Tras el ciclón 'sobrevivir al desastre es un desastre' en Myanmar
Desde que el ciclón Nargis arrasara el delta del Irrawaddy hace unos días, 3.000 supervivientes han encontrado refugio en la pagoda de Leikkukone, en el municipio de Pyapon. Cada uno de ellos lleva consigo un trágico recuerdo del día en que el ciclón arrasó sus hogares y sus vidas
Ma Su Su (no es su nombre real) y su hija de 3 años no pueden pensar más allá de sus necesidades más inmediatas. Recuerda con horror el ciclón que se llevó las vidas de su marido y de su hija pequeña el día de su primer cumpleaños.
“Nuestra casa en seguida se derrumbó”, recuerda. “Intentamos correr hacia tierras más altas, pero éramos golpeados por los restos de las casas y los árboles. Yo llevaba a mis dos hijas y caímos al agua” “Mi hija se me cayó de los brazos y el agua se la llevó lejos de nosotros. Mi marido intentó nadar tras ella. Nunca volví a verle”. La pagoda era uno de los pocos lugares donde refugiarse aquella noche de tormenta y ha permanecido proporcionando refugio desde entonces Suministros de emergencia
“Aunque no haya suficiente para todos, compartimos lo que tenemos”, dice uno de los mojes de la pagoda, el Venerable A. Shin Nandamarlar, refiriéndose a la situación. “Al principio éramos unas3.500 personas. Después, algunos regresaron a sus pueblos en busca de sus familiares desaparecidos, así que ahora somos 3.000 en el monasterio. Algunos sólo vienen para pasar la noche a cubierto”.
Aunque las autoridades del municipio han estado distribuyendo comida, los supervivientes afirman que aún no es suficiente. Trabajando junto a la Cruz Roja de Myanmar, UNICEF ha llevado de manera urgente algunos suministros a las comunidades afectadas por el ciclón. Estos suministros incluyen pastillas potabilizadoras de agua, sales de rehidratación oral para tratar los casos de diarrea, botiquines, medicamentos esenciales, materiales para refugios y otros elementos básicos de supervivencia.
Más suministros se encuentran en camino, ya que UNICEF está concentrando sus esfuerzos en los municipios más duramente golpeados, donde las necesidades son mayores.
Reticentes a abandonar
En la primera semana de emergencia tras el ciclón había 45 asentamientos temporales en los que 17.000 personas buscaban refugio en el municipio de Pyapon. Las autoridades han pedido a quienes están en el monasterio que se dirijan a un refugio del gobierno en otro municipio. Pero al haber establecido lazos entre otras supervivientes del desastre, Ma se resiste a abandonar.
“Aquí los supervivientes se esfuerzan por conseguir agua para beber y alimentos”, dice. “Estamos sufriendo. Hemos perdido a las personas que queríamos y nuestras posesiones. Todo lo que tengo ahora es mi hija. La gente dice que has sobrevivido al desastre, pero ahora, sobrevivir al desastre se ha convertido en un desastre”.