Un año después de la explosión en Beirut, las cicatrices no sanan
Las graves necesidades de las familias y niños afectados han aumentado por el colapso de la economía, la inestabilidad política y la pandemia por COVID-19.
17/08/2021
El 4 de agosto de 2020, se paró el mundo en Beirut. Una cadena de terribles explosiones trastocó las vidas de más de 100.000 niños y sus familias. Un año de reconstrucción no ha sido suficiente para que las heridas cicatricen. Sin ir más lejos, ayer otra tragedia que podría haberse evitado volvió a traer los peores recuerdos: otra explosión de un tanque de combustible, esta vez en la ciudad de al-Tleil, en la región norteña de Akkar, ha dejado 28 personas fallecidas, incluyendo un niño, y 79 personas heridas.
Siete de cada diez hogares necesitaron asistencia básica tras las explosiones, sobre todo ayuda en efectivo y alimentos, y casi todas esas familias siguen necesitando apoyo. Una encuesta que hemos realizado desde UNICEF arroja que dos de cada tres familias (el 68,6%) no han tenido acceso a atención sanitaria o medicamentos desde las explosiones. Tras esta nueva explosión, se vuelve a poner en evidencia el colapso de hospitales y centros de salud, y la falta de medicamentos esenciales, lo cual agrava notablemente la situación.
Las consecuencias en la salud mental de niñas y niños
Las consecuencias en la salud mental de los más pequeños, es la otra cara de la moneda. Un tercio de las familias con niños menores de 18 años dijeron que al menos un niño de su hogar seguía mostrando signos de angustia psicológica. En el caso de los adultos, es casi la mitad.
“El recuerdo de ese día no me abandonará jamás”, dice Faten. Ella y sus hijos están entre las familias que recibieron apoyo psicosocial a través de UNICEF y su socio local, Himaya. Maryleen, su hija de 12 años, estaba sola en casa con sus hermanas pequeñas cuando ocurrió la explosión. Fue la más traumatizada, pero ha mejorado mucho tras recibir apoyo psicosocial. “Nunca lo olvidaremos, pero hay que mirar hacia adelante”, dice con una madurez sorprendente para su edad.
La triple crisis que afecta a Líbano
Desde la explosión, Líbano ha ido en caída libre debido a una triple crisis: económica, política y la pandemia de COVID-19. Todos los niños y niñas y sus familias se ven afectados por esta triple crisis de una forma u otra, y el número de personas que necesitan ayuda aumenta cada día.
Los especialistas de UNICEF advierten que si el cambio, la recuperación y la responsabilidad no llegan ya, podrían no llegar nunca y llevar al país al abismo y a un punto de no retorno.
Garantizar las necesidades básicas en Líbano
Desde UNICEF llevamos todo el año volcando nuestro trabajo para que la vida de los miles de niños y niñas afectadas por el desastre vuelva cuanto antes a la normalidad. Hemos trabajado desde lo más inmediato de la fase de rehabilitación y reconstrucción, hasta asegurar los servicios esenciales a largo plazo para la infancia y sus familias:
- Salud y nutrición: hemos colaborado en la reconstrucción de varios centros de salud y un hospital infantil, distribuido 1,7 millones de vacunas y proporcionado ayuda nutricional a 45.700 niños menores de cinco años.
- Educación: hemos trabajado para garantizar el retorno a las escuelas reemplazando el mobiliario y reconstruyendo 90 escuelas públicas afectadas por la explosión.
- Agua, saneamiento e higiene: hemos proporcionado acceso al saneamiento a 197.000 personas y rehabilitado el suministro de agua que da servicio a más de 23.000 personas.
- Protección psicosocial: más de 33.000 personas han recibido apoyo psicosocial para lidiar con el trauma.