Violencia de Boko Haram: sueños de tiza
Para muchos niños desplazados en el lago Chad por la violencia de Boko Haram, escuela rima con esperanza.
Desde 2015, alrededor de 100.000 personas han abandonado sus islas en el lago Chad debido a la violencia de Boko Haram. Los niños que van a la escuela en medio de este conflicto dibujan y sueñan con un futuro mejor. La tiza y la pizarra son sus únicas herramientas.
"Nunca había ido al colegio antes. Tuvimos que huir de casa y hoy nos sentimos a salvo. Ahora tengo la oportunidad de ir al colegio. Me encantaría poder volar en avión para descubrir mundo".
Zara Idriss tiene 15 años y es desplazada interna en Chad.
"Una mujer se me acercó y me pidió agua. Actuaba de forma extraña. Escuché una explosión y me desperté en el hospital. Algún día escribiré sobre lo que me ha pasado".
Yekoura Malay, de 12 años, fue víctima de un atentado suicida. La escuela es aire nuevo para ella.
"Hemos hecho nuevos amigos en el colegio. ¿Mi sueño? Vivir en paz para siempre".
Cuando Issa Oumar huyó de su isla, no se imaginaba que un día tendría la oportunidad de sentarse en un aula.
"¿Lo que más me gusta del colegio? Escribir. A veces cojo mi pizarra y la tiza y mezclo letras para crear mis propias palabras".
Kimé Madrom, 11 años.
"La escuela es la tiza que usamos para dibujar nuestro futuro. Algún día volveré a casa y construiré una casa en la que mis padres puedan vivir en paz".
Ali Kallaye tiene 16 años y es desplazado interna en Chad.
Violencia de Boko Haram: primera vez en el colegio
El 90% de los niños desplazados y refugiados en la crisis del lago Chad nunca habían ido al colegio antes.
Garantizar el derecho a la educación de los niños ayuda a acabar con los ciclos de crisis y puede tener un alto impacto económico y social.
Además, la educación básica de calidad durante los conflictos puede combatir las causas subyacentes de la violencia. Los niños, familias y comunidades pueden reconstruir sus vidas en un ambiente de paz.