Miles de niños sirios vacunados en el mayor convoy humanitario desde que empezó la guerra
En Rukban, en la frontera con Jordania, nuestros vacunadores han inmunizando a miles de niños durante 9 días, sin parar. Un poco de luz en la oscuridad.
15/02/2019
Ha sido el mayor reparto de ayuda humanitaria desde que empezó la crisis en Siria hace casi ocho años: 118 camiones, 30 de ellos con artículos vitales de UNICEF con suministros sanitarios y nutricionales para unos 20.000 niños y madres, kits de higiene para más de 40.000 personas, kits recreativos y suministros educativos para más de 8.000 niños.
Estos son solo algunas cifras que arroja la misión de UNICEF, Naciones Unidas y la Media Luna Roja Árabe Siria en Rukban, una zona donde el acceso a los servicios sanitarios es extremadamente limitado. En esta zona, no hay médicos titulados y en las clínicas no hay suministros suficientes (al menos ocho niños, la mayoría recién nacidos, han muerto en los últimos 2 meses).
Varios niños sirios posan con sus nuevos kits de higiene familiar en Rukban.
"Los niños en Rukban y otras zonas de Siria siguen luchando por su supervivencia y necesitan ayuda humanitaria urgente. Este convoy nos ha permitido distribuir la ayuda que necesitan desesperadamente algunos de ellos. Es un paso, pero seguimos pidiendo que nos garanticen un acceso regular, sostenible e incondicional", asegura Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.
"Los meses de invierno han sido increíblemente duros para las madres y niños de Rukban. Su salud está debilitada por la mala nutrición y sus condiciones de vida, extremadamente difíciles. Sin instalaciones médicas adecuadas ni personal médico cualificado, una simple complicación durante un parto puede ser fatal", explica Fran Equiza, representante de UNICEF en Siria, que acompañó al convoy.
3.000 niños sirios fuera de la escuela
Casi 3.000 niños en edad escolar en Rukban están fuera de la escuela debido a la masificación en las aulas, la falta de profesores cualificados y las dificultades económicas: 2.000 libras sirias al mes (unos 3,10 euros que cuesta la escuela) se convierten en algo inalcanzable para la mayoría de las familias, cuyas posibilidades de obtener ingresos son muy limitadas.
Uno de los miles de niños que recibieron su vacuna en una de las cuatro escuelas de Rukban que fueron acondicionadas como puntos de inmunización.
"Incluso en aulas masificadas y embarradas, donde los niños se sientan en el suelo y la pizarra es un trozo de papel pinchado en la pared, he conocido a niños ansiosos por aprender y contentos al ver sus mochilas nuevas. Para ellos la escuela es mucho más que un lugar de aprendizaje. También es un lugar seguro frente a la dura realidad que les espera fuera del colegio", continúa Equiza.
Las escuelas de Rukban estiran el significado de la palabra "escuela" hasta el límite: una estructura de barro de una sola habitación sin muebles, una gran hoja de papel clavada en una pared a modo de pizarra y 60 niños apretados uno junto al otro en el suelo.
"Recitan su ABC y comparten un único libro de texto, uno que la maestra trajo consigo cuando fue desplazada de Palmira hace años. Algunos de estos niños recuerdan sus antiguos coles. Nour, de 15 años, me dijo que todo lo que deseaba era una escuela que se pareciera a la de su Homs natal. Solo quiere tener un futuro", confiesa apesadumbrado el representante de UNICEF en Siria.
Fran Equiza (a la derecha) observa a una compañera con los niños del campamento de Rukban.
"El mensaje que nos dejan es que todos ellos, los niños, mujeres y hombres en Rukban, quieren volver a casa y de forma segura y digna. Solo podemos esperar que aquellos que tienen el poder de hacer que esto suceda estén escuchando", sentencia emocionado Equiza.
En UNICEF seguimos pidiendo a todas las partes en conflicto un acceso sostenido e incondicional para todos los niños de Siria, donde las necesidades, sobre todo de alimentos, agua, atención médica y refugio, son desesperadas, y donde las distribuciones de ayuda humanitaria son solo una solución temporal.