República Dominicana: todos a la escuela
Trinidad lleva décadas enseñando el mundo con sus palabras. Esta profesora de espíritu vitalista, cabeza y corazón, trabaja en la Escuela Ferregú, en un distrito de Santo Domingo.
En esta zona, los adolescentes de 16 años por fin pueden estudiar el bachiller. Sin embargo, no siempre ha sido así en un país donde solo un 61% de los estudiantes de entre 14 a 16 años asiste a la escuela.
Hace unos meses, Trinidad participó en el Diplomado de Estrategias de Enseñanza para mejorar su trabajo en el aula. “El cambio se nota, ¿dónde? En que los niños y niñas ya saben leer y escribir al mismo tiempo”.
Esta es una de las muchas acciones que desde UNICEF hemos puesto en marcha en República Dominicana con el fin de superar uno de los desafíos de la educación escolar: su baja calidad y, por ende, el abandono temprano y la falta de aprendizaje de los alumnos.
Tener profesores mejor preparados es clave para que los alumnos afiancen sus nociones en matemáticas o lengua y el país no vuelva a la cola de las evaluaciones regionales. Pero, sobre todo, para que los niños aprendan el respeto por el otro, tomen sus propias decisiones y puedan tener un prometedor futuro para ellos y sus familias.
En esta labor no olvidamos nuestra máxima: que la educación sea una realidad para todos los niños de República Dominicana, especialmente para los niños con discapacidad, para los que la han abandonado demasiado pronto por la violencia o para aquellos que no tienen una partida de nacimiento. Queremos que las escuelas sean entornos seguros, libres de violencia e inclusivas, es decir, accesible a todos niños, vivan en las ciudades o en los hacinados y remotos bateyes (asentamientos rurales).
La importancia de los primeros años
También, por la importancia de los primeros años, uno de nuestros objetivos en el país es promover la educación desde edades muy tempranas. Los primeros años son fundamentales para el desarrollo, es entonces cuando los niños aprenden poco a poco a razonar, se forman valores y desarrollan su capacidad de expresión y comunicación.
Con esto en mente, gracias al apoyo de donantes y aliados, hemos logrado que más de 200.000 escolares de las zonas urbano-marginales tengan maestros mejor preparados en materias que son esenciales para ellos (como cálculo, lectura etc..) y que hayan mejorado sus capacidades y habilidades para trabajar con alumnos con necesidades educativas especiales. También que más de 30.000 familias estén involucradas y que los más pequeños empiecen sus primeros 5 años escolares con mejores materiales educativos, profesores más preparados y sus familias más involucradas.
Como Trinidad nos recuerda “la educación es lo más valioso. Sin educación un pueblo no avanza, los niños y niñas no se desarrollan y sin desarrollo de los niños y niñas no hay futuro”.