Indonesia: más de 1 millón de niños y sus familias con ayuda 1 año después
Nuestra labor en los próximos meses y años se centrará en construir hogares y escuelas permanentes.
30/09/2019
Dejó más de 2.000 muertos, 4.400 heridos, 172.000 desplazados, 110.000 casas dañadas o destruidas… Hace un año, un potentísimo terremoto, seguido de un tsunami como no se recordaba desde 2004, dejó un reguero de destrucción en la isla de Célebes (Indonesia).
Desde entonces hemos ayudado a más de 1,3 millones de niños y sus familias con agua potable, nutrición, salud, educación y protección. Y también les hemos llevado sonrisas. Como la de la pequeña Novia, de 5 años, en la foto de arriba.
En UNICEF trabajamos desde el primer momento para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y proteger a los 525.000 niños y niñas damnificados, e iniciar el camino de la reconstrucción. Junto a nuestros aliados, apoyamos a las autoridades locales con servicios urgentes, como:
- Vacunar a más de 776.000 niños contra el sarampión y la rubeola.
- Dar acceso a agua potable a más de 450.000 personas y servicios de saneamiento e higiene a unas 320.000.
- Prestar apoyo psicosocial a 21.000 niños y jóvenes que sufrían un trauma tras el desastre.
- Formar a unos 72.000 padres sobre alimentación infantil para garantizar que sus hijos siguiesen teniendo una nutrición adecuada.
- Contribuir a la reunificación familiar de 49 niños que habían quedado solos.
Terremoto en Indonesia: reconstrucción y resiliencia
Para fortalecer la resiliencia y garantizar una mejor protección ante posibles futuras situaciones de emergencia, durante este último año los trabajadores sociales han recibido formación sobre apoyo psicosocial y reunificación familiar, y los trabajadores sanitarios sobre nutrición infantil y gestión de enfermedades infantiles.
“En un país propenso a sufrir desastres naturales, es fundamental trabajar juntos para ayudar a los niños más vulnerables. Pero es incluso más importante construir un mundo que sea realmente resiliente y que proteja a sus habitantes más valiosos, los jóvenes”, asegura nuestra representante en Indonesia, Debora Comini.
Más recientemente, con apoyo del Gobierno, hemos evaluado la seguridad de las escuelas en cerca de 1.200 edificios, de los que 135 fueron declarados seguros. Esto significa que todavía hay un gran número de centros no seguros por sufrir daños –desde leves hasta muy graves– y miles de niños siguen estudiando en escuelas temporales.
En los próximos meses y años, una acción fundamental de todos los aliados será construir hogares y escuelas permanentes. También es muy importante garantizar que, en esos edificios permanentes, los niños tengan acceso a una educación de calidad y soluciones sostenibles en materia de atención sanitaria y saneamiento seguro.