Desnutrición infantil

La desnutrición infantil sigue siendo un desafío global que afecta a millones de niños y niñas en todo el mundo.

Un bebé siendo pesado y medido
© UNICEF/UN0794494/Dejongh
Un bebé siendo pesado y medido
© UNICEF/UN0794494/Dejongh

¿Qué es la desnutrición infantil?

La desnutrición infantil ocurre cuando los niños y niñas no reciben los nutrientes esenciales para un desarrollo saludable, manifestándose en formas como el retraso del crecimiento, la emaciación o desnutrición aguda y el sobrepeso. Esto afecta gravemente la salud, el crecimiento, la capacidad de aprendizaje y la resistencia a enfermedades.

Según el informe de UNICEF de 2022 sobre desnutrición infantil

148 millones
de niños y niñas menores de 5 años sufren retraso del crecimiento

45 millones
padecen desnutrición aguda grave

340 millones
tienen carencias de micronutrientes

 

Causas de la desnutrición infantil

La desnutrición infantil es causada por múltiples factores, como la falta de acceso a alimentos, condiciones socioeconómicas precarias, prácticas alimentarias inadecuadas, carencia de agua potable, atención médica deficiente y bajos niveles educativos de los cuidadores. 

A continuación, se detallan algunas de las principales causas:

 

Insuficiente ingesta de nutrientes 
provocado por una dieta desequilibrada o baja en nutrientes esenciales. Esto puede deberse a la pobreza, la falta de acceso a alimentos frescos y variados o la ignorancia sobre prácticas alimenticias saludables.

 

Condiciones socioeconómicas:
la falta de recursos económicos y, con ello, la desigualdad, son factores clave. Las familias con recursos limitados pueden tener dificultades para contar con alimentos adecuados y servicios de atención médica.

 

Enfermedades:
como la diarrea, infecciones respiratorias y parásitos intestinales pueden aumentar las necesidades nutricionales del cuerpo y reducir la absorción de nutrientes, contribuyendo así a la desnutrición.

 

Imposibilidad de acceso a atención médica:
la ausencia de servicios de salud accesibles y de calidad puede resultar en diagnóstico y tratamiento tardíos de enfermedades que afectan al estado nutricional de niñas y niños.

 

Deficiencias en la lactancia materna:
la falta de promoción y apoyo a la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida puede contribuir a la desnutrición en los bebés.

 

Problemas de saneamiento e higiene:
no tener acceso a agua potable y a unas condiciones higiénicas adecuadas aumenta el riesgo de infecciones y enfermedades que afectan la nutrición.

 

Problemas de educación y conocimiento:
el desconocimiento sobre la importancia de una nutrición adecuada y prácticas saludables de cuidado infantil por parte de los progenitores aumenta la probabilidad de desnutrición infantil.

 

Eventos catastróficos y geopolíticos:
los desastres naturales, conflictos armados y crisis humanitarias dificultan o interrumpen el acceso a alimentos y servicios de salud, incrementando la desnutrición infantil, a menudo de forma dramática.

 

Influencia cultural:
algunas prácticas culturales relacionadas con la alimentación y el cuidado infantil pueden afectar la ingesta equilibrada de nutrientes.

Todos estos factores son el reflejo de los determinantes de la nutrición materna e infantil, que se reflejan en el siguiente cuadro (Fuente: Estrategia de Nutrición de UNICEF 2020-2030). 

Consecuencias e impacto de la desnutrición en la vida de los niños y niñas

La desnutrición infantil afecta no solo la salud física de los niños y niñas, sino también su desarrollo intelectual y su capacidad para contribuir al crecimiento económico de sus comunidades. 

 

Supervivencia infantil:
la desnutrición debilita el sistema inmune, aumentando el riesgo de contraer enfermedades graves como neumonía, diarrea, malaria, VIH/SIDA o sarampión. Los niños con desnutrición aguda severa tienen una probabilidad mucho mayor de morir por estas enfermedades, siendo hasta 11 veces más propensos que los niños sanos.

 

Educación:
los niños y niñas afectados por la desnutrición experimentan retrasos en su desarrollo cognitivo, lo que se traduce en limitaciones en su aprendizaje. Además, la enfermedad los lleva a ausentarse con más frecuencia de la escuela, lo que afecta inevitablemente a su rendimiento académico.

 

Herencia cultural intergeneracional:
el desconocimiento sobre nutrición de los progenitores influye directamente en la alimentación que reciben los niños, creando un ciclo intergeneracional de nutrición desequilibrada y bajo rendimiento educativo.

 

Pobreza e impacto en el embarazo y la lactancia:
las mujeres desnutridas tienen más probabilidades de dar a luz a bebés de bajo peso, lo que aumenta el riesgo de desnutrición en las siguientes generaciones. Asimismo, en caso de madres con alimentación escasa o poco variada, los nutrientes que aporta la lactancia, recomendada como mínimo hasta los 6 meses, no es suficiente para el desarrollo del recién nacido . Esto representa un desafío serio para el desarrollo y la sostenibilidad de los países, ya que perpetúa el ciclo de pobreza y desnutrición.

 

Conflictos armados y cambio climático:
las guerras y los desastres relacionados con el cambio climático agravan la desnutrición infantil al afectar la disponibilidad y accesibilidad de alimentos, así como los servicios básicos de salud y saneamiento. Esto genera inseguridad alimentaria, inflación de precios, destrucción de infraestructuras y dificultades en la entrega de ayuda humanitaria, exacerbando aún más la situación nutricional de los niños y niñas afectados.

Impacto de la desnutrición infantil en España y el mundo

Cada día mueren 13.800 niños y niñas menores de 5 años por causas evitables, con casi la mitad de estas muertes vinculadas a la desnutrición. A nivel global, la desnutrición afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo. Según la OMS, el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la nutrición es insuficiente.

Aunque ha habido avances, solo un tercio de los países está en camino de reducir la desnutrición infantil. Se estima que 39,5 millones de niños no cumplirán con los objetivos de crecimiento para 2030, y más del 80% de estos casos se concentrarán en África.

El informe de 2023 sobre desnutrición infantil de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial revela que pocos países lograrán la meta de una prevalencia del 3% de sobrepeso infantil para 2030, con solo 1 de cada 6 en camino. Además, casi la mitad de los países no evalúan el progreso en la emaciación, lo que refleja falta de seguimiento.

Situación de la desnutrición infantil en España

En España, a pesar de ser un país desarrollado, la desnutrición infantil persiste en comunidades vulnerables. Las causas incluyen desigualdades económicas, falta de acceso a alimentos nutritivos, problemas de salud, y hábitos sedentarios. Se requieren políticas que promuevan una alimentación saludable, servicios de salud accesibles, y la reducción de la desigualdad.

Mapa zonas desnutrición infantil

Regiones con mayor índice de desnutrición infantil

La desnutrición infantil es un problema global que afecta tanto a los países más pobres como a aquellos considerados ricos. Es más grave en regiones con pobreza extrema, conflictos, desastres naturales y falta de acceso a salud y alimentos, pero también refleja desigualdad en países de ingresos medios y altos. 

Algunas de las regiones con mayores índices de desnutrición infantil:

  1. Región de África subsahariana: la desnutrición infantil es especialmente grave en muchos países de esta región, incluyendo, aunque no solo, la región del Sahel (Níger, Mali, Chad, Burkina Faso) y la del Cuerno de África (Etiopia, Somalia), donde factores como la sequía, los conflictos armados y la inestabilidad política contribuyen a generar altas tasas de desnutrición.
  2. Sudeste asiático y Asia Meridional: aunque ha habido mejoras significativas todavía existen áreas con altos niveles de desnutrición, especialmente en zonas rurales y entre poblaciones marginadas. Países como India, Bangladesh, Nepal, Afganistán o Pakistán se enfrentan a desafíos considerables en la lucha contra la desnutrición infantil, especialmente en áreas rurales y entre poblaciones vulnerables. Factores como la pobreza, la falta de acceso a alimentos nutritivos y la falta de servicios de salud adecuados contribuyen a esta situación.
  3. América Latina y el Caribe: aunque la región ha experimentado avances en la reducción de la desnutrición infantil en las últimas décadas, todavía existen disparidades significativas entre países y comunidades y llaman la atención los niveles de desnutrición crónica cercanos al 40% en países como Guatemala u Honduras. La desnutrición infantil es más prevalente entre poblaciones indígenas y descendientes africanos y es especialmente preocupante el caso de Haití. 
  4. Medio Oriente y Norte de África: si bien algunos países de la región tienen altos ingresos y sistemas de salud relativamente desarrollados, la desnutrición infantil sigue siendo un problema en áreas afectadas por conflictos y crisis humanitarias, como Yemen, Siria y Gaza.

Es crucial colaborar con gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para implementar políticas y programas que aseguren el derecho a una alimentación adecuada y un desarrollo saludable para todos los niños. 

Desde UNICEF se aborda este problema de manera integral, trabajando a nivel político y creando programas que promuevan una nutrición adecuada desde la primera infancia, así como el acceso equitativo a servicios básicos de salud y educación.

Casos reales de desnutrición infantil en el mundo

Una bebé con un sobre de alimento

Cada estadística sobre malnutrición representa historias humanas que muestran su impacto devastador en los más vulnerables. Esta sección presenta casos reales de desnutrición infantil en diversas partes del mundo, ofreciendo una perspectiva personal y conmovedora de las luchas diarias de niños y sus familias.

La historia de Khadija, en Nigeria

La historia de Khadija, una niña de Nigeria, nos muestra el impacto profundo y transformador que puede tener el tratamiento adecuado en casos de desnutrición infantil. Al llegar al hospital apoyado por UNICEF, Khadija estaba en una condición alarmante, sufría una desnutrición extrema que amenazaba su vida. Su estado era tan crítico que su brazo apenas era más ancho que el dedo pulgar de su madre, una imagen desgarradora que reflejaba su lucha por sobrevivir. 

Sin embargo, gracias a la atención médica oportuna y al tratamiento con alimentos terapéuticos y medicamentos, Khadija experimentó una notable mejoría en solo 20 días. Ahora, con el alta médica, Khadija regresa a casa con su madre, llevando consigo una bolsa llena de sobres nutritivos que continuarán apoyando su recuperación. 

Desnutrición infantil, una lacra que podemos evitar

Su historia es un recordatorio poderoso del impacto positivo que pueden tener las intervenciones médicas y humanitarias en la vida de los niños afectados por la desnutrición, ofreciendo esperanza y una segunda oportunidad para un futuro más saludable.

Raneem condujo en la oscuridad hasta el hospital con su bebé de 4 meses en Yemen

Era medianoche y Raneem Hani Ahmed Hasan estaba preocupada. Sabía que tenía que hacer algo de inmediato. "Tenía tanto miedo cuando mi hijo se puso enfermo que monté en una moto a las 2 de la madrugada", recuerda. El hijo de Raneem, Sanad, de 4 meses de edad, estaba vomitando y con diarrea. "Las mujeres en nuestra ciudad normalmente no conducen motos, pero no me importaba. Tenía miedo por mi hijo y haría cualquier cosa para ayudarlo".

Raneem con su bebé de 4 meses, Sanad, en Yemen.

© UNICEF/UN0839132/Alaa Noman - YPN

Raneem condujo en la oscuridad hasta el hospital Ibn Khaldon en la ciudad de Lahij, en el sur de Yemen. Cuando llegó, Raneem descubrió qué le pasaba a su hijo. Sanad, al igual que millones de otros niños en Yemen, estaba sufriendo desnutrición aguda grave. 

Afortunadamente, el hospital cuenta con un Centro de Alimentación Terapéutica, que es apoyado por UNICEF. En el centro, los niños y sus cuidadores pueden acceder a la atención de la salud y nutricional que necesitan con urgencia.

Informes y datos relevantes sobre pobreza infantil

A continuación compartimos algunos de los informes más relevantes sobre desnutrición infantil publicados por UNICEF:


UNICEF combate los problemas de desnutrición infantil y el hambre en el mundo

Estas son algunas herramientas sencillas pero muy eficaces para detectar y tratar la desnutrición de los niños y niñas: un peso, una cinta para medir la circunferencia superior del brazo y alimento terapéutico listo para usar:

  • Facilitamos a madres e hijos la atención médica y nutricional necesaria.
  • Realizamos campañas de diagnóstico nutricional y ofrecemos tratamiento a los niños y niñas con desnutrición aguda, tanto en contextos de emergencia como de desarrollo.
  • Mejoramos los servicios de agua y saneamiento.
  • Formamos a los trabajadores de la salud y las comunidades, impulsando la prevención, la detección precoz y la promoción de hábitos de alimentación e higiene que protejan a los niños y niñas.
  • Acompañamos a los gobiernos para la implantación de sistemas de detección y prevención eficaces.

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Preguntas frecuentes sobre la desnutrición y la hambruna

  • Desnutrición crónica. Un niño que sufre desnutrición crónica tiene un retraso en el crecimiento. Es decir, su talla es inferior al estándar internacional correspondiente a su edad. Este es el tipo de desnutrición menos visible y que muchas veces no recibe atención.
  • Desnutrición aguda moderada. Un niño con desnutrición aguda moderada pesa menos de lo que corresponde con respecto a su altura. Para diagnosticarla se utiliza una cinta especial con la que se mide el perímetro del brazo. 
  • Desnutrición aguda grave. Un niño con desnutrición aguda grave tiene un peso muy inferior respecto a su altura. Su riesgo de muerte es inminente, por lo que necesita atención médica urgente.
  • Carencia de vitaminas y minerales. La desnutrición por falta de micronutrientes se manifiesta de distintas maneras. Por ejemplo, un niño que carece de vitamina A es más propenso a las infecciones y corre mayor riesgo de sufrir ceguera. Por otro lado, la falta de hierro dificulta la capacidad de aprendizaje.

Un niño con desnutrición crónica tiene menos altura de lo que le corresponde con relación a su edad. Cuando hay una falta de nutrientes continuada en el tiempo se reduce el crecimiento físico y el desarrollo mental.

Si no se previene, actuando durante el embarazo y antes de que el niño cumpla los 2 años de edad, las consecuencias son irreversibles y se harán sentir durante el resto de su vida. Una vez que un niño o niña sufre desnutrición crónica (también llamada retraso en el crecimiento) no hay tratamiento, y el desarrollo tanto físico como cognitivo se verá afectado (el niño no será tan fuerte, sano e inteligente como hubiera podido ser).

Un total de 149 millones de niñas y niños sufren desnutrición crónica en el mundo. En África y Asia viven más de 9 de cada 10 niños con retraso en el crecimiento.

Seguro que más de una vez te has preguntado por qué sigue habiendo hambre en el mundo si hoy en día producimos suficientes alimentos para abastecer a toda la población; por qué, a pesar del trabajo de las organizaciones humanitarias durante tantos años, se repiten emergencias nutricionales como las que amenazaron la vida de millones de niños en Sudán del Sur, Yemen, Nigeria, Somalia o en el Cuerno de África.

No hay una única explicación: los conflictos, la variabilidad y las condiciones extremas del clima, las desaceleraciones y los debilitamientos de la economía (agravados por la pandemia de la COVID-19) son importantes factores causantes de inseguridad alimentaria y malnutrición. Su frecuencia y su intensidad siguen aumentando y cada vez más se suelen presentar juntos varios de estos factores.

El aumento de los desastres naturales -como inundaciones, ciclones y sequías- tiene un impacto negativo a largo plazo en la producción agrícola, lo que conduce a una subida de los precios de los alimentos. Las familias que no pueden asumir este coste no tienen capacidad para cubrir sus necesidades nutricionales, por lo que las tasas de desnutrición crecen, sobre todo entre los niños.

Además, el cambio climático también afecta a la disponibilidad de agua potable, con el consiguiente aumento de enfermedades como el dengue, la diarrea o el cólera, que causan millones de muertes infantiles año tras año.