República Democrática del Congo: cada media hora se denuncia la violación de un niño o una niña en el este del país

Declaraciones de James Elder, portavoz de UNICEF

República Democrática del Congo: cada media hora se denuncia la violación de un niño o una niña en el este del país

Declaraciones del portavoz de UNICEF James Elder, AQUÍ

Material audiovisual del este de la República Democrática de Congo AQUÍ.

GOMA, República Democrática del Congo, 11 de abril de 2025 - "La violencia contra la infancia está definiendo el conflicto en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Los primeros informes muestran que miles de niños y niñas han sido víctimas de violaciones y violencia sexual en sólo dos meses, a medida que las comunidades se ven desgarradas por el conflicto y los ataques contra los niños.

Las tasas de violencia sexual contra los niños nunca han sido tan altas. Los informes de los agentes de protección de la infancia muestran que los niños y niñas constituyen entre el 35 y el 45% de los casi 10.000 casos de violación y violencia sexual denunciados sólo en enero y febrero de este año. En resumen, según los datos iniciales con los que cuentan estos trabajadores del ámbito de la violencia de género, durante la fase más intensa del conflicto este año en el este de RDC se violó a un niño o a una niña cada media hora.

No estamos hablando de incidentes aislados, sino de una crisis sistémica. Entre los supervivientes estamos viendo a niños de corta edad. Es un arma de guerra y una táctica deliberada de terror que destruye familias y comunidades.

El hecho de que esto pueda ser sólo la punta del iceberg -oculto bajo capas de miedo, estigma e inseguridad- debería sacudirnos. Sin duda, debería obligarnos a actuar de forma urgente y colectiva.

¿Cómo debería ser esa actuación? Necesitamos más esfuerzos de prevención, servicios centrados en los supervivientes y vías seguras y accesibles para que los denuncien los abusos sin miedo. Los supervivientes deben ver que el mundo está con ellos, no que les da la espalda. Y los agresores deben enfrentarse a la justicia.

Como en todos los esfuerzos de prevención, la financiación es clave, y los niños de RDC no se han librado de las consecuencias de la crisis mundial de financiación. Sólo en uno de los hospitales que visité esta semana, 127 supervivientes de violación no tenían acceso a los kits de profilaxis postexposición. Esta es una consecuencia directa de los rápidos recortes de financiación: estas niñas y mujeres están sufriendo los horrores más inimaginables, y ya no reciben ni siquiera la atención médica básica que necesitan.

Y, así, la historia que una niña muy valiente de 13 años compartió conmigo -de su violación, de no entender cómo podía estar embarazada, de tener que someterse a una cesárea a causa de su pequeño cuerpo- se repetirá una y otra vez. En sus propias palabras: “soy una niña. No sé cómo ser madre".

Si UNICEF no es capaz de cubrir el déficit de financiación tras la finalización de programas para servicios humanitarios clave, 250.000 niños y niñas se quedarán sin servicios vitales para la violencia de género y la protección en conflictos armados. Tenemos 12 semanas.

Y la crisis de financiación va más allá del apoyo a los niños y niñas supervivientes de graves violaciones. ¿Hasta dónde llegará la crisis? Sin financiación, las cifras hablan por sí solas: nuestras previsiones indican que, sólo en 2026, 100.000 niños de RDC no serán vacunados contra el sarampión. Casi dos millones no serán examinados para detectar desnutrición. Casi medio millón carecerán de agua potable suficiente. Las cifras son interminables. Pero no son sólo cifras. Detrás de cada una de ellas hay un niño o una niña asustado, hambriento, vulnerable, y una familia y una comunidad que hacen todo lo que pueden para mantenerlo con vida. El coste de la inacción no es abstracto. Se mide en sufrimiento evitable y futuros perdidos.

Salvaguardar los servicios es doblemente importante, ya que la financiación humanitaria ha reforzado durante muchos años los sistemas sanitarios de RDC. Los logros conseguidos con tanto esfuerzo -en mortalidad infantil y materna, prevención y tratamiento de la desnutrición, cobertura de inmunización, acceso a la educación y registro de nacimientos- corren ahora el riesgo de desmoronarse.

Y, por supuesto, en un mundo profundamente interconectado, tales consecuencias no quedarán confinadas dentro de las fronteras. RDC ha sido el epicentro de varios brotes con implicaciones mundiales, como los recurrentes de ébola, cólera y viruela.

Permítanme terminar con lo que me da esperanza: los niños, los trabajadores sociales, los jóvenes y los trabajadores sanitarios de la RDC:

Me reuní con docenas de voluntarios, brillantes e incansables, que movilizan a las comunidades en favor de la vacunación y se conectan a Internet para combatir las peligrosas noticias falsas, incluso cuando las plataformas hacen retroceder los esfuerzos por proteger la verdad. 

Me da esperanza el personal sanitario que permaneció junto a los supervivientes de la violencia y los pacientes de mpox, incluso cuando el caos se extendía, las cárceles se vaciaban y la policía desaparecía.

También los trabajadores sociales cualificados y compasivos, arraigados en la comunidad, que son la columna vertebral de la respuesta de UNICEF. Día tras día, acompañan a los supervivientes, uniendo seguridad, dignidad y justicia. Guían a los niños y niñas supervivientes de violaciones desde el trauma hacia la curación con un cuidado inquebrantable. 

Y los supervivientes de violaciones -niños y niñas- que se niegan al silencio y me dicen claramente: “Si nos callamos ante una violación, no hay justicia, y no sanamos”. 

Lo que todos necesitan, trabajadores sanitarios, trabajadores sociales y niños, es una cosa: una oportunidad. 

Esa es la chispa. Pero, para que la oportunidad encienda el cambio real, debe venir acompañada de paz y de financiación".

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Ildefonso González 
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