Haití: "Pensé que era el fin para mi"
Estremecen las palabras de Jean, de solo 9 años, cuando habla de la violencia en Haití y el horror al que están expuestos los niños que han tenido que huir de sus hogares.
Niños y niñas que han tenido que huir de sus hogares por la violencia. Participan en actividades y juegos organizados para ayudarles a superar las terribles experiencias vividas. © UNICEF/UNI547471/Joseph
"Mi barrio era muy tranquilo" afirma Jean* de 9 años, mientras recuerda cómo se desarrollaba la vida en Savane Pistache, Puerto Príncipe, capital de Haití. "Podía ir a la escuela, al médico cuando estaba enfermo. Podía jugar con mis amigos y comer todo lo que quería".
"Pero todo cambió de la noche a la mañana".
Cuenta que estaba jugando con algunos amigos cerca de su casa cuando oyó ruidos muy fuertes y muy cerca. Seguramente no eran disparos, pero cada vez se oían más cerca y decidió volver a su casa para ver qué estaba pasando.
"Vi el humo que subía hasta el cielo. Las casas en el barrio se estaban quemando. Solo podíamos escapar por la puerta de atrás. Todo ocurrió tan rápido que no pudimos coger nada antes de salir".
Historias como esta de Jean ya son dramáticamente habituales en los últimos meses en Haití. La violencia armada ha barrido Puerto Príncipe recayendo también en el departamento de Artibonito y alrededores, forzando a miles de niños, niñas y sus familias a huir en busca de un lugar más seguro.
"Cuando salimos del barrio, vimos gente herida tirada en el suelo cubierta de sangre. Estábamos en medio de la calle y no sabíamos qué hacer", dice Jean. "Para escapar del peligro encontramos un lugar en una colina. Allí pasamos la noche aunque no pudimos pegar ojo".
Al día siguiente, Jean y su familia continuaron su viaje, pero no sabían a dónde ir. "Había tanta gente en la misma situación que nosotros. Ver a todas esas personas acarreando bolsos con sus pertenencias, huyendo de sus barrios, era bastante extraño".
La familia de Jean encontró un refugio pero estaba saturado de gente y no pudieron quedarse, así que continuaron la búsqueda de un sitio seguro para resguardarse.
"Yo iba descalzo por la calle, tenía hambre y sed. Pensé que era el fin para mi".
De mal en peor
Los primeros meses de 2024 se han caracterizado por un significativo deterioro en las condiciones de seguridad de las familias provocado por las protestas que se extienden por el país.
La escalada de la violencia armada en Haití ha transformado los parques infantiles, las escuelas y las viviendas familiares en zonas de guerra, principalmente en distintos puntos de Puerto Príncipe. También ha provocado la restricción del acceso a la ayuda humanitaria, con un impacto muy importante en los 5,5 millones de haitianos que se estima que necesitarán ayuda a lo largo de este año.
La familia de Jean ha podido conseguir otro refugio, pero no tenía espacio suficiente para todos. "Fue muy duro", dice el niño. "Fue duro ver a mi padre, mi hermano mayor y mi tío salir en busca de otro sitio. Yo me quedé, con mi madre, mis hermanas, mi abuela y mi tía".
Afortunadamente no tardaron en encontrar un lugar para quedarse. Aunque unos días después recibieron una noticia terrible: el padre había vuelto al antiguo barrio para intentar recoger algunas de sus pertenencias y allí descubrió que su hogar estaba destruido. Se habían quedado sin nada.
"Me dijo que nos habían quemado la casa y la escuela", cuenta Jean.
Un lugar seguro
Niños y niñas muestran sus dibujos, creados en las actividades psicosociales y educativas organizadas por APADEH, en colaboración con UNICEF, en una escuela de Puerto Príncipe, Haití. © UNICEF/UNI557180/Erol
Decenas de miles de niños y niñas en Haití están viviendo situaciones que ningún niño debería experimentar jamás: el miedo a la separación de sus familiares, caminar por las calles esquivando los cuerpos que están allí tirados, escuelas quemadas y últimamente el riesgo de ser asaltados o acabar muertos mientras buscan un lugar seguro para refugiarse.
En este contexto, estamos trabajando con nuestros aliados en el país para establecer espacios amigos de la infancia: lugares donde los niños y niñas ven cubiertas sus necesidades básicas de nutrición, salud y protección, al tiempo que ven garantizado su bienestar emocional, social y educativo. Estos espacios, que también cuentan con equipos móviles, proporcionan a los niños y niñas desplazados acceso a actividades que les ayudan a superar estas terribles experiencias y les da una cierta sensación de normalidad y rutina, fundamentales para su desarrollo.
Jean nos dice que está triste porque no puede ver a su padre y a su hermano mayor, y tampoco puede ir a la escuela. "No como ni duermo bien, pienso mucho en mis amigos. Dormimos aquí donde las condiciones no son buenas. Pero disfruto de las actividades y juegos que se organizan en este sitio. Aprendo cosas nuevas y tengo nuevos amigos".
Los niños y niñas de Haití necesitan una paz duradera que les permita regresar a sus comunidades, escuelas y recuperar sus vidas que se han detenido en busca de seguridad.
"Quiero irme a casa con mi familia", nos dice Jean, "quiero volver a la escuela porque mi sueño es convertirme en médico y cuidar de los niños que sufren".
La respuesta de UNICEF a los niños y niñas de Haití
Estamos trabajando con el gobierno y nuestros aliados para mantener, a nivel nacional, regional y de barrio o comunidad, los servicios básicos para los niños y las familias, particularmente en las zonas más inseguras.
Este año, 2024, nuestro plan es llegar a cientos de miles de niños y niñas para cubrir algunas de sus necesidades más urgentes:
- 650.000 niños y mujeres con atención primaria de la salud.
- 330.000 niños, adolescentes y sus cuidadores con atención psicosocial y cuidados de su salud mental.
- 104.000 niños y niñas con tratamiento contra la desnutrición aguda grave.
- 500.000 niños y niñas con acceso a educación, formal o informal.
*El nombre ha sido cambiado por razones de seguridad.
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