Mortalidad infantil: ¿qué hay detrás de los datos?
La tasa de mortalidad infantil indica las oportunidades que tiene la infancia de un país para disfrutar de su derecho más preciado: la supervivencia.
Maglud sufre fuertes vómitos y diarrea por haber bebido agua en mal estado. Maglud tiene 4 años y vive en Somalia, el país con la peor tasa de mortalidad infantil del mundo. De cada 1.000 niños que nacen aquí, 133 mueren antes de haber cumplido los 5 años. Una cifra escalofriante si la comparamos con la tasa de mortalidad infantil en España, donde 3 de cada 1.000 niños no llegan a cumplir esa edad.
Naciones Unidas acaba de actualizar los datos de muertes infantiles en todo el mundo. Y las cifras indican que queda mucho, muchísimo por hacer. Porque cada día mueren 15.000 niños menores de 5 años por causas que se podían haber evitado; 7.000 de ellos son recién nacidos. Todavía. Hoy.
Pero, ¿qué hay detrás de estos datos? La tasa de mortalidad infantil indica muchas cosas pero, sobre todo, indica las oportunidades que tienen los niños de un país para disfrutar de su derecho más preciado: la supervivencia. Por eso, como se suele decir, detrás de estos datos hay historias. Historias como la de Maglud, que lucha por sobrevivir en un lugar donde a veces parece que todo está en contra.
¿Por qué siguen muriendo miles de niños cada día?
Entonces, ¿no hemos mejorado nada? No exactamente. Lo cierto es que poco a poco el mundo está consiguiendo reducir las muertes infantiles, pero no a la velocidad que la infancia necesita. Si los progresos no son más rápidos, 60 millones de niños menores de 5 años morirán de aquí a 2030. La mitad, recién nacidos.
Las principales causas de mortalidad infantil en 2016 fueron: complicaciones del parto prematuro (18%), neumonía (16%), complicaciones relacionadas con el parto (12%), diarrea (8%), sepsis neonatal (7%) y malaria (5%).
Es tremendamente injusto e inaceptable que miles de niños mueran cada día porque su madre no haya podido ser atendida en un centro de salud durante el parto, porque no les hayan detectado una neumonía a tiempo o por una diarrea provocada muchas veces por la falta de agua potable. ¿Por qué sigue pasando esto? No hay única respuesta a esta pregunta pero la pobreza, la desigualdad, los conflictos, los desastres naturales y el cambio climático explican en gran parte un problema que debemos atajar de una vez.
Mortalidad infantil: ¿qué podemos hacer?
Ante esta situación tan compleja, ¿hay algo que podamos hacer? Por supuesto. Aunque la mortalidad infantil es una asignatura pendiente a escala global con muchos actores implicados, lo cierto es que, a una escala más local, existen soluciones muy sencillas para acabar con ella.
En UNICEF llevamos 70 años comprobándolo. Sabemos que una bomba de agua, un centro de salud, una vacuna o un tratamiento contra la desnutrición pueden cambiarlo todo en una comunidad. Por eso, estamos empeñados en extender estas soluciones por todo el mundo. Solo el año pasado proporcionamos agua potable a 39,4 millones de niños y sus familias, vacunamos al 45% de los niños del mundo y tratamos a 3,4 millones de niños menores de 5 años contra la desnutrición aguda grave.
Queremos evitar a toda costa que niños como Maglud enfermen por razones que se podían haber evitado y, si lo hacen, que tengan acceso a los tratamientos que pueden salvar su vida.
Pero no podemos hacerlo solos, ¿nos ayudas?
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