122 millones de personas más pasan hambre
Nuestra respuesta en la prevención y tratamiento de la desnutrición infantil bate récords.
Hassan, de 18 meses, lucha por recuperarse de la desnutrición aguda grave en Burkina Faso. © UNICEF/UNI402511/
29/07/2023
La pandemia de la COVID-19, los repetidos impactos climáticos y los conflictos como la guerra en Ucrania son las múltiples crisis que dan lugar a la última cifra del hambre: 122 millones de personas más* la sufren en el mundo desde 2019.
El mundo se había propuesto acabar con esta lacra para 2030 (Objetivo de Desarrollo Sostenible 2), pero si las tendencias se mantienen como hasta ahora, alcanzar esta meta supondrá un reto enorme.
Se prevé que casi 600 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030. Nuestra "nueva normalidad" es el principal impulsor de la inseguridad alimentaria y la desnutrición, y para hacerle frente será necesario redoblar esfuerzos, transformar los sistemas agroalimentarios y aprovecharlos.
Nuestra respuesta a la desnutrición bate récords
A pesar de estar ante un escenario tan descorazonador, nuestra respuesta ha estado a la altura. En el año 2022 dedicamos grandes esfuerzos a la prevención y tratamiento de la desnutrición infantil y conseguimos avances históricos:
- Más de 350 millones de niños y niñas menores de 5 años tuvieron acceso a programas de prevención de la desnutrición en todas sus formas.
- Más de 180 millones de niños y niñas participaron en acciones de detección precoz de la desnutrición aguda y tratamiento para su recuperación.
UNICEF también lideró la acción mundial para poner fin a la triple carga de la malnutrición (desnutrición, deficiencias de micronutrientes y sobrepeso), y priorizó las acciones para promover prácticas alimentarias que apoyen una buena nutrición para niños, niñas y mujeres.
Hassan lucha por sobrevivir a la desnutrición
En Burkina Faso conocimos a Hassan, un bebé de 18 meses con desnutrición aguda grave. Como le indicaron los trabajadores de la salud, su madre lo llevó a un centro sanitario para que le dieran el tratamiento que necesita.
Llegó con prisa, estaba preocupada por la salud de su hijo que en los últimos meses lloraba mucho, perdió peso y no tenía ganas de comer. A Hassan lo midieron, lo pesaron y se le hizo un control para detectar la desnutrición que padecía. Era demasiado pequeño para su edad.
La madre cuenta que no tiene los medios suficientes para darle una alimentación nutritiva: "no tenemos nada bueno para comer. Muchas veces quiero preparar buenos alimentos para Hassan pero, ¿cómo lo hago?". Lava la ropa en varias casas para salir adelante pero no siempre tiene trabajo y su marido también está desempleado.
Muchos niños y niñas como Hassan
UNICEF refuerza los conocimientos sobre nutrición infantil en las comunidades. © UNICEF/UN0841699/Dejongh
Aunque las cifras mundiales del hambre se estancaron entre 2021 y 2022, muchos lugares del mundo se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves.
Si bien se observó un avance en la reducción del hambre en Asia y América Latina, en 2022 siguió aumentando en Asia Occidental, el Caribe y en todas las subregiones de África. África sigue siendo la región más afectada, con una de cada cinco personas que padecen hambre en el continente, más del doble de la media mundial.
Aproximadamente el 29,6% de la población mundial (el equivalente a 2.400 millones de personas) no tenía acceso constante a los alimentos. Entre ellos, unos 900 millones de individuos se enfrentaban a una inseguridad alimentaria grave
La capacidad de las familias para acceder a dietas saludables se ha deteriorado: más de 3.100 millones de personas en el mundo -o el 42%- no podían permitirse una dieta saludable en 2021.
Millones de niños menores de cinco años siguen padeciendo malnutrición: en 2022, 148 millones (22,3%) sufrían retraso en el crecimiento, 45 millones (6,8%) padecían desnutrición aguda y 37 millones (5,6%) tenían sobrepeso.
"La malnutrición es una grave amenaza para la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de los niños. La magnitud de la crisis nutricional exige una respuesta más contundente centrada en los niños, que incluya dar prioridad al acceso a dietas nutritivas y asequibles y a servicios esenciales de nutrición, proteger a los niños y adolescentes de los alimentos ultraprocesados y pobres en nutrientes y reforzar las cadenas de suministro de alimentos y nutrición, incluidos los alimentos enriquecidos y terapéuticos para niños", afirma Catherine Russell, directora de UNICEF.
La vida en las ciudades impulsa cambios
Dado que se prevé que casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades de aquí a 2050, los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición deben comprender estas tendencias de urbanización y tenerlas en cuenta en la elaboración de sus políticas ya que afectan a cómo y qué come la gente.
Por desgracia, persisten las desigualdades espaciales. La inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en zonas rurales.
La malnutrición infantil también presenta especificidades urbanas y rurales: la prevalencia del retraso del crecimiento infantil es mayor en las zonas rurales (35,8%) que en las urbanas (22,4%), la desnutrición aguda es mayor en las zonas rurales (10,5%) que en las urbanas (7,7%), y el sobrepeso es ligeramente más frecuente en las zonas urbanas (5,4%) que en las rurales (3,5%).
Para promover eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones políticas, las acciones y las inversiones deberían guiarse por una comprensión global de la compleja y cambiante relación entre el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios.
UNICEF da tratamiento a un niño con desnutrición aguda grave. © UNICEF/UNI409680/Awad
*Según el último informe del Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI, por sus siglas en inglés) publicado conjuntamente por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas: la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
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