Salud mental: ¿cuándo necesita ayuda un adolescente?
Estas son algunas de las señales que alertan sobre el bienestar emocional en los adolescentes.
28/10/2021
El cariño y el apoyo a la hora de criar a un hijo son algunos de los factores de protección más importantes para mantener el bienestar y una buena salud mental en la adolescencia. Establecer relaciones positivas con los padres y los cuidadores es fundamental para el desarrollo y el bienestar emocional de los jóvenes.
En ocasiones podemos notar cambios en el comportamiento de nuestros hijos, en su estado de ánimo, o que ya no les interesa participar en sus actividades preferidas. Como padres, nos preocupamos por ellos pero muchas veces no sabemos cómo ayudar.
Hay que tener en cuenta que algunos de estos cambios pueden ser habituales en su etapa de desarrollo, pero aún así, si persisten durante algunas semanas e interfieren con su vida diaria, es importante buscar ayuda.
Ante uno o algunos de los siguientes comportamientos, hay que consultar con un profesional:
- Sentirse muy triste o ausente durante más de dos semanas.
- Tratar de hacerse daño o tener la idea de hacerlo, hablar de suicidio.
- Experimentar un miedo repentino y abrumador sin motivo, que a veces incluye una respiración rápida o que se acelera el corazón .
- Participar en peleas o expresar el deseo de hacer daño a los demás.
- Una relación poco saludable con la comida, como comer demasiado, comer muy poco o una participación excesiva en actividades deportivas para perder peso.
- Preocupaciones o miedos intensos que obstaculizan las actividades diarias.
- Dificultad extrema para concentrarse o quedarse quieto.
- Consumo de drogas o alcohol.
- Cambios de humor severos que causan problemas en las relaciones con familiares y amigos.
- Cambios drásticos en el comportamiento o la personalidad.
Si advertimos cualquiera de estas señales de alerta en un adolescente debemos darle seguridad, hacerle saber que puede obtener ayuda y pedirle permiso para buscar apoyo adicional, siempre que no haya un peligro para sí mismo o para los demás.
Podemos ayudar con frases como:
"Es muy importante que me hayas contado esto. Juntos vamos a conseguir ayuda para que no te sientas así. ¿Te parece bien?"
“Me doy cuenta de que no has sido tú mismo últimamente, y con todo lo que está pasando, eso es totalmente comprensible. Conozco a alguien en quien confío y que te podría ayudar a sentirte mejor. ¿Te parece bien que hablemos con él?"
Si se niega a aceptar nuestra ayuda, podemos hablar con un profesional que nos oriente en la interpretación de los comportamientos que nos llaman la atención.
En definitiva, lo más importante es demostrarles nuestra preocupación, el cariño y el apoyo, y que estamos con ellos pase lo que pase, sin condiciones. Es normal al principio sentirse un poco desorientado en cuanto a los pasos que habrá que seguir, pero asegurarles que estamos juntos en esto y que es nuestra prioridad, es clave para salir adelante.
Si crees que tu hijo necesita ayuda, puedes llamar a tu centro de salud.
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