“Mi hermana y yo siempre hemos querido dejar nuestra herencia a UNICEF”
El sueño de María Esperanza Rodríguez García (Loiu, Bizkaia, 1923) y el de su hermana Rosa siempre ha sido dejar su legado a “la noble causa en la que trabaja UNICEF en favor de los niños y niñas más necesitados”. Así nos lo hace saber a través de su historia, un ejemplo modélico de legado solidario que permite que la ayuda a la infancia perdure en el tiempo. Y es que hay deseos que cambian el mundo.
¿Por qué decidió dejar su herencia a UNICEF?
La gran mayoría de las personas dejan su herencia a familiares, pero en la actualidad, desde que falleció mi hermana, no tengo familia cercana y prefiero dejárselo a los niños y niñas que más lo necesiten, de manera que UNICEF lo emplee donde considere más oportuno. Fue una decisión que tomamos mi hermana y yo hace años.
¿Cómo surgió la idea?
Como no teníamos relación cercana con ningún familiar y hemos estado muy unidas desde pequeñas, hicimos el testamento juntas y siempre tuvimos en mente que nuestro dinero lo dejaríamos para los niños y niñas más pobres. Las dos estuvimos de acuerdo y lo hablamos antes de fallecer mi hermana.
¿Qué relación les unía a UNICEF?
Conocíamos UNICEF a través de los medios de comunicación y sabíamos acerca de su trabajo en el mundo desde hace muchos años.
¿Conoce a alguien que haya hecho una acción parecida?
No conozco a nadie, pero creo que es importante que la gente se conciencie, porque hay mucha miseria y muchos niños y niñas que no tienen ni agua potable.
¿En qué le gustaría que se invirtiera el dinero que donará a UNICEF?
Siempre he sido amante de los niños y niñas y no me importa a quién se ayude. Me da igual si el dinero se destina a un niño de aquí, de África o de Oceanía; si se utiliza para ayudar a cualquiera que lo necesite, estaré contenta.