Somalia: las inundaciones podrían afectar a 1,6 millones de niños y familias

Calles inundadas en Somalia
Declaraciones de la representante de UNICEF en Somalia, Wafaa Saeed, hoy en el Palacio de las Naciones en Ginebra 

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GINEBRA/MOGADISCIO, 30 de mayo de 2023 – “En septiembre del año pasado, me presenté aquí para informarles sobre el impacto devastador que la sequía en Somalia estaba teniendo en los niños, las niñas y sus familias. Somalia había atravesado cinco temporadas consecutivas de lluvias escasas y se enfrentaba a una sexta temporada.

Afortunadamente se ha evitado la declaración de hambruna que se pronosticó el año pasado, y que habría sido una confirmación de nuestros peores temores para los niños y niñas.

Sin embargo, y en una ironía amarga e inesperada, la llegada de las lluvias ha traído miseria para muchos niños, niñas y familias. Las inundaciones de este año ya han desplazado a más de 400.000 personas. Los aliados humanitarios prevén ahora que, si continúan las lluvias intensas en Somalia y en las tierras altas de Etiopía durante la temporada actual, las inundaciones podrían afectar a hasta 1,6 millones de personas.

La semana pasada estuve en un pueblo llamado Beletweyne, en la región de Hiran, donde las inundaciones han desplazado a casi el 90% de los residentes. Las familias desplazadas por las inundaciones tienen un acceso limitado a necesidades básicas como alimentos, agua potable y refugio. Algunas de las familias a las que conocí, que actualmente viven en albergues temporales, me dijeron que están acostumbradas a las inundaciones, pero nunca a esta escala o severidad; sus casas y letrinas han quedado dañadas, las escuelas y los centros sanitarios cerrados, han perdido sus ingresos diarios, y algunas están volviendo a saltarse comidas o a pedir préstamos en las tiendas.
En torno a 12 aldeas se encuentran completamente aisladas y solo se puede llegar en barco. El Gobierno local y las agencias humanitarias, incluida UNICEF, ya están dando apoyo, pero el nivel de necesidades es mucho mayor.

Con tanto sufrimiento protagonizando los titulares de los medios de comunicación a nivel global, la atención del mundo se ha desviado, y esto irá en detrimento de los niños y niñas en países como Somalia. Mientras nos acercamos a junio, el Plan de Respuesta Humanitaria de Somalia solo está financiado en un 26%. En concreto, el apartado de agua, higiene y saneamiento del plan está financiado en un 11%, lo que pone en peligro el suministro de agua potable y saneamiento en un momento de alto riesgo de brotes de enfermedades como el cólera y la malaria.
Entonces, ¿qué nos dice la situación en Somalia?

Primero: nos revela que la historia de Somalia, y el desafío al que se enfrenta una generación de niños y niñas que crecen en el país, no se trata simplemente de sequías o inundaciones; es una emergencia climática. Las comunidades de Somalia son las que menos han contribuido al cambio climático; sin embargo, las sequías y las inundaciones son cada vez más frecuentes y más severas, y han erosionado los mecanismos de supervivencia de las personas.

Segundo: la financiación humanitaria debe anticiparse y ser flexible para abordar las necesidades inmediatas que salvan vidas e ir más allá para fortalecer la resiliencia de las comunidades. La financiación humanitaria también debe ir acompañada de inversiones en soluciones a largo plazo y localización. La comunidad internacional debe ayudar a Somalia a acceder a financiación climática, invertir en medios de subsistencia y promover la adaptación climática, para dar a las comunidades la oportunidad de salir de esta espiral de una crisis humanitaria tras otra. Los aliados nacionales, el Gobierno y las ONG locales, deben estar al frente de la respuesta porque son los primeros en responder y tienen mejor acceso a las personas vulnerables.

Tercero: nos muestra que, por más desafiante que sea, el éxito en Somalia es posible. Aunque inicialmente tardó en responder, la comunidad internacional acudió en ayuda de Somalia cuando la hambruna amenazó con vencer al país y revertir años de arduo trabajo. Las organizaciones de ayuda intervinieron aumentando sus esfuerzos y se evitó la hambruna. Hay imperativos morales -y estratégicos- para mantener ese éxito.

Ahora es el momento de que la comunidad internacional mantenga su apoyo, lo aumente y no se desconecte. Somalia y otros países de esta región están a solo una temporada de lluvias fallida de distancia de otra catástrofe humanitaria, y, una vez más, afectará a la vida y el futuro de los niños y niñas”.

Para colaborar con el trabajo de UNICEF en emergencias: https://www.unicef.es/causas/emergencias/fondo-emergencias

Acerca de UNICEF 
UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos. 

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Belén de Vicente
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