Salud mental: ¿cómo ayudar a un adolescente con estrés?
Acompañándolo, enfrentando juntos las situaciones más difíciles.
29/10/2021
Podemos llevarnos bien con nuestro hijo adolescente o que, al contrario, tengamos una relación más desafiante; sin embargo, lo más importante es mostrarle que lo queremos y lo apoyamos, y que el cariño es mutuo.
Estas son algunas pautas para ayudar a un adolescente que está pasando por momentos difíciles, pero también para cuidarnos a nosotros mismos:
Anímale a compartir sus sentimientos
- Encuentra la forma de comunicarte con tu hijo adolescente. Pregúntale cómo le ha ido el día y qué ha estado haciendo. Podrías proponerle hacer algo contigo, como cocinar la cena, y aprovechar ese tiempo para conversar sobre su día.
- Recuérdale a tu hijo adolescente que estás ahí para él, pase lo que pase, y que te gustaría saber cómo se siente y qué piensa.
- Es importante reconocer y comprender las emociones que un adolescente puede estar experimentando, incluso si se siente incómodo. Por ejemplo, puedes responder "Entiendo" o "Parece una situación difícil" o "Eso tiene sentido", cuando comparte contigo lo que le pasa.
- Es fácil darse cuenta de las cosas que nuestro hijo adolescente hace y que no nos gustan. Pero también es importante detectar y elogiar lo que está haciendo bien ¡incluso si es algo muy simple!
Dedícale tiempo
- Habla con él para establecer nuevas rutinas y metas diarias alcanzables, ya que sus circunstancias pueden cambiar según el contexto.
- ¡La adolescencia significa independencia! Trata de darle a tu hijo adolescente el tiempo y el espacio que necesita para estar solo y asumir más responsabilidades. Necesitar espacio es normal en su etapa de crecimiento.
- Encuentra formas en las que puedas apoyar y animar a tu hijo adolescente a que se tome descansos (de las tareas escolares, de las tareas del hogar u otras actividades en las que pueda estar ocupado) para hacer las cosas que disfruta y pasar tiempo con sus amigos. Si tu hijo se siente frustrado, piensa con él algunas posibles soluciones a los problemas. Trata de no tomar el control y decirle qué hacer.
Resuelve cualquier conflicto entre vosotros
- Escucha sus opiniones y trata de resolver con calma los problemas que tengas con tu hijo adolescente. Recuerda: ¡todo el mundo puede estar estresado!.
- Nunca discutas un tema mientras estés enfadado. Aléjate, respira y cálmate; puedes hablar con él más tarde.
- Evita las luchas de poder. Con lo impredecible que parece todo en este momento, los adolescentes luchan por sentir que tienen el control. Por más difícil que pueda parecer en ese momento, intenta empatizar con su deseo de afianzar su control, en lugar de intentar contraatacar o dominarlo.
- Se honesto y transparente con él: puedes contarle que también estás experimentando un estrés adicional y que te sientes perdido, inseguro o asustado. La forma en que tú manejas los sentimientos difíciles puede ayudarle a ver que sus propios sentimientos están bien.
- Cuando haya un conflicto, tómate un tiempo para reflexionar sobre cómo resolverlo. Puedes dialogar con él acerca de tus reflexiones para que conozca cuáles son tus ideas.
Dedica tiempo a cuidarte a ti mismo
Los cuidadores tenemos mucho que afrontar. También necesitamos atención y apoyo. Practicar el cuidado personal es una buena forma de dar ejemplo a tu hijo adolescente para que se cuide a si mismo.
- No esperes demasiado para pedir ayuda a otros si te sientes abrumado. Es normal y está bien sentirse así. Busca un familiar o alguien con quien puedas hablar.
- Dedica tiempo a relacionarte con los demás, habla cada día con otras personas que te hagan sentir apoyado y comprendido. Trata de encontrar personas con las que puedas compartir tus sentimientos y experiencias.
- Tómate un tiempo en tu día para hacer cosas que te ayuden a sobrellevar y manejar el estrés. Aunque tengas una jornada muy ajetreada, sacar tiempo para cuidarte es esencial para tu bienestar.
- Prueba diferentes estrategias positivas para encontrar la que te funcione mejor. Algunas ideas:
- Hacer ejercicio.
- Hablar con amigos.
- Planificar, por ejemplo con listados de cosas para hacer.
- Mantener rutinas y estructuras.
- Reflexionar sobre aquello por lo que estás agradecido u orgulloso.
- Hacer cosas que te gusten, como escuchar música, arte, baile.
- Llevar un diario.
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