Sudán: 7 niños mueren cada hora a causa de la violencia
UNICEF está intensificando su apoyo humanitario a los niños, niñas y familias desplazados, que se están viendo afectados por el actual conflicto en el país africano.
© UNICEF/UN0836594/Zakaria
22/05/2023
La crisis humanitaria causada por la escalada del conflicto en Sudán deja a las familias y los niños en una situación desesperada, atrapados en un fuego cruzado que prácticamente no tiene salida.
Aunque son solo estimaciones, porque las cifras reales se espera que sean aún mayores, recibimos informes que confirman la muerte de 190 niños y las heridas de otros 1.700. Esto es, de media, en los primeros once días de violencia, 7 niños han muerto o han resultado heridos cada hora.
Los niños y niñas llevan semanas viviendo en medio de una violencia aterradora, lo que está llevando a muchas familias a desplazarse para buscar un lugar más seguro, tanto en Sudán como más allá de sus fronteras. Unos 82.000 niños han huido a países vecinos y aproximadamente 368.000 más se han visto forzados recientemente a desplazarse dentro del país.
UNICEF: salud, nutrición y agua potable
© UNICEF/UN0835068/WES
Desde UNICEF, estamos respondiendo activamente a la emergencia en el país, proporcionando a los niños y niñas la ayuda urgente que necesitan. En Sudán, principalmente nos estamos ocupando de 3 áreas de actuación: salud, nutrición y agua, saneamiento e higiene.
Para atender las primeras necesidades en torno a la salud, desde UNICEF proporcionamos botiquines de emergencia, suministros esenciales y medicamentos a hospitales y centros sanitarios que les permite tratar a los heridos y salvar vidas.
Los esfuerzos de UNICEF han sido fundamentales para asegurar las vacunas infantiles. En las últimas semanas se han puesto en marcha servicios de inmunización para cubrir las necesidades de 244.000 niños y niñas de la región.
Estamos colaborando estrechamente con los gobiernos y las organizaciones aliadas de los países vecinos para intensificar los servicios esenciales que salvan vidas y el apoyo a estos niños y niñas en situación vulnerable.
Suministro de agua potable mediante camiones cisterna, tratamiento del agua, excavación y reparación de pozos, instalaciones de saneamiento, artículos de higiene y kits de artículos no alimentarios para satisfacer las necesidades de los refugiados, los repatriados y las comunidades de acogida. Los suministros de tratamiento de agua beneficiarán a 40.000 personas durante tres meses.
Servicios de nutrición para niños y niñas menores de cinco años que sufren desnutrición aguda grave en centros de salud y clínicas móviles, y suministro de suministros de nutrición. En el orfanato Mygoma en Jartum, hogar de más de 300 niños, hemos entregado 1.440 cajas de alimentos terapeúticos listos para usar.
Protección de la infancia y prevención y respuesta a la violencia de género, incluyendo apoyo psicosocial, espacios adaptados a la infancia, gestión de casos y derivación a servicios especializados, localización y reunificación familiar, y apoyo a la gestión de casos de niños y niñas no acompañados y separados, y prevención de la apatridia infantil. Más de 5.000 familias se han visto beneficiadas de los programas de apoyo psicosocial.
Servicios educativos para garantizar que los niños y adolescentes refugiados, retornados y de la comunidad de acogida puedan acceder a una educación inclusiva y de calidad y a oportunidades de aprendizaje en entornos seguros y protectores.
Una huida forzada
Conocemos la historia de Marwa, que se asemeja a la de muchas otras familias que intentan abandonar el país.
Cuenta que el pasado 15 de abril parecía un sábado como cualquier otro, jamás imaginó todo lo que vendría después. Con su madre y su bebé de 11 meses, esperaban el regreso de su marido a la ciudad. Tenían muchos planes y estaban trabajando duro para conseguir sus sueños.
"Poco después de acostar a mi hijo, escuché ruidos muy fuertes", dice Marwa. Entonces se cortó la electricidad. "Nos encerramos en casa con la esperanza de que esto terminara pronto".
Pero no fue así. El niño apenas pudo dormir aquella noche, lloraba aterrado, y la luz no volvió. Marwa ya estaba preocupada porque veía que se quedarían sin agua potable, pan y otros bienes esenciales. A pesar del peligro, decidió salir a comprar lo que necesitaban.
Al salir de la tienda, quedó atrapada en un fuego cruzado. Se refugió detrás de unos árboles, protegiendo las botellas de agua que había comprado, sabía que si las perdía no tendría más agua en casa para los suyos.
A medida que los combates aumentaban en Jartum, y con su esposo incapaz de llegar a casa, la familia se dio cuenta de que no había más remedio que huir.
La decisión final llegó cuando vieron caer los proyectiles cerca de su casa
Marwa y su niño de 11 meses. © UNICEF Sudan/2023/Marwa
El duro viaje hacia Egipto
Marwa cogió algunas pertenencias, medicamentos y algo de ropa, y se unió a miles de familias que también huían en busca de seguridad.
El viaje de Jartum a Egipto fue una combinación de estrés y agotamiento, calor, hambre, miedo, noches de insomnio y picaduras de mosquitos.
Comenzó en un viejo autobús en ruinas que fue detenido por grupos armados. La siguiente etapa del viaje estuvo marcada por tarifas desorbitadas, poco o ningún acceso a instalaciones sanitarias y retrasos inexplicables durante un viaje de nueve horas en el que no dejaron de temer que les robaran.
Finalmente, la familia llegó a la frontera con Egipto, pero incluso entonces su terrible experiencia no había terminado. "Cuando llegamos a la frontera, había más de 70 autobuses delante nuestro. Pasamos la noche allí. Solo pudimos encontrar una cama para mi madre, mi hijo y yo dormimos en una silla. Mis hermanos dormían en el suelo".
El esposo de Marwa sigue aún en Kassala y aún no ha podido reunirse con su familia.
Por el bien de los niños, la violencia debe cesar
Como en cualquier crisis, los niños y niñas son los más vulnerables y se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para mantenerlos fuera de peligro.
UNICEF hace un llamamiento a las partes en conflicto para que cumplan sus obligaciones legales en virtud del derecho internacional humanitario, y garanticen que los niños no quedan atrapados en el combate. Esto incluye poner fin a todos los ataques contra centros de salud, escuelas, así como sistemas de agua y saneamiento, y otras infraestructuras vitales para la infancia.
Los trabajadores humanitarios también están sufriendo ataques, y las instalaciones, vehículos y suministros humanitarios -incluidos los de UNICEF- han sido saqueados o destruidos.
Esto compromete nuestra capacidad de ayudar a los niños y niñas de todo el país con servicios vitales de salud, nutrición, agua y saneamiento. Necesitamos distribuir la ayuda humanitaria y los suministros esenciales, incluidos alimentos y combustible, de forma ilimitada, sin obstáculos, ni interrupciones, por mar, aire y carretera, independientemente de quién controle estas zonas.
También pedimos una solución política a largo plazo para la crisis, para que los niños y niñas de Sudán puedan crecer en un entorno de paz y mirar hacia un futuro más esperanzador.
¡Tú puedes ayudarnos a salvar la vida de los niños y niñas de Sudán!
Emergencia en Sudán
Millones de niños y niñas atrapados en el conflicto te necesitan. Dona ahora