los centros educativos juegan un papel fundamental en la nueva vida de las niñas y los niños refugiados: no es solo un lugar donde aprender matemáticas o lengua, sino un espacio seguro donde a estos jóvenes valientes se les brinda la oportunidad de empezar de cero y de soñar con ser lo que ellos quieran en el futuro. De parte de todos ellos, te damos las gracias por colaborar con Unidos por los refugiados y migrantes y por ayudarlos a sentirse como en casa en su nuevo hogar.