Las agencias de Naciones Unidas advierten de que el impacto económico de la COVID-19 y el agravamiento de las desigualdades aumentarán la desnutrición de millones de personas en Asia y el Pacífico
La alimentación infantil y materna es especialmente vulnerable
Bangkok, Tailandia, 20 de enero 2021- El impacto económico de la COVID-19 en la región más poblada del mundo está amenazando con debilitar los esfuerzos para mejorar la alimentación y nutrición de cerca de 2.000 millones de personas en Asia y el Pacífico, que ya antes de la pandemia no podían acceder a una alimentación saludable. Así lo refleja un nuevo informe publicado hoy por cuatro agencias especializadas de Naciones Unidas.
Según este informe, 1.900 millones de personas no podían acceder a una dieta saludable, antes incluso del brote de COVID-19 y el daño que el virus ha causado tanto a las economías como a los medios de vida de la población.
Debido al alto precio de las frutas, verduras y productos lácteos, es prácticamente imposible que la población pobre de Asia y el Pacífico consiga una alimentación saludable, cuya accesibilidad es fundamental para garantizar una seguridad alimentaria y nutricional para todos, especialmente para madres y niños.
El precio de los alimentos y los ingresos disponibles determinan las decisiones de cada hogar sobre su ingesta dietética y de alimentos. Pero la COVID-19 y la falta de oportunidades de trabajo decentes en muchas partes de la región, junto con una significativa incertidumbre de los mercados y sistemas alimentarios, han llevado a un agravamiento de las desigualdades, ya que las familias más pobres con escasos recursos alteran su dieta para elegir alimentos menos nutritivos y más baratos.
Hacer que los alimentos nutritivos sean asequibles y accesibles
Más de 350 millones de personas en Asia y Pacífico estaban malnutridas en 2019, aproximadamente la mitad de las personas malnutridas a nivel mundial. En la región, se estima que 74,5 millones de niños menores de cinco años sufrían retraso en el crecimiento (demasiado bajitos para su edad) y 31,5 millones sufrían emaciación (demasiado delgados para su altura). La mayoría de estos niños viven en Asia Meridional, donde hay 56 millones con retraso en el crecimiento y 25 millones con emaciación. Al mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad han aumentado rápidamente, especialmente en el sudeste asiático y el Pacífico, donde unos 14,5 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso u obesidad.
Las dietas pobres y una ingesta nutricional inadecuada siguen siendo un problema. El coste de una dieta saludable es significativamente más alto que el de una dieta que proporciona calorías suficientes pero que carece de valor nutricional; esto refleja importantes carencias del sistema alimentario para proporcionar opciones nutritivas para todos a un precio asequible. Estos costes son aún mayores para mujeres y niños, dadas sus necesidades nutricionales añadidas.
El informe insta a una transformación de los sistemas alimentarios en Asia y el Pacífico, con el objetivo de que aumente la asequibilidad y el acceso de las familias a dietas nutritivas, seguras y sostenibles. Estas deben ser accesibles para todos, en todos los lugares. Para garantizar que ocurra esto, el informe recomienda enfoques y políticas integrados. Estos pasos son fundamentales para lograr que los alimentos no sean inasequibles, y para garantizar dietas saludables para madres y niños.
Mejorar las dietas maternas e infantiles requiere fortalecer sistemas vitales
La nutrición tiene una importancia vital en la vida de una persona. El impacto de una dieta pobre es más grave en los 1.000 primeros días de vida, desde el embarazo hasta que el niño cumple 2 años. Los niños pequeños, especialmente cuando comienza la introducción de nuevos alimentos a los 6 meses, tienen unas necesidades nutricionales altas para crecer bien. Cada bocado cuenta.
Las campañas destinadas a conseguir un cambio de hábitos desde un enfoque nutricional a través de estos sistemas deberían servir para adquirir más conocimientos y hábitos sostenibles, ayudando a las personas a adoptar dietas saludables.
Es fundamental educar en lo que constituye una dieta saludable y cómo crear entornos higiénicos en el hogar, en las escuelas y en la comunidad, además de invertir en la educación de las niñas y en las infraestructuras de agua, saneamiento e higiene.
Proporcionar una dieta nutritiva, segura, asequible y sostenible para todos requiere de la coordinación entre los aliados de los sistemas de alimentación, agua, saneamiento, salud, protección social y educación, con el fin de crear de manera colectiva un entorno propicio.
También es necesario prestar más atención para poner en práctica las políticas y los planes nacionales orientados a mejorar la prestación de servicios sanitarios para la alimentación materna e infantil y para obtener buenos resultados nutricionales. Los servicios para mejorar la dieta de las madres y los niños pequeños deben tener prioridad como parte del paquete esencial de servicios de salud necesarios para abordar la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad y lograr la cobertura sanitaria universal.
Mientras tanto, los esfuerzos en el campo de la protección social pueden proteger y estabilizar los ingresos y mejorar el acceso a dietas saludables durante desastres y crisis. Al menos nueve gobiernos de Asia y el Pacífico han establecido un componente COVID-19 para madres y niños en sus sistemas de protección social. Sin embargo, hace falta recopilar más datos y hacer más análisis para documentar la efectividad de la protección social en la mejora de la dieta materna e infantil en la región.
Una aportación conjunta
Los sistemas alimentarios desempeñan un papel fundamental en el logro de la seguridad alimentaria y nutricional para todos. Un sistema alimentario sostenible y sensible a la nutrición es esencial para producir alimentos diversos y nutritivos que conformen dietas saludables. Una mayor eficiencia y productividad de las cadenas de valor puede reducir los costes de los alimentos esenciales para hacerlos más asequibles.
Estas acciones son más necesarias que nunca porque el rostro de la desnutrición está cambiando en Asia y el Pacífico, con alimentos altamente procesados y económicos disponibles en toda la región. Estos alimentos a menudo están repletos de azúcar y grasas no saludables y carecen de las vitaminas y minerales necesarios para el crecimiento y el desarrollo. El consumo de estos alimentos aumenta el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Los gobiernos deben invertir en nutrición y seguridad alimentaria en los mercados de alimentos frescos de la calle para promover dietas saludables. Regular la venta y la publicidad de alimentos dirigida a los consumidores, especialmente niños, es importante para frenar el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades relacionadas.
El informe también llama a la acción dentro del sector privado, ya que tiene un papel importante que desempeñar en el apoyo a la transformación del sistema alimentario y sus cadenas de valor para lograr dietas saludables.
Aprovechar estos sistemas, de una manera coordinada que amplíe las oportunidades de abordar las barreras para acceder y consumir dietas saludables ayudará a los países y a la gente de Asia y el Pacífico a recuperarse más rápidamente del impacto económico de la COVID-19 y a estar mejor preparados para crisis futuras.
El informe Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en Asia y el Pacífico 2020: las dietas maternoinfantiles en el corazón de la mejora de la nutrición, presentado hoy en Bangkok, es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO; el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF; el Programa Mundial de Alimentos, PMA; y la Organización Mundial de la Salud, OMS.
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Belén de Vicente
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