Manuel Manrique
Manuel Manrique El representante de UNICEF en Guatemala nos acerca a la situación de la infancia de un país que tiene una de las tasas de desnutrición infantil más altas del mundo. Guatemala es el país latinoamericano con mayor índice de desnutrición, problema que se agudiza en las comunidades indígenas, donde alcanza tasas del 69% entre los menores de 5 años, llegando al 80% en algunos municipios.
UNICEF aborda, junto al problema de la desnutrición otras cuestiones que afectan directamente a la infancia de Guatemala: la situación de los derechos de los niños y la mujer indígenas, la cuestión de las adopciones internacionales, las consecuencias de la violencia en niños y adolescentes y la educación.
Principales desafíos para la primera infancia
Guatemala es un país con trece millones de habitantes. Es el país centroamericano con más población. El 49% de la población es menor de dieciocho años y es un país que tiene todavía mucho por hacer en relación a su infancia.
La desnutrición infantil es en la primera infancia uno de los problemas mas severos. El país aún tiene tasas de mortalidad infantil y de menores de cinco altas: 33 por mil en el caso de la mortalidad infantil y 45 por mil en el caso de la mortalidad de menores de 5 años. La mortalidad materna también está en niveles elevados. Así, en todo lo que se refiere a la primera infancia tenemos el enorme desafío de mejorar esos indicadores y en particular de cambiar la situación de los niños desnutridos crónicos que son el 49,3% de los niños menores de cinco años. La desnutrición afecta en particular a la niñez indígena. Si hay un desafío que mueve a UNICEF en este país, es el desafío que representan los niños indígenas.
Educación y adolescencia
Todavía, los esfuerzos de cobertura están concentrados en la educación primaria. Se han alcanzado niveles de cobertura importante, alrededor del 94%; pero si la educación primaria tiene una cobertura muy baja, la secundaria más baja aún. Allí hay que concentrar muchos esfuerzos y hay que hacer un trabajo particular a favor de la educación de los niños indígenas, que son los grandes postergados de la realidad actual.
Respecto a la adolescencia, tal vez uno de los desafíos principales es la situación de violencia en que los jóvenes viven. Violencia que se ejerce contra ellos o violencia que ejercen ellos, como ocurre con las Maras que tienen unos 10 o 15 años de existencia en el país y que son un foco de violencia muy fuerte frente al que no se ha establecido el dialogo necesario para poder revertir la situación actual.
Prioridades de acción
Con respecto a lo que tendríamos que hacer, hay una primera urgencia que es corregir y poner en términos adecuados la situación de las adopciones internacionales. En la actualidad, unos 5.000 niños guatemaltecos salen cada año del país, 4.800 de estos niños van hacia los Estados Unidos. La adopción internacional se ha convertido en una suerte de gran negocio, porque los niños tienen precio (el coste de una adopción va entre 25.000 y 40.000 dólares) y buena parte de estos recursos van a los fondos particulares de abogados y notarios que se dedican a esta actividad. La buena noticia es que el congreso guatemalteco, como resultado de una gran movilización de diversos sectores y en particular de la comunidad internacional, ratificó el Convenio de la Haya sobre Adopciones Internacionales, esto nos da un instrumento legal para contribuir que la situación mejore de futuro.
Junto con esto, me parece que la gran tarea donde hay que convocar a todas las voluntades y donde creo que nadie puede excluirse, porque es una situación que llama con urgencia a la conciencia mundial y a la guatemalteca, es revertir la situación de los niños desnutridos crónicos de este país. La mitad de los niños menores de cinco años están sometidos a esta condición. Los efectos de la desnutrición crónica no se pueden revertir, y esto tiene consecuencias para el resto de la vida. Los niños aprenden menos, rinden menos y cuando son adultos, la desnutrición infantil que sufrieron tiene consecuencias más que evidentes. Debemos concentrar nuestros esfuerzos y hacer todo lo posible por conseguir resultados concretos y contribuir a que se cumpla la meta de un programa nacional de reducción de la desnutrición crónica que para el año 2016 debería poner las cifras en alrededor del 25%
La infancia indígena
Por razones históricas yo siento que España tiene una responsabilidad particular con respecto a este país que, en el siglo XXI vive una situación en que la población indígena es la más castigada. Casi siete millones de guatemaltecos son indígenas que a estas alturas de la historia no han visto los beneficios de la democracia, ni tienen las condiciones de vida adecuadas que deberían tener: disponen de servicios muy pobres y de muy poca atención a su salud y a sus condiciones educativas.
Fallan las condiciones básicas de promoción de los derechos de los niños guatemaltecos. Quisiera poner el énfasis en la urgencia de aportar todo lo posible para la realización de los derechos de los niños y las niñas indígenas de Guatemala. Esos niños creo que deberían ser el centro de nuestro interés por que si conseguimos que su situación mejore significativamente, seguro que estaremos contribuyendo a que el resto del país vaya por el mismo camino. Si compartimos esta visión y nos movemos en dirección a resolver concretamente las urgencias que la niñez indígena guatemalteca tiene, estaremos haciendo una gran aportación a Centroamérica.