6 formas en que las armas explosivas amenazan a los niños
Cada vez más, los conflictos armados golpean las ciudades y otras zonas pobladas. Los niños cargan con las peores consecuencias el resto de sus vidas
07/04/2022
Las armas explosivas matan o hieren a miles de civiles cada año, durante y después de los conflictos armados. Los niños representan aproximadamente la mitad de las víctimas de artefactos explosivos. Son vulnerables por numerosas razones.
Estas son las 6 formas en que las armas explosivas amenazan a los niños y niñas:
1. Los ataques aéreos, bombardeos y artefactos explosivos improvisados matan a los niños o les ocasionan graves heridas que afectan sus vidas para siempre.
2. Los niños que sobreviven a los ataques, aunque no les queden lesiones físicas, corren un alto riesgo de sufrir traumas.
3. La destrucción y los daños que se producen en las escuelas, hospitales y en las instalaciones de agua y saneamiento, amenazan la salud y el futuro de los niños.
4. La ayuda humanitaria no puede llegar a los niños cuando las bombas, los cohetes y las minas terrestres impiden el acceso.
5. Las armas explosivas bloquean las rutas de escape y causan desplazamientos masivos de población.
6. Una vez que terminan los conflictos, las armas sin estallar pueden seguir causando muertes o lesiones en los años posteriores.
Más del 90% son víctimas civiles
Cuando se utilizan armas explosivas en ciudades o zonas pobladas, más del 90% de las víctimas que ocasionan son civiles, muchos de ellos niños, niñas o sus padres.
Los niños que consiguen sobrevivir, pueden sufrir importantes lesiones físicas y traumas psicológicos. Pérdida de la visión o de la audición, incluso de las extremidades, y casi todos necesitan apoyo psicosocial inmediato y sostenido en el tiempo.
Esto si hablamos de las consecuencias directas que acarrea la utilización de armas explosivas. Pero los niños también están expuestos a los graves daños que causan las armas explosivas de forma indirecta.
Por ejemplo, la destrucción de una infraestructura que es vital, como los sistemas de agua y saneamiento, hospitales y escuelas, lo que conlleva la interrupción de los servicios esenciales, indispensables para la vida de cualquier niño.
20 veces más probabilidades de morir
Al verse obligados a abandonar sus hogares o expuestos a brotes de enfermedades como consecuencia de la falta de acceso a esos servicios básicos, las amenazas que los niños ya enfrentan de forma directa se magnifican.
En los conflictos prolongados, por ejemplo, los niños tienen 20 veces más probabilidades de morir a causa de enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento inseguros que por la violencia.
Durante los conflictos, los niños y los servicios básicos de los que dependen deben ser protegidos.
A su vez, las minas terrestres y otros restos de guerra sin detonar representan una amenaza persistente. Incluso después de que el conflicto disminuya, las minas terrestres y las municiones sin detonar o abandonadas —los llamados restos de guerra— pueden causar muertes y lesiones a la población en los años venideros.
Zainab y el instante que cambió su vida
© UNICEF/UN0611992/Ibarra Sánchez
Zainab, de 14 años, tiene buenos recuerdos de su infancia en Basora, Irak. Pero hay un día del año 2020 que su memoria no consigue recuperar: el instante en que su vida cambió para siempre.
Estaba con su hermano y su madre en las afueras de su ciudad, recolectando verduras y restos de metales para vender. "Entonces algo sucedió, pero no lo recuerdo", cuenta con la voz entrecortada.
Una pieza de munición que no había detonado previamente, estalló. Zainab recuerda el calor que produjo esa explosión, y despertarse en un hospital cinco días después, con quemaduras en su cuerpo, cegada por la metralla que se había incrustado en sus ojos.
"Cuando me desperté, me contaron que hubo una explosión a mi lado. Que mi madre falleció. Cuando pienso en ella, me pongo a llorar. Perdí mis ojos, a mi madre. Ella lo era todo en mi vida".
Anhela que su vista regrese, para poder ver los rostros de su padre, sus hermanos y sus tíos. Sueña con convertirse en doctora.
Antes del accidente, Zainab estaba en la escuela, en 6º. Le gustaría volver, pero el sistema educativo en Irak no está adaptado para atender a los niños con una discapacidad como la suya.
Aleksey se enfada hasta que rompe a llorar
© UNICEF/UN0150855/Gilbertson VII Photo
En 2017, en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, Aleksey, de 14 años, perdió un pulgar y dos dedos cuando una granada que se encontró estalló en su mano.
"No estaba seguro de qué era esa cosa. Parecía que podía ser un bolígrafo", cuenta. "Mi primera sensación fue shock y dolor. Miré hacia abajo y vi que los dedos colgaban de mi mano".
Esta situación ha cambiado radicalmente la vida de Aleksey, que ya no puede hacer las actividades que hacía antes. "No puedo cortar la madera, es difícil pescar y tampoco puedo colocar las trampas para atrapar animales. A veces me enfado hasta el momento en que rompo a llorar", lamenta.
La utilización de armas explosivas pone en peligro el cumplimiento de los derechos fundamentales de los niños y niñas.
Desde UNICEF hacemos un llamamiento para que se evite el uso de estas armas en las zonas pobladas y que se proteja de todo daño a los niños y niñas que viven en situaciones de conflicto. Es prioritario, incluso en esas circunstancias, salvar y proteger la vida de los niños.
Emergencia Ucrania.
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