Mia y Ronan Farrow
Georgina Cranston Charla con niños y niñas en un centro infantil apoyado por UNICEF en el campamento de Dereige.
"Tenemos que actuar ya", Mia y Ronan Farrow dicen que el mundo le está fallando a la infancia de Darfur
Acompañada por su hijo Ronan, de 17 años y portavoz de UNICEF para los jóvenes, la Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF Mia Farrow ha regresado a Darfur. Han pasado 18 meses desde la última vez que ambos visitaran esta region de Sudán arrasada por el conflicto. En esta ocasión han visitado las aldeas y han estado en campamentos de desplazados, tanto en las zonas del gobierno como en las zonas rebeldes del norte y del sur de Darfur. A cada paso han escuchado las historias de familias devastadas por una violencia horrible.
Además, han sido testigos de cómo actúa UNICEF en el terreno y han visto en acción varios proyectos apoyados por UNICEF: desde los centros de alimentación infantil, a los programas para la desmovilización de niños soldado a las iniciativas para prevenir y prestar apoyo en relación al VIH/SIDA. En primera línea de esta crisis en aumento, UNICEF y sus aliados necesitan más recursos para programas que cubran las necesidades de los niños y las familias en peligro.
El número total de personas afectadas por el conflicto en Darfur se estima ahora en 3,7 millones, incluidos 1,87 millones de desplazados internos. Tan sólo en los últimos cuatro meses, más de 200.000 personas han sido desplazadas:
Ronan: “Hace dieciocho meses vimos una situación de emergencia temporal: cientos de miles de personas refugiándose bajo lonas en los campamentos de desplazados. Ahora hay una inquietante sensación de permanencia. Los refugios son ya de ladrillo y arcilla pero la gente sigue corriendo los mismos peligros. Las mujeres que se alejan tan sólo cinco minutos del campamento aún son atacadas”.
Mia: “Hace 18 meses desde que estuve en Darfur por última vez y la gente aún vive en campos de refugiados, con un miedo constante y en condiciones peligrosas, solo que ahora hay cientos de miles en vez de decenas de miles. Simplemente me siento indignada, porque nadie debería tener que vivir así”.
Los niños y las mujeres atrapados por la violencia en la zona:
Ronan: “Los más jóvenes son protagonistas de este conflicto. Los niños y niñas han recibido el impacto más duro. En los campamentos hay un 90% de mujeres, niños y niñas, y suman ya 2 millones de personas”
Mia: “He hablado con un grupo de mujeres valientes y maravillosas que viven una situación que el resto de nosotros apenas si puede imaginar. Han hablado de las violaciones, de ser expulsadas de sus hogares, de los hijos que les han arrebatado, de sus pueblos incendiados. No se sienten seguras abandonando el campamento. Se sienten más seguras en él, pero no tienen suficiente comida, realmente no tienen nada. Se sienten como si fueran prisioneras, porque no es seguro para ellas abandonarlo.”En Darfur, han podido hablar con chicos y chicas cuyas vidas han dado un vuelco. Entre ellos un chico de 17 años que estuvo luchando en las Fuerzas Armadas de Liberación Sudanesas desde los 13 años:
Ronan: “Se despertó una mañana con el ruido de unos disparos. Los Janjaweed arrasaron su pueblo a lomos de sus caballos y camellos. Masacraron a todos, violaron a las mujeres y asesinaron a toda su familia. Sobrevivió escondiéndose entre los cuerpos de sus familiares. Cuando todo terminó, caminó durante siete horas a través del desierto y las primeras personas a las que encontró fueron estos rebeldes armados. Dijo que estaba deseando tomar las armas”.
El que los niños hayan sido obligados a tomar las armas, convirtiéndose a la vez en víctimas y parte del problema, obliga a actuar:
Ronan: “Es un claro ejemplo de los fallos de la comunidad internacional. Tras encontrarme con gente de mi propia edad, mirarles a los ojos y escuchar sus historias es difícil no sentirse obligado a hacer algo. Y me he dado cuenta de que cuando cuento a otros estas historias, ellos tienen la misma reacción: quieren hacer algo”.
“Tenemos que actuar ya”
Ronan: “Realmente, la gente puede ayudar. He visto ejemplos de cosas realmente divertidas, como competiciones de baile para Darfur, o gente que se reúne en las iglesias o las escuelas para enviar dinero. Las actividades de UNICEF en Sudan se encuentran financiadas sólo en un 20%, así que cosas como estas pueden suponer una diferencia en este momento”
“Una cosa que la gente puede hacer es presionar a sus líderes parlamentarios para que busquen soluciones políticas. Otra opción es, por supuesto, apoyar el esfuerzo humanitario internacional. Estando aquí he conocido de primera mano que UNICEF está hacienda un trabajo extraordinario, al igual que otras organizaciones de ayuda”.
Mia: “Todas las personas con las que he hablado dicen lo mismo: quieren sentirse seguros para poder volver a casa y reconstruir su futuro. Quieren agua, salud, educación y un medio de vida. La comunidad internacional trabaja para asegurar que la gente en Darfur tenga acceso a recursos adecuados, pero se enfrenta a una inseguridad en el terreno impredecible así como a la necesidad de fondos adicionales para sostener los servicios actuales.”
“Acabo de pasar tres días en Darfur y aún me esfuerzo por entender cómo hemos dejado que esto pase. Siento que si tan solo pudiera transmitir lo que he visto, la gente entendería que tenemos que actuar ahora”
Los trabajadores de ayuda humanitaria como modelo
Ronan: “Mis modelos de comportamiento serían los trabajadores de ayuda humanitaria que he conocido en el terreno, luchando heroicamente para proteger la vida de las personas. Nada me haría sentir más orgulloso que terminar dedicando mi vida en una región en conflicto, tratando de ayudar a la gente de cualquier modo, por pequeño que sea”.