El poder del deporte en la transformación de la vida de los niños
Kayla juega al fútbol durante uno de los programas de deporte para el desarrollo de UNICEF. © UNICEF/UNI548781/Bothma
26/07/2024
Fútbol, baloncesto, hockey y muchos otros, estos días parece que solo se habla de deportes. Inundan los espacios informativos y los salones de millones de espectadores en todo el mundo.
Con el inicio de los Juegos Olímpicos en París, el mundo entero participa del espíritu de un evento único, en el que destaca el poder transformador del deporte en la vida de las personas.
Informal, organizado o competitivo, el deporte puede unirnos en un objetivo común: cambiar la realidad de millones de niños y niñas. En UNICEF hemos visto cómo el deporte se puede utilizar de manera efectiva para conseguir un desarrollo sostenible y objetivos globales.
El deporte puede enseñar habilidades para la vida, promover la salud física y mental, mantener a los niños y niñas en la escuela y en lugares seguros, fomentando la inclusión y los derechos de toda la infancia, incluido el derecho al juego.
Los Juegos Olímpicos de París son un momento clave para aunar esfuerzos y que el deporte sirva para bien.
¿Qué es el deporte para UNICEF?
Para UNICEF, el deporte es un valioso instrumento de educación para la paz y en valores, ya que fomenta el trabajo en equipo, la solidaridad y el respeto por las normas.
En los países donde los niños sufren pobreza, enfermedades o conflictos armados, la práctica de deportes como el fútbol y la educación física estimulan su reinserción escolar y el desarrollo social, y constituyen una excelente herramienta de ayuda para su adecuada evolución física y emocional.
Además, está reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea de Naciones Unidas de 1989, en cuyo artículo 31 establece el derecho de los niños y niñas al descanso, al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas, así como su derecho a participar en la vida cultural y artística.
"El fútbol me ayuda a olvidar"
Abdul jugando al fútbol en su colegio junto a otros compañeros y compañeras. Practicar deporte le ayuda a superar experiencias traumáticas vividas en el pasado. © UNICEF/UNI427724/Rutherford
Masereka Abdul es un chico de 16 años, de Uganda. Nos cuenta su vivencia personal desde que comenzó a practicar deporte en su comunidad.
El deporte ha ayudado a cambiar su vida, hacerlo más seguro. Ha vivido momentos muy difíciles en su país y necesita un respiro que encuentra en el fútbol. Lo practica durante las pausas para la comida mientras está en el colegio.
Abdul cuenta que sus amigos y familiares murieron en un ataque y él solía jugar al fútbol con ellos. Ahora, "practicar deportes como el fútbol me ayudan a olvidar... me hace más fuerte y me ayuda a despejar mi mente".
Para contribuir al bienestar de los niños y jóvenes, UNICEF distribuyó balones para jugar al fútbol y al baloncesto en las escuelas, como la de Abdul.
Derechos de la infancia en el deporte
Si tuviéramos que destacar algo de lo que aportará el deporte en este siglo además de los títulos conseguidos, las marcas batidas, los aficionados emocionados, las inversiones realizadas, la cobertura informativa efectuada, etc., sería, sin duda, su contribución al desarrollo de las personas y de las sociedades.
Si éstas se entregan a cambios cada vez más complejos y vertiginosos, en los que se unen las enormes posibilidades de interconexión entre todos los puntos del planeta junto con el agravamiento de algunas de las injusticias más flagrantes, el deporte no puede permanecer ajeno y deberá integrar junto con el avance de sus disciplinas y métodos la decisiva contribución social en la construcción de un mundo apropiado para la infancia.
Y este no puede ser otro que aquel en el que los derechos de la infancia se vean cumplidos en cada niño y en cada niña. Salud, convivencia y solidaridad, un gran reto para el deporte del siglo XXI.
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