Mantener a las familias unidas tras el terremoto, una de las prioridades de UNICEF
El terremoto de Haití puso en riesgo la ya difícil situación de la infancia en el país. 1,2 millones de niños haitianos ya eran extremadamente vulnerables antes del 12 de enero, lo que se agravó tras el seísmo: millones de niños quedaron separados de sus familias, perdieron sus casas, y todavía viven hacinados en refugios temporales, donde en muchas ocasiones son víctimas de la violencia. Dar respuesta a cada una de estas problemáticas ha sido y sigue siendo una de las prioridades de UNICEF.
Apoyar y dar respuesta a los niños que habían perdido a sus familias o que se había separado de ellos tras el terremoto ha sido una de las principales prioridades de UNICEF desde las primeras horas de la catástrofe. Hasta el momento, se ha logrado registrar a casi 5.000 niños y reunificar con sus familias a 1.265.
Otro de los grandes retos ha sido conseguir que los niños volvieran a la normalidad lo antes posible. Por ello se crearon losEspacios Amigos de la Infancia, que ofrecen actividades recreativas y apoyo psicosocial a los menores.Hoy día cerca de 95.000 niños acuden a los 369 espacios que existen.
Apoyo a las familias a sacar adelante a sus hijos
UNICEF, junto con sus aliados, también está haciendo todo lo posible para apoyar a las familias que están pasando por dificultades económicas a la hora de mantener a sus hijos.Es el caso de Joseph Charles y su esposa Marie, agricultores, que tras el terremoto no tuvieron otro remedio que enviar a sus tres hijas a un centro local de residencia infantil.
"Me sentí avergonzado e incómodo", comenta Charles. "Fue la decisión más difícil a la que jamás me había tenido que enfrentar". Para ayudar a estas familias, la ONG aliada de UNICEF, Terre des Hommes, se embarcó en un proyecto a largo plazo con soluciones sostenibles para familias que sentían que no tenían otra opción que la de renunciar al cuidado sus hijos.
Se identificó y marcó como objetivo a 24 familias que habían entregado a sus hijos por motivos económicos. Los progenitores, incluido Charles, se reunieron con los trabajadores sociales de Terre des Hommes, quienes evaluaron la viabilidad de reiniciar sus ocupaciones o de buscar otras oportunidades para que pudieran ganarse la vida. Con ayuda, cada familia abrió una cuenta bancaria para pagar las matrículas de la escuela, comprar comida y contar con un presupuesto para futuras necesidades, incluida la de un alojamiento permanente.
Después de un par de meses en el centro de residencia infantil, las hijas de Charles regresaron a su casa. Charles ahora cuida de sus campos de arroz e incluso ha podido contratar a otros trabajadores, permitiéndoles a su vez que mantengan a sus familias. Las visitas de seguimiento y supervisión a cargo de trabajadores de protección infantil están ayudando a garantizar que las familias que han vuelto a reunirse con sus hijos puedan mantenerlos a largo plazo.