Persiguiendo el sueño de Malala
Post de Rodrigo Riaza, Representante de UNICEF España en el Malala Day
Tras mi participación en Malala Day me ha quedado clara una cosa: Si Malala no es capaz de impulsar este movimiento, no sé quién podrá.
Fue emocionante presenciar cómo alguien tan joven podía desprender tanta pasión por una causa. Su historia de superación, tras haber sido disparada por los talibanes, llegó a los corazones de todos los jóvenes presentes en la Asamblea. Sus 20 minutos de discurso brillaron, motivando el constante aplauso de los allí presentes. Su discurso prometía ser el cenit del evento. Y definitivamente lo fue.
Llegué a Nueva York sin saber con certeza qué me iba a
encontrar. El primer día conocí a mis 10 compañeros de UNICEF de
todo el mundo, y con ellos, sus respectivas experiencias. Escuché
en persona la motivación de algunos de los delegados, que incluían
historias de violencia y sufrimiento, provocadas sencillamente por
luchar en nombre del derecho a la educación para sí mismos y para
sus comunidades.
Esta supuso la primera muestra, que fue seguida por otros 500
jóvenes de todo el mundo, cada uno con su propia motivación
personal. Motivaciones como la lucha por la educación de
los inmigrantes, los derechos de las mujeres o los de los indígenas
australianos, y cada uno de ellos con sus propias visiones
y estrategias para luchar por una causa que consideraban justa. Fue
una fusión de inspiración e ideas realmente única.
El objetivo del Malala Day era demostrar que los
jóvenes tenemos mucho que decir acerca de la educación
infantil y de los 57 millones de niñas y niños que siguen
sin poder disfrutar del colegio. Además, teníamos la obligación
de hacernos escuchar y de transmitir la importancia de llegar
a los Objetivos de Desarrollo del Milenio al resto
del mundo.
Me voy con la sensación de que durante estos dos días ese
objetivo se ha cumplido. El mundo ha escuchado a Malala y al resto
de los jóvenes. No obstante, ahora viene la parte verdaderamente
difícil. Es ahora cuando debemos encontrar los caminos para
progresar en la causa de conseguir una educación digna para
todos.
Debemos, pues, hallar la forma de estar junto a Malala y
aportar cada uno nuestro granito de arena en pos de este
objetivo.