Un viaje de 8 semanas entre la muerte y la vida en Sudán del Sur.
Nos encontramos en medio de una crisis sanitaria mundial debido a la COVID-19, y existe mucha incertidumbre y sufrimiento a nuestro alrededor, pero también hay historias increíbles de esperanza y supervivencia. ¡Motivos para sonreír!
En UNICEF conocemos todos los días historias de niños y niñas que estaban al borde del abismo y consiguen recuperarse. Gracias a nuestra ayuda, gracias a tu ayuda, gracias a sus ganas de vivir. La de Adut es una de esas historias.
Adut observa cómo otros niños de su edad corren por su casa en Sudán del Sur. Ya no puede jugar con ellos. Ni siquiera puede mantenerse en pie sola, necesita apoyarse en algo. Tiene solo 14 meses y Adut ya ha tenido varias veces malaria, lo que ha mermado su apetito y su capacidad para absorber nutrientes. Cada bocado es una lucha.
Preocupados por su estado de salud, los padres de Adut la llevan al centro más cercano a su pueblo en Aweil, noroeste de Sudán del Sur. Nuestra nutricionista, Jesca Wude, examina a Adut con delicadeza en busca de signos de desnutrición. Usa una cinta métrica especial, con la que mide la circunferencia de la parte superior de su brazo. Sale claramente el color rojo, lo que significa que tiene desnutrición grave. Cuando la suben a la balanza, apenas alcanza los 6,5 kilos, el peso que debería tener si tuviera 7 meses, no 14.
Sin un tratamiento urgente, la desnutrición aguda grave puede llegar a ser mortal para los niños y niñas. Los pequeños no solo se irán consumiendo, sino que sus debilitados cuerpos no podrán si siquiera enfrentarse a las enfermedades más simples.
Somos el mayor proveedor de alimento terapeutico
Adut empieza a recibir alimento terapéutico listo para su consumo durante tres veces al día. En UNICEF somos el mayor proveedor de alimento terapéutico. Proporcionamos entre el 75% y el 80% de los suministros mundiales. Se trata de una pasta de cacahuete enriquecida con vitaminas y minerales especialmente diseñada para el tratamiento infantil de la desnutrición aguda. Tiene un sabor dulce, lo que hace que sea más fácil de comer para niños como Adut, que a menudo no tienen mucho apetito.
La desnutrición es la causa de cerca de la mitad de todas las muertes de niños menores de cinco años (3 millones de niños cada año) y afecta a 1 de cada 3 niños en todo el mundo.
Después de cinco semanas en nuestro programa de nutrición, Adut ya parece más saludable y feliz, y está más activa. Para que niños como Adut se recuperen de la desnutrición aguda grave, normalmente se necesitan de 6 a 8 semanas de tratamiento y atención especializados.
El padre de Adut, William, está muy contento de ver cómo mejora cada día. Ha estado muy preocupado por ella. "A veces no duermo, solo pienso ¿cómo puedo ayudar a Adut? Ella será la última. Tenemos ocho hijos en total y ella es la última, pero es tan especial como el primero", nos cuenta.
Adut se ha recuperado en 2 meses
Adut ha completado las 8 semanas de tratamiento. Ha recorrido un largo camino hasta aquí y ahora puede caminar por casa sin aferrarse a nada ni a nadie. “Su cuerpo y su rostro están sanos ahora y ya no tiene más enfermedades. Verdaderamente se mueve sin ningún problema”, nos explica su mamá, Angelina, mientras achucha a Adut y le planta un cariñoso beso en sus mejillas regordetas. “Ahora que está sana, es muy juguetona. Entra y sale de casa cuando quiere, y le puedes mandar a que te traiga algo, que vendrá con ello”.
Nuestra nutricionista se ha quedado las ocho semanas con Adut y ha notado un gran cambio. “Además de subir de peso, su color de pelo ha vuelto a la normalidad y su piel está más brillante. Camina y sonríe con mucha más frecuencia”, explica Jesca. El padre de Adut está convencido de que a su hija le irá bien en la vida ahora que está bien. “Algún día será ministra, o incluso primera ministra. ¿Por qué no?".
En 2020, se estima que unos 268.000 y niñas niños menores de cinco años sufrieron desnutrición aguda grave en Sudán del Sur. Desde UNICEF, con el apoyo de nuestros aliados, tratamos a cerca de 200.000. Además, suministramos suplementos de vitamina A a unos 1,7 millones de niños e impartimos cursos sobre nutrición a 1,6 millones de padres, madres y cuidadores de bebés.
La lucha de UNICEF contra la desnutrición en medio de la COVID-19
La pandemia de COVID-19 ha desencadenado una crisis sanitaria, humanitaria, socioeconómica y de derechos humanos de dimensiones mundiales sin precedentes, que ha agravado la vulnerabilidad de los niños afectados.
El coronavirus no ha hecho más que empeorar la crisis nutricional que ya existía. Hasta noviembre del año pasado los casos de desnutrición aguda infantil en el mundo habían aumentado un 14%, lo que podría traducirse en más de 10.000 muertes adicionales al mes, sobre todo en África subsahariana y Asia meridional.
En UNICEF no nos hemos quedado de brazos cruzados y trabajamos contrarreloj para evitar que la situación empeore:
- En 2020 tratamos a casi 5 millones de niños y niñas contra la desnutrición aguda grave en 70 países. Nuestro objetivo para 2021 es incrementar esta cifra y llegar con tratamiento a 6,3 millones de niños.
- También el año pasado, trabajamos para prevenir el retraso en el crecimiento y otras formas de malnutrición, llegando a 244 millones de niños y niñas.
- Desde el inicio de la pandemia, hemos apoyado a los gobiernos nacionales para mantener los servicios de nutrición para niños y adolescentes en edad escolar. En 2020, cerca de 25 millones de alumnos se beneficiaron de los programas de prevención de la anemia, que combinan asesoramiento y educación nutricional, suplementación con hierro y otros micronutrientes esenciales, y profilaxis antiparasitaria.
- De enero a septiembre de 2020, asistimos al Programa Mundial de Alimentos para que más de 13 millones de alumnos siguieran recibiendo sus menús durante el cierre de las escuelas. Se calcula que unos 370 millones de niños en todo el mundo, muchos de los cuales dependen de los menús escolares como fuente clave de nutrición diaria, se han perdido el 40% de dichas comidas de promedio, desde que las aulas cerraron por las restricciones derivadas de la pandemia.
Juntos podemos reimaginar un mundo mejor para los niños, un mundo donde todos sus pequeños estómagos estén llenos.