Día Mundial de la Educación: al menos 242 millones de niños y niñas vieron interrumpida su escolarización en 2024 debido al cambio climático

Imagen de recurso

Material audiovisual disponible AQUÍ

NUEVA YORK, 24 de enero de 2025 - Al menos 242 millones de niños, niñas y adolescentes de 85 países vieron interrumpida su escolarización en 2024 debido fenómenos climáticos extremos como olas de calor, ciclones tropicales, tormentas, inundaciones y sequías. Esto agravó una crisis de aprendizaje ya existente, según un nuevo análisis de UNICEF publicado hoy, con motivo del Día Mundial de la Educación.

Por primera vez, el informe Aprendizaje interrumpido: instantánea mundial de las interrupciones escolares relacionadas con el clima en 2024 analiza los riesgos climáticos que provocaron el cierre de escuelas o la interrupción significativa de los horarios escolares, y su consiguiente impacto en estudiantes desde la etapa preescolar hasta el segundo ciclo de secundaria.

Este informe muestra que casi el 74% de los estudiantes afectados el año pasado se encontraban en países de renta baja y media-baja, pero ninguna región se libró. En España, la DANA interrumpió las clases presenciales de al menos 13.000 niños y niñas en el mes de octubre. También lluvias torrenciales e inundaciones en Italia interrumpieron la escolarización de más de 900.000 alumnos.

A nivel global, las olas de calor fueron el principal riesgo climático que causó el cierre de escuelas el año pasado, con más de 118 millones de alumnos afectados sólo en abril, según el informe. Bangladesh y Filipinas sufrieron cierres generalizados de escuelas ese mes, mientras que Camboya redujo la jornada escolar en dos horas. En mayo, las temperaturas alcanzaron los 47 grados centígrados en algunas zonas del sur de Asia, con el consiguiente riesgo para los niños y niñas de sufrir golpes de calor.

"Los niños y niñas son más vulnerables a los efectos de las crisis meteorológicas, como olas de calor, tormentas, sequías e inundaciones más fuertes y frecuentes", ha declarado Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. "Su cuerpo es especialmente vulnerable. Se calientan más rápido, sudan de forma menos eficiente y se enfrían más lentamente que los adultos. Los niños y niñas no pueden concentrarse en aulas que no les ofrecen un respiro del calor sofocante, y no pueden llegar a la escuela si el camino está inundado o si las escuelas son arrasadas por las aguas. El año pasado, las inclemencias del tiempo impidieron a uno de cada siete alumnos acudir a clase, lo cual amenazó su salud y seguridad, y repercutió en su educación a largo plazo".

Algunos países sufrieron múltiples amenazas climáticas. Por ejemplo Afganistán, además de las olas de calor, sufrió graves inundaciones repentinas que dañaron o destruyeron más de 110 escuelas en mayo, interrumpiendo la educación de miles de estudiantes.

Mientras tanto, las perturbaciones climáticas más frecuentes se produjeron en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar en muchas partes del mundo. Al menos 16 países suspendieron las clases en este momento académico crítico debido a fenómenos meteorológicos extremos como el tifón Yagi, que afectó a 16 millones de niños y niñas en Asia oriental y el Pacífico.

Según el análisis la región más afectada fue Asia meridional, donde 128 millones de estudiantes sufrieron interrupciones escolares relacionadas con el clima el año pasado; en Asia oriental y el Pacífico se vio afectada la escolarización de 50 millones de estudiantes. El Niño siguió teniendo un impacto devastador en África, con frecuentes lluvias torrenciales e inundaciones en África oriental, y graves sequías en partes de África meridional.

El aumento de las temperaturas, las tormentas, las inundaciones y otros riesgos climáticos pueden dañar las infraestructuras y el material escolar, obstaculizar las rutas a las escuelas, provocar condiciones de aprendizaje inseguras y afectar a la concentración, la memoria y la salud mental y física de los alumnos y alumnas.

En contextos frágiles, el cierre prolongado de las escuelas reduce las posibilidades de que los estudiantes vuelvan a las aulas y les expone a un mayor riesgo de matrimonio infantil y trabajo infantil. Los datos demuestran que las niñas suelen verse afectadas de forma desproporcionada, ya que se enfrentan a mayores riesgos de abandono escolar y violencia de género durante y después de las catástrofes.

En todo el mundo, los sistemas educativos ya estaban fallando a millones de niños y niñas. La falta de profesores formados, el hacinamiento en las aulas y las diferencias en la calidad de la educación -y en el acceso a ella- llevan tiempo creando una crisis de aprendizaje que los riesgos climáticos están exacerbando.

El informe señala que las escuelas y los sistemas educativos están en gran medida mal equipados para proteger a los estudiantes frente a estos impactos, ya que las inversiones financieras centradas en el impacto del clima en la educación siguen siendo sorprendentemente bajas, y los datos globales sobre las interrupciones escolares debidas a los riesgos climáticos son limitados.

UNICEF trabaja con gobiernos y aliados para apoyar la modificación y construcción de aulas resistentes al clima para proteger a los niños y niñas de las inclemencias meteorológicas. En Mozambique, por ejemplo, la infancia se ve afectada repetidamente por los ciclones, y sólo en los dos últimos meses el país ha sufrido las consecuencias de los ciclones Chido yDikeledi, que han afectado a 150.000 estudiantes. En respuesta, UNICEF ha apoyado la construcción de más de 1.150 aulas resistentes al clima en casi 230 escuelas del país.

En noviembre, UNICEF advirtió en su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia que se prevé que las crisis climáticas se generalicen entre 2050 y 2059, con ocho veces más niñas y niños expuestos a olas de calor extremas y tres veces más expuestos a inundaciones fluviales extremas, en comparación con la década de 2000.

  • La organización pide a los líderes mundiales y al sector privado que actúen urgentemente para proteger a la infancia del creciente impacto del cambio climático a través de estas medidas:
  • Garantizar que los planes nacionales sobre el clima -incluidas las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional y los Planes Nacionales de Adaptación- refuercen los servicios sociales críticos para la infancia, como la educación, para que sean más resistentes al cambio climático y a las catástrofes, y contemplen compromisos de reducción de emisiones adecuados para evitar los peores efectos del cambio climático.
  • Invertir en instalaciones educativas resistentes a las catástrofes y adaptadas a las condiciones climáticas para un aprendizaje más seguro.
  • Acelerar la financiación para mejorar la resiliencia a las consecuencias del cambio climático en el sector educativo, incluyendo la inversión en soluciones probadas y prometedoras.
  • Integrar de forma explícita la educación sobre el cambio climático y los compromisos que respondan a las necesidades de los niños y niñas en todos los ámbitos.

“La educación es uno de los servicios que con más frecuencia se ven afectados por los riesgos climáticos. Sin embargo, a menudo se pasa por alto en los debates políticos, a pesar de su papel en la preparación de los niños y niñas para la adaptación al clima”, ha concluido Catherine Russell. “El futuro de los niños debe estar en primera línea de todos los planes y acciones relacionados con el clima”.

Información para colaborar con el trabajo de UNICEF por la educación, AQUÍ

Acerca de UNICEF 
UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos. 
Para más información: 
Elena María Hernández Martínez
UNICEF España, Tel: 608 51 76 05 
E-mail: comunicacion@unicef.es 
Para recursos audiovisuales, suscríbete al canal de Telegram UNICEF España Multimedia/ Más información y recursos, en nuestra nueva sala de prensa www.unicef.es/prensa