Volver sano a casa, un reto para muchos niños y niñas de Chad
La historia de Abdullah tiene un final feliz. Su madre no puede ocultar la emoción que produce ver a un hijo recuperándose de la desnutrición aguda grave. En UNICEF salvamos muchas vidas con un sencillo tratamiento que tiene tasas muy altas de curación, y trabajamos para llegar a cada niño o niña que lo necesite.
25/11/2022
Abdullah no se despega del regazo de su madre ni un segundo. Ella no puede reprimir la felicidad de saber que en cuestión de minutos la llamarán para darle las últimas indicaciones médicas y el alta. Volver a casa, tras superar un ingreso de días o semanas en la unidad de desnutrición de un centro de la capital del Chad, es una alegría que se dibuja en el rostro de todas las madres que, con sus hijos y bártulos encima, atraviesan la puerta del hospital hacia la calle.
Pero este no es un relato con final feliz que puedan contar todas las madres. Muchos niños y niñas no llegan a tener acceso a estos servicios porque no están a su alcance, porque no tienen los recursos ni los medios para desplazarse hasta él o porque las madres no son conscientes del estado crítico de sus hijos e hijas hasta que es demasiado tarde. Otros muchos llegan en condiciones tan frágiles que la recuperación se convierte en un reto imposible.
Cuidar a su bebé en el hospital, estar a su lado para ayudarlo a superar el umbral de la desnutrición aguda grave implica tiempo, un tiempo que una madre resta a los otros hijos que ha dejado en su hogar. La preocupación principal de una madre en países como Chad es “cómo alimentar a mis hijos hoy”, visto sin la mínima proyección de futuro sino como una necesidad inmediata a la cual tener que hacer frente día a día.
Sin embargo, en el caso de Abdullah, como en muchos otros, la clave para la recuperación ante el cuadro de desnutrición aguda ha sido el tratamiento con el alimento terapéutico, una pasta a base de cacahuete enriquecido con leche de polvo, aceite y una combinación de vitaminas, minerales y azúcar. Una mescolanza de sabor dulzón y agradable a las papilas de los más pequeños que consigue que en cuestión de 6 a 8 semanas recuperen su peso normal. De ahí la alegría al final de ese periodo.
A ello se pueden sumar otros complementos vitamínicos y alimentarios, como las harinas fortificadas, pero sobre todo cobran importancia en ese momento las orientaciones a las madres para que aprendan a detectar los primeros síntomas de desnutrición, cómo elaborar comidas nutritivas y adquieran hábitos saludables de cuidado de sus bebés.
En Chad, como en otros países del Sahel y del Cuerno de África, la desnutrición está causando verdaderos estragos y provoca, en contra de la tendencia y los avances logrados en las últimas décadas, que la mortalidad infantil se esté disparando por las repercusiones además de enfermedades como la diarrea, el sarampión y la malaria.
Para ponerlo en cifras:
- 1 de cada 10 niños no cumplirá los 5 años.
- 1 de cada 10 niños menores de 5 años padece desnutrición aguda (1,8 millones) y entre estos, el 2% (380.000) sufren desnutrición aguda grave, la forma más letal de desnutrición y una de las principales amenazas para la supervivencia infantil.
- 9 de cada 10 no come lo suficiente y no tiene acceso a alimentos nutritivos y variados.
Esto tiene serias consecuencias en su crecimiento y desarrollo porque disminuye sus capacidades y los somete a mayor riesgo de enfermedades y de muerte. El impacto hace que las disparidades de retraso en el crecimiento de los niños de entre cero y cinco años sean particularmente pronunciadas.
Chad es un país expuesto no solo a una crisis de inseguridad alimentaria, sino a muchas otras que confluyen ahí:
- La devastación por desastres naturales y sequía a causa del cambio climático.
- La inestabilidad política y económica.
- El incremento de los precios de las materias primas.
- La inseguridad por la violencia en la zona del lago Chad que provoca el desplazamiento de población, sobre todo de mujeres y niños.
- La guerra de Ucrania se hace sentir tanto por los problemas de abastecimiento de cereales como por el creciente encarecimiento de los productos más básicos, entre ellos el pan cuyo precio ha incrementado hasta un 50%.
Conseguimos altas tasas de curación
UNICEF a la vez que alerta sobre los niveles catastróficos de hambre y escasez de alimentos en la zona, en su respuesta humanitaria provee y distribuye alimentos terapéuticos y medicamentos, y proporciona formación sanitaria para hacer frente a la desnutrición y atender a los niños y niñas afectados.
Gracias al trabajo de UNICEF en Chad durante el primer semestre de 2022, más de 121.000 niños y niñas menores de 5 años recibieron tratamiento contra la desnutrición aguda grave, con una tasa de curación del 92,8%.
En el campo de las intervenciones de prevención en nutrición, capacitamos y equipamos a más de 16.000 trabajadores de la salud comunitarios en la promoción de una adecuada alimentación y detección de la desnutrición y se llevaron a cabo actividades de sensibilización para las comunidades.
A raíz de esta acción, cerca de 35.800 niños y niñas fueron diagnosticados con desnutrición aguda, de los cuales la mitad pudieron ser derivados a centros de salud para recibir tratamiento contra la desnutrición severa aguda.
Una crisis de hambre sin precedentes
amenaza a miles de niños
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