En Suazilandia las abuelas soportan la carga del SIDA
A sus 64 años, Evelyn Sikholiwe Simelani debería estar disfrutando de los beneficios por su edad avanzada. Ella esperaba que su hija pudiera ayudarle a tener un retiro agradable, darle seguridad económica y apoyo emocional. Sin embargo, su hija se encuentra en la cama, así que Simelani debe cuidar a dos de sus siete nietos
En Suazilandia, como en el resto del sur de África, el SIDA hace que las abuelas sean quienes tengan que soportar esta carga. “Es doloroso que a mi edad tenga que volver a educar y cuidar de los más pequeños”, dice la Sra. Silemani desde su pequeña granja en el distrito rural de Bruseleni. “Intento cuidarles de la mejor manera posible”.
Pero eso, a menudo, no es suficiente. La Sra. Salemani gana algo de dinero para su familia, trabajando en un cultivo que es propiedad el líder local tradicional. Y apenas puede reunir lo suficiente para tener una comida diaria.
“Ellos no tienen la energía o las fuentes de financiación para poder apañárselas”, dice el Asesor Regional de UNICEF sobre la Infancia Vulnerable y Huérfana, Stanley Phiri. El seguro social que antiguamente les daba a los abuelos algún tipo de seguridad, ha sido extinguido a causa del SIDA, añade.
Número de huérfanos en ascenso
Las cifras en Suazilandia son asombrosas. Dos tercios de la población viven en situación de pobreza, la mayoría en áreas rurales, y la desnutrición crónica afecta a un 40 por ciento de los menores. El país tiene elporcentaje más alto de gente con VIH en todo el mundo, y casi el 39 por ciento de la población con edades entre los 15 y los 49 años vive con el VIH. En tan sólo cinco años, el SIDA ha contribuido a reducir la esperanza de vida, de los 58 a los 39 años.
Para Evelyn Simelani y otras abuelas del país que cuidan a sus nietos y nietas, UNICEF ha establecido los puntos de apoyo en el vecindario, desde donde brindan la ayuda necesaria y actúan como una familia extensa.
En un país con alrededor de un millón de habitantes, una de cada cinco personas contaminada sido infectada por el virus. Desde el año 2000, el número de huérfanos ha alcanzado casi la cifra de 100.000 niños y niñas, la mayoría (unos 60.000) a causa del SIDA, y según ONUSIDA, ese número seguirá creciendo.
Ahora es la generación de más edad la que tiene que cuidar a los hijos de sus hijos. Los tíos, tías, sobrinos y los amigos de la familia han intentado quedarse con estos huérfanos, pero a menudo dependen de las abuelitas –o Gogos, como se las conoce afectivamente.
Centros de atención vecinales
Para la Sra. Simelani y muchos como ella, los centros de atención vecinales suponen un gran alivio. Celimphilo, su nieto de tres años, ha sido atendido en uno de esos centros durante casi un año, y es uno de los 30.000 niños que se ha beneficiado de este servicio.
La estructura de ladrillo rojo que se encuentra a varios kilómetros de su casa, es un centro de apoyo para los huérfanos y la infancia vulnerable. Allí, los niños y niñas de diferentes edades reciben una educación básica y dos comidas al día, y además pueden jugar y aprender en seguridad.
UNICEF ha ampliado rápidamente la cantidad de estos centros durante los últimos años, y el concepto del centro de apoyo como un tipo de familia extensa, ha cautivado la imaginación del gobierno y de la gente. Dado el masivo número de huérfanos que viven en este pequeño país, hacer que este concepto funcione será crucial para el futuro del país.