Una buena cadena de frío marca la diferencia
En Ghana distribuimos más de 2.300 equipos para mantener la cadena de frío y garantizar que los centros de salud cumplen con sus objetivos de vacunación.
03/12/2021
Las vacunas son una de las herramientas más eficaces que tenemos para prevenir enfermedades y muertes, especialmente entre los niños. Cada año, salvan hasta 3 millones de vidas de niños y niñas en todo el mundo.
Para que las vacunas funcionen de manera efectiva, deben almacenarse a un rango de temperatura específico. Los frigoríficos, congeladores y cajas frías que mantienen esta temperatura se denominan 'cadena de frío'. Sin embargo, mantener las vacunas lo suficientemente frías puede convertirse en un gran desafío para muchos países debido a que cuentan con equipos antiguos o un suministro de electricidad poco fiable.
Un ejemplo lo encontramos en Ghana, que no es ajena a esta situación. En el centro de salud Dokrochiwa, en el distrito de Ayensuano, contaban con un refrigerador de 31 años que ya estaba dando problemas.
A menudo registraba temperaturas superiores a los 2-8 grados centígrados requeridos para la mayoría de las vacunas rutinarias infantiles, como la pentavalente, la vacuna contra la poliomielitis y el sarampión, la de la paperas o la rubéola. Además, tenía las bisagras rotas, lo que empeoraba aún más la situación porque no permitía mantener la temperatura requerida en su interior.
Este centro de salud se encuentra en una zona remota de Ghana y funciona como centro de vacunación local, pero también apoya a otros dos centros sanitarios de la comunidad.
Allí el terreno es montañoso y las comunidades están muy separadas unas de otras. Los desplazamientos entre pueblos generalmente se realizan en motocicleta y, a menudo, es imposible trasladarse, lo que significa que muchas personas no pueden llegar para hacer uso de los servicios médicos que necesitan.
La desconfianza disminuye la tasa de vacunación
Cada mes, el objetivo del centro de salud es inmunizar a unos 36 niños y a las mujeres que asisten a clínicas prenatales.
Pero hasta abril de 2020, y con estos equipos inadecuados para mantener la cadena de frío, no podían cumplir con su propósito. Ransford Tamety, encargado del control de enfermedades en el centro de salud, a menudo tuvo que optar por alternativas para mantener la temperatura correcta, pero no siempre pudo hacerlo.
"En ocasiones, por las noches, regresaba al trabajo para apagar el refrigerador porque podía llegar a cero grados muy rápidamente y congelar las vacunas. Otras veces, cuando la temperatura subía y se calentaba demasiado, tenía que trasladar las vacunas a cajas frías y llenarlas con bolsas de hielo", cuenta Ransford.
La planificación también se vio afectada, se perdieron muchas oportunidades de vacunar a los niños. En lugar de almacenar el suministro de vacunas de un mes, solo permitía conservar vacunas durante dos semanas porque la cadena de frío no era fiable y las vacunas podían echarse a perder. A las dificultades se sumó el hecho de que el personal tenía que desplazarse en motocicleta por terrenos difíciles dos veces al mes para reponer las existencias de vacunas.
A pesar de los esfuerzos realizados en el centro de salud, la gente se mostraba apenada cuando venía a ponerse las vacunas de rutina. A menudo caminaban largas distancias hasta el centro, y al llegar les decían que tenían que volver al mes siguiente o que fueran a otro centro cercano, todo porque el refrigerador solo podía almacenar un número limitado de vacunas que a veces se agotaban.
Esa situación, comenta Regina Asakibelongo, partera del centro, "hizo que los pacientes desconfiaran de nosotros y del sistema, y eso multiplicaba el riesgo de que no regresaran para recibir sus vacunas".
El apoyo de UNICEF se traduce en más vacunas
Los desafíos que enfrentaba este centro de salud ya son parte del pasado. UNICEF apoyó en Ghana la realización de una evaluación de la cadena de frío para que la vacunación pudiera avanzar, y descubrió que más de la mitad de los centros de salud que prestaban servicios de inmunización no tenían equipos de cadena de frío aprobados por la OMS o, simplemente, no tenían ningún equipo.
Sobre la base de esa evaluación, el Ministerio de Salud, con el apoyo de UNICEF, solicitó ayuda financiera a GAVI, la Alianza para las vacunas, a través de su programa para ayudar a los países a mejorar sus instalaciones de cadena de frío para que actividades como las inmunizaciones rutinarias infantiles puedan llevarse a cabo según lo planeado.
La solicitud fue exitosa. Poco después, la División de Suministros de UNICEF se puso manos a la obra para adquirir y entregar 2.343 equipos de cadena de frío a Ghana, incluidas más de 200 unidades alimentadas por energía solar.
Dokrochiwa fue uno de los 16 centros de salud en el distrito de Ayensuano que se beneficiaron de esta acción, así como de las inspecciones posteriores de UNICEF en todo el país para garantizar que los equipos funcionaban como debían. Así, después de 31 años, ¡el viejo refrigerador de Dokrochiwa pasó a la historia!
Objetivos alcanzados... ¡y superados!
"Ahora me siento mejor en mi trabajo, el estrés era demasiado", dice Ransford. "Nuestras instalaciones siempre ocuparon los últimos puestos de una tabla de clasificación que registra cómo los centros de salud progresan hacia sus objetivos, y me sentía mal por estar al final de la lista".
Desde que cuentan con este nuevo refrigerador, el equipo de Dokrochiwa ha podido alcanzar y superar sus objetivos de inmunización, se ha producido un cambio significativo en la vida de los niños y niñas.
Aunque el viejo refrigerador no fue retirado del todo, bromea Ransford, ¡todavía se puede utilizar para congelar bolsas de hielo!
Desde 2017 y hasta abril de 2021, UNICEF, en colaboración con GAVI, entregó más de 100.000 refrigeradores para mantener la cadena de frío de las vacunas a 100 países. Más de la mitad de estas unidades contaban con sistemas de energía solar, vitales para mantener las vacunas a la temperatura adecuada en lugares donde la electricidad es menos confiable.