La falta de acceso a las zonas afectadas por el conflicto obstaculizan las labores de socorro de UNICEF en Somalia
Las condiciones de seguridad de Somalia, así como la situación de los niños, niñas y familias en materia de salud y protección, han empeorado constantemente desde principios de 2007. Pero en las últimas semanas, la crisis se ha agravado aún más debido al recrudecimiento de la violencia en la capital, Mogadishu, y en las zonas vecinas. El costo social de la crisis es enorme
UNICEF, otros organismos de las Naciones Unidas y sus aliados tienen serias dificultades para ayudar a la población vulnerable debido a la falta de acceso a la ciudad y a quienes huyen de ella.
"La actual situación enMogadishu es la más difícil que se haya vivido en Somalia en los últimos 16 años", afirma Christian Balslev-Olesen, Representante de UNICEF en Somalia. "Nuestro personal ni siquiera puede llegar a nuestro depósito en Mogadishu", explica el Sr. Balslev-Olesen. "Millares de personas huyen de la ciudad, y no podemos satisfacer ni siquiera sus necesidades más elementales en materia de alimentación, vivienda, protección y servicios sanitarios".
Preocupación ante posibles brotes de cólera
Las personas desplazadas son en su mayoría niños, niñas y mujeres. Uno de las principales preocupaciones sobre la salud de los somalíes desplazados es un brote de cólera que se ha producido recientemente. En los últimos dos meses, UNICEF ha registrado unos 17.000 casosde esta enfermedad mortal, transmitida a través del agua.
"UNICEF trata por todos los medios de que las comunidades afectadas cuenten con agua potable clorada, además de recibir información sobre el peligro del cólera", comenta el Sr. Balslev-Olesen. "La población aún no se ha recuperado de los efectos de las graves inundaciones de fines de 2006". Esas inundaciones, que se produjeron en diciembre pasado, afectaron a más 300.000 personas que ya sufrían las consecuencias del prolongado conflicto civil que asola al país.
Una nueva y grave crisis
A pesar de todo, UNICEF ha logrado suministrar alguna asistencia a familias de Mogadishu que resultaron desplazadas debido a la violencia. Unas 7.300 familias en esas condiciones recibieron kits de ayuda de emergencia, que contienen mantas, bidones de agua, láminas de plástico para protegerse de los elementos, equipos de cocina y jabón. Asimismo, las familias recibieron mosquiteras tratadas con insecticida que las protegen del paludismo.
"Aún estamos lejos de nuestra meta de ayudar a todos", comenta el Sr. Balslev-Olesen. Pero tras reunirse ayer en la capital con altos dirigentes del gobierno de Somalia, el funcionario de UNICEF cree que se han producido algunos avances con respecto al logro de mayor acceso a los sectores vulnerables de la población.
"Los representantes del gobierno comprendieron que tienen la responsabilidad de que contemos con acceso a nuestro depósito y a nuestros suministro de socorro y que podamos usar los aeropuertos y las pistas de aterrizaje para entrar al país. También comprenden que es necesario que ayuden a poner fin a las agresiones contra los trabajadores humanitarios", afirmó el Sr. Balslev-Olesen.
Sin embargo, el Representante de UNICEF señala que la comunidad internacional no debería suponer que lo que sucede en Somalia es la continuación de los problemas y enfrentamientos que el país ha sufrido durante años. "Mucha gente", amplía el Sr. Balslev-Olesen, "está acostumbrada a ver a Somalia como un estado fracasado. Pero lo que está sucediendo ahora no es lo mismo de siempre. En Somalia ocurre algo que sus pobladores nunca habían sufrido en el pasado".