2 años COVID: la importancia del apoyo psicosocial
En Indonesia, Aga (12 años) supera el miedo y el trauma de haber perdido a sus padres gracias a la ayuda de sus familiares y cuidadores.
11/03/2022
Está cayendo la noche en la ciudad, pero en casa de Sari se oye un murmullo especial, el que a menudo produce la muerte reciente de un familiar. En este caso, dos, la madre y el padrastro de su hermano Aga, que fallecieron debido a la COVID-19 en Indonesia.
Sari, de 32 años, vive con su esposo, Bondan, y ahora se suma Aga de 12 años, para quien están construyendo un nuevo dormitorio en la parte posterior. Desde que llegó a vivir con ellos, compartía una habitación con su hermana, su cuñado y la hija de ambos, Ruri, de 6 años, a quien Aga adora. "Estoy feliz aquí", aunque está deseando tener su nuevo espacio.
Sari nos cuenta que Aga es un niño dulce y cariñoso, especialmente frágil después de la muerte de su madre, a quien estaba muy unido. Su padre biológico también murió, cuando él tenía tan solo cinco años.
Una vida llena de dificultades
"Mi hermano ha tenido muchas dificultades en su vida", dice Sari. "Nació prematuro, pesaba solo 1,100 kg. De pequeño siempre ha sido sensible, especialmente a los ruidos. También es emocionalmente vulnerable".
Esta tarde, sin embargo, Aga se muestra seguro de sí mismo. En las pequeñas cosas, con sus gatos, jugando al fútbol con sus amigos, pero también frente a situaciones traumáticas como han sido los últimos días de su madre.
Su manera de expresarse es estructurada y reflexiva: "oí a mi madre caerse en el baño. Yo pedí ayuda", dice. "Pero cuando la llevaron al hospital, no sabía que ya se había ido, pensé que solo era un desmayó".
Aga no llama la atención sobre su propio sufrimiento. Es Sari quien explica que justo después de enterarse de la muerte de su madre, tuvo que cumplir con el aislamiento obligatorio, solo, durante 10 días. Y dos días después, supo que su padrastro también había muerto. "Con lo que eso provoca en un niño".
Además, Sari descubrió que estaba deprimido porque lo acosaban en la escuela. "Pero él no me lo dijo, tuve que sacárselo", afirma. Desde entonces, temiendo mayores consecuencias, Sari renunció a su trabajo para pasar más tiempo con su hermano.
No es solo el COVID, es el estigma
Según Iksan Tri Wibowo, trabajador social, el problema no es solo la COVID-19 sino también el estigma. Una de las niñas que visita regularmente es Ayra, de 12 años, y está devastada por la muerte de su padre por COVID-19.
Los primeros tres meses fueron especialmente duros, se encerró en su habitación todo el día. "Amaba a mi padre. Solíamos reírnos mucho y hacer todo juntos", cuenta la niña. "Pero luego murió, y ni siquiera pude despedirme de él".
Peor aún, cuando Ayra, su madre y su hermana Safia, de 2 años, terminaron su cuarentena, ya que las tres habían dado positivo por COVID-19, sus vecinos las echaron. "Nadie se acercaba a nosotros y mucho menos nos ayudaban", dice Suwarsi, la madre de Ayra.
Como el único sostén de la familia, Suwarsi tuvo que hacer malabares para vender comida en la calle y ganarse la vida mientras cuidaba a los niños ella sola. A pesar de que sus padres viven cerca, son mayores y no siempre pueden cuidar de Safia. "Se vende algo más ahora que la gente se está vacunando", dice. "Pero me siento mal por tener que pedir a Ayra que se quede en casa para cuidar a su hermana en vez de ir a la escuela".
Más de 25.000 niños huérfanos por COVID en Indonesia
Desde el inicio de la pandemia, más de 25.000 niños y niñas en Indonesia han perdido a uno o ambos progenitores debido a la COVID-19, según una evaluación llevada a cabo en el país (septiembre 2021).
Esta pérdida de los padres, tiene un impacto muy perjudicial en la infancia ya que puede afectar también a la nutrición, el crecimiento y el desarrollo de los niños y niñas, incluso puede ponerlos en mayor riesgo de abandono, violencia y explotación, en particular a los bebés y niños pequeños de familias de bajos ingresos.
Los niños huérfanos a menudo se enfrentan a consecuencias adversas, como la pobreza. Los cuidadores, en el caso del que sobrevive u otros alternativos, también enfrentan cargas económicas y de salud mental adicionales, que a menudo recaen sobre las mujeres y las adolescentes y pueden derivar en un mayor riesgo de abandonar la escuela.
UNICEF proporciona servicios psicosociales a los niños y sus familias
El avance de las campañas de vacunación en el distrito dan cierto alivio a la familia de Suwarsi. Pero sobre todo, ha sido fundamental el apoyo psicosocial que estos niños y niñas recibieron de UNICEF.
Para miles de niños en Indonesia, como Aga y Ayra, la pérdida de uno o los dos padres por la COVID-19, ha sido un momento estresante que ocasionó cambios significativos en sus vidas. UNICEF está proporcionando kits recreativos, con juguetes y suministros para las familias, además de servicios psicosociales para garantizar su salud, seguridad y bienestar.
Una de las prioridades actuales de UNICEF es apoyar a los trabajadores sociales para que puedan desarrollar su trabajo. Dado que muchos niños huérfanos se enfrentan a circunstancias difíciles, ellos se encargan de supervisar la salud mental y física de los niños en sus nuevas viviendas, así como la capacidad de las familias para cuidarlos.
El desafío es enorme, y necesitará de un esfuerzo a largo plazo para salvar y proteger la vida de estos niños y niñas huérfanos en Indonesia.