Día de la infancia ¿cuántos niños no tienen acceso a la educación?
© © UNICEF/UN0801807/Diarassouba
05/06/2023
El Día 20 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Infancia, que conmemora la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Este tratado internacional recoge todos los derechos de la infancia: sociales, económicos, culturales, civiles y políticos entre los que se encuentra el derecho a la educación.
Se han logrado progresos significativos en la reducción del número de niños sin escolarizar, pero todavía existe una cantidad muy elevada que no asisten a la escuela, un total de 244 millones en todo el mundo.
Gráfico extraído de: Out of school – GEM Report VIEW (education-estimates.org)
Los conflictos armados, los desplazamientos forzados, incluido el desplazamiento de refugiados a gran escala, los desastres inducidos por la crisis climática o por epidemias y pandemias, son algunas de las principales causas que afectan al derecho de los niños a la educación.
Algo más de 78 millones de niños y jóvenes en edad escolar afectados por estas crisis humanitarias no tienen acceso a la escuela y dos tercios de ellos viven en solo diez países: Afganistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Malí, Nigeria, Pakistán, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Yemen.
¿Por qué es importante la educación en los niños?
La Agenda de Desarrollo Sostenible reconoce la importancia del derecho a la educación en el Objetivo 4, que estipula que para 2030, el mundo debe garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, incluida una meta sobre el acceso universal a la educación primaria.
Los niños que no asisten al colegio son algunos de los más vulnerables y marginados de la sociedad, ya que tienen menos probabilidades de saber leer, escribir o hacer operaciones matemáticas básicas, y están aislados de la red de seguridad que brindan las escuelas, lo que los pone en un mayor riesgo de sufrir violencia, abuso y explotación y pobreza y exclusión. Asimismo, los niños y niñas que no van a la escuela suponen un potencial perdido para las sociedades y economías de los países en los que viven.
Un niño que tiene acceso a la educación tiene más probabilidades para crecer sano, libre de violencia, abuso y explotación y habiendo adquirido los aprendizajes necesarios para desarrollar todo su potencial. Por ejemplo, en el caso de las niñas, se estima que aquellas que consiguen completar la educación secundaria tienen seis veces menos probabilidad de sufrir matrimonio infantil.
Derechos de la infancia a la educación
La Convención sobre los Derechos del Niño fue aprobada en 1989 y es el tratado internacional más ratificado de la historia. En su artículo 28, se establece el derecho a la educación de los niños y de las niñas, el cual debe ser ejercido en igualdad de oportunidades.
Este artículo establece que los Estados tienen la obligación de implantar una enseñanza primaria obligatoria y gratuita para todos, sin discriminación alguna.
Por otro lado, en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en su artículo 10, se recoge que se adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer y la niña, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre y el niño en la esfera de la educación.
La desigualdad en el acceso a la educación
Los niveles de desigualdad en el acceso a la educación están aumentando y los niños y las niñas más vulnerables son quienes tienen más dificultades para ir a la escuela y están más rezagados con respecto a sus compañeros.
Quienes viven en áreas rurales, en situaciones de mayor pobreza, sin acceso a internet o electricidad, sin apoyo de sus familias en la educación, así como las niñas y los niños con algún tipo de discapacidad son quienes están sufriendo más la brecha de acceso a la educación.
Los datos muestran que la mayor parte de los niños y niñas que no van a la escuela viven en países de ingresos bajos o medios-bajos (aproximadamente el 90%).
En algunos países, especialmente en África Subsahariana, la brecha de género todavía sigue siendo elevada y las niñas tienen más dificultades de acceso a la educación, especialmente en la etapa secundaria, así como para alcanzar los niveles de aprendizaje básicos, por lo que se ven más expuestas al trabajo infantil, la violencia de género, el matrimonio infantil y el embarazo precoz.
Según un reciente informe realizado en 2022, que recoge datos de más de 100 países, los niños tienen hasta 1,3 veces más probabilidades que las niñas de adquirir habilidades matemáticas. El estereotipo negativo que atribuye a las niñas menor capacidad en esta materia, contribuye a incrementar esta discriminación por razón de género, lo que a su vez reduce la confianza de las niñas en sus propias capacidades.
¿Cuántos niños no tienen acceso a la educación?
© UNICEF/UN0794811/Dejongh
Actualmente, demasiados niños y niñas no pueden ir a la escuela y, por ello, no tienen la posibilidad de avanzar con su aprendizaje. En todo el mundo, 244 millones de niños y niñas están fuera de las aulas.
El acceso a la educación en el mundo
África subsahariana sigue siendo la región con la mayor cantidad de niños y jóvenes que no están matriculados en la enseñanza, con 98 millones a los que se les niega el derecho de acceso a la educación. También es la región donde el número de niños sin escolarizar está aumentando, ya que la tasa de desescolarización está disminuyendo más lentamente que la tasa a la que crece la población en edad escolar.
En países como Nigeria, se estima que 20,2 millones de niños y jóvenes que no asisten a la escuela, en Etiopía 10,5 millones y en la República Democrática del Congo y Kenia, 5,9 millones y 1,8 millones, respectivamente.
La región con la segunda población en edad escolar más alta sin escolarizar es Asia Central y Meridional, con 85 millones.
¿Cómo puede garantizarse el acceso de la infancia a la educación?
El trabajo para garantizar el acceso de la infancia a la educación debe realizarse de manera integral y coordinada con la participación de todos los actores implicados, desde las autoridades educativas, las escuelas, docentes, familias, hasta las comunidades educativas y el propio alumnado. Algunas de las medidas clave serían las siguientes:
- Mejorar las capacidades de los sistemas educativos para identificar a los niños y niñas que están fuera de la escuela y atraerlos nuevamente a la educación.
- Favorecer las estrategias de retención y permanencia de estudiantes en riesgo de abandono, así como iniciativas de búsqueda activa para quienes han abandonado la escuela.
- Promover mecanismos de educación alternativa que acrediten los aprendizajes de los niños, niñas y adolescentes adquiridos por estas vías.
- Poner en marcha programas de recuperación y aceleración de estudios que tengan en cuenta las necesidades particulares de estudiantes en riesgo de deserción o que han abandonado el sistema educativo.
- Apoyar el aprendizaje de calidad en todos los niveles, desde la educación infantil hasta la educación secundaria, asegurando que los niños y las niñas reciban un apoyo continuo en todo momento.
- Apoyar la inversión en docentes, incluida su formación continua.
- Invertir en el desarrollo de sistemas educativos más resilientes para garantizar que los niños puedan seguir aprendiendo en tiempos de crisis humanitaria.
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