Esperando frente al VIH en Lesoto
Las clínicas que reciben apoyo de UNICEF ofrecen esperanzas a los habitantes de Lesoto que viven con el VIH/SIDA. En Lesoto el SIDA es más que una epidemia: en un país donde casi la cuarta parte de la población adulta vive con el VIH, prevenir la transmisión de madres a hijos y proporcionar tratamientos pediátricos contra el VIH a los más pequeños es crítico para asegurar la simple existencia de futuras generaciones
Kananelo, de siete años de edad, llega acompañado por su abuelo al Centro Clínico Pediátrico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Baylor, en la capital de Lesoto, un país con un elevado nivel de pobreza y una de las tasas de VIH/SIDA más altas del mundo.
Hace algo más de un año, la familia de Kananelo se enteró de que el niño vivía con el VIH. Kananelo es huérfano de madre, ya que ésta murió de SIDA cuando el niño tenía seis años de edad. Ahora es su abuelo quien le acompaña en el viaje de 30 km. hasta la clínica.
"Tratamos a cualquier persona que entre a nuestra clínica", explica la Dra. Kathy Ferrer, Directora Adjunta de la Clínica. "No es necesario que el paciente nos haya sido remitido. Cualquier persona puede entrar directamente de la calle, y no cobramos por ninguno de nuestros servicios".
La prevención del contagio del VIH de la madre al hijo tiene una importancia fundamental en un país donde casi una cuarta parte de la población adulta está infectada con el virus. De todos los niños que nacen con el VIH y que no reciben tratamiento, la mitad muere antes de cumplir dos años de edad.
Abundantes recursos en un país pobre
De no haber existido el centro clínico de Baylor, Kananelo sería otro trágico dato estadístico. Cuando llegó a ese establecimiento, su sistema inmunológico ya estaba fallando y padecía una infección pulmonar. Debido a que su familia carecía de medios para pagar el tratamiento, el niño fue remitido a la clínica, donde se le examinó y comenzó a tratar con medicamentos antirretrovirales.
"Es un niño muy saludable, y ya no tiene problemas. En general, Kananelo es como cualquier otro niño", comenta el Dr. Lineo Thahane.
A los abuelos de Kananelo, que afrontan cada día el desafío que significa criar un niño de corta edad, les encanta que su nieto haya recuperado su vitalidad.
"Este país es tan pobre que no nos puede ofrecer mucho, pero los beneficios que nos brinda la clínica son maravillosos", afirma el abuelo de Kananelo, Peter Phushi Mashia.
Servicios a escala nacional
UNICEF se ha comprometido a garantizar que los efectos beneficiosos del Hospital Baylor puedan aplicarse en todo el sistema de atención de la salud de Lesoto, de manera que se puedan prestar servicios similares en las zonas rurales, capacitar a un número mayor de agentes sanitarios e incorporar el tratamiento de los niños y niñas con el VIH en los programas sanitarios comunitarios.
El éxito del tratamiento que reciben los niños y niñas como Kananelo garantiza la difusión de importantes mensajes entre la población.
"Todos ven que estos niños crecen, aumentan de peso y vuelven a la escuela", explica la Dra. Ferrer. "Creo que una de las contribuciones más importantes que realizamos consiste en darle esperanzas a la gente a la que le prestamos servicios. De esa manera se difunde nuestro mensaje y aumenta el número de niños y niñas a los que se les hace la prueba del VIH y otros exámenes médicos".