Índice de pobreza: qué es y cómo se calcula
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La pobreza es un desafío global que afecta de manera desproporcionada a los niños y niñas de todo el mundo. ¿Cómo sabemos cuándo un niño o niña se encuentra en una situación de pobreza? ¿Cuáles son los factores que influyen en ella? En este artículo, exploraremos en profundidad el índice de pobreza, desde su definición hasta su impacto en el desarrollo infantil.
¿Qué es el índice de pobreza?
Durante mucho tiempo medir con precisión la pobreza fue un desafío, dado que no estaba establecido cómo cuantificarlo. En 1997, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dio un paso significativo al establecer parámetros estadísticos para medir el nivel de vida de la población. Estos parámetros fueron diseñados específicamente para capturar las diversas dimensiones de la pobreza, no solamente en nivel de ingresos, ofreciendo así una visión más completa de esta realidad.
A diferencia del índice de desarrollo humano, que se centra principalmente en indicadores como el ingreso per cápita y la esperanza de vida, el índice de pobreza se enfoca en las privaciones que permiten a una persona tener una vida digna. Esto incluye el acceso a alimentos, disponer de una vivienda adecuada, el acceso a una educación de calidad, salud, empleo digno y otros elementos esenciales para el bienestar humano.
Gracias a estos parámetros podemos obtener una imagen más precisa de las condiciones de vida de las personas en diferentes partes del mundo. Así, el índice de pobreza no solo revela la cifra de personas que viven en condiciones precarias, sino que también nos permite comprender la verdadera magnitud y complejidad de este fenómeno multidimensional.
¿Y el índice de pobreza infantil?
Cuando hablamos de pobreza, no se puede pasar por alto el impacto desproporcionado que tiene en los niños y niñas. El índice de pobreza infantil va más allá de simplemente contar cuántos niños viven en hogares pobres; también analiza aspectos como la nutrición, la salud, la educación y el acceso a servicios básicos.
Comprender y abordar la pobreza infantil es fundamental para garantizar un futuro más justo y equitativo para las generaciones venideras.
Índices de pobreza infantil en el mundo
Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo es el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número uno de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha marcado un punto de inflexión en este objetivo, revirtiendo los avances logrados en décadas anteriores. Por primera vez en una generación, el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó en casi 90 millones, según datos de las Naciones Unidas.
Incluso antes de la pandemia, el impulso para reducir la pobreza se estaba desacelerando. La estimación es que hacia finales de 2022, hasta el 8,4 % de la población mundial, o aproximadamente 670 millones de personas, estaban viviendo en la pobreza extrema. Este retroceso efectivamente borró alrededor de tres años de progreso en el alivio de la pobreza.
Si los patrones actuales persisten, se estima que para 2030, aproximadamente el 7 % de la población mundial, o alrededor de 575 millones de personas, seguirá atrapada en la pobreza extrema, con una concentración significativa en África subsahariana.
Además, hay un resurgimiento alarmante de los niveles de hambre, equiparables a los registrados por última vez en 2005. Este problema se ve exacerbado por el persistente aumento de los precios de los alimentos en un mayor número de países causado por los conflictos bélicos o los efectos del cambio climático. La combinación de pobreza y seguridad alimentaria plantea una grave preocupación a nivel mundial y destaca la urgencia de tomar medidas efectivas para abordar esta crisis humanitaria.
Según el informe España: pobreza infantil en medio de la abundancia de UNICEF España, a finales de 2021 aún había más de 69 millones de niños y niñas en hogares de países de la OCDE y la UE con ingresos inferiores al 60% de la renta nacional media. Esta cifra es alarmante y refleja la persistencia de la pobreza infantil en regiones consideradas económicamente desarrolladas.
Dentro de la Unión Europea de los 27, los datos nos dicen que 1 de cada 4 niños está en riesgo de pobreza.
¿Cómo se mide o calcula el índice de pobreza?
El índice de pobreza, fundamental para entender la situación económica y social de una nación, se calcula mediante diversas metodologías que han evolucionado con el tiempo para capturar las complejas dimensiones de la pobreza.
Una de las primeras medidas extrapolables fue el índice de pobreza de las Naciones Unidas, establecido en 1997. Este índice, más efectivo que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) para reflejar las privaciones a las que están expuestas las personas en una nación, marcó un hito en la comprensión global de la pobreza. Para su cálculo, se consideran parámetros como la esperanza de vida, la tasa de analfabetismo, el acceso al agua potable, la nutrición y el acceso a servicios básicos.
Posteriormente, en 2010, se introdujo el Índice de Pobreza Humana (IPH), adaptado a las realidades tanto de países en vías de desarrollo, como de países de la OCDE. Este indicador compuesto mide las privaciones en tres dimensiones básicas: salud, educación y nivel de vida.
El IPH es útil al proporcionar un resumen integral de la pobreza, que no se limita únicamente al salario de una persona, sino que también tiene en cuenta las necesidades y privaciones específicas en su contexto social. Este enfoque más amplio permite una comprensión más profunda de la pobreza y sus implicaciones.
Factores e indicadores del índice de pobreza
Algunos de los principales factores e indicadores que se consideran en el cálculo del índice de pobreza incluyen:
- Ingreso familiar: el nivel de ingresos de los hogares es uno de los principales indicadores utilizados para determinar la pobreza. Se compara el ingreso de cada hogar con una línea de pobreza establecida para determinar si están por debajo del umbral de pobreza.
- Acceso a servicios básicos: la disponibilidad y acceso a servicios esenciales como salud, educación, vivienda adecuada, agua potable y saneamiento son indicadores clave de la calidad de vida y pueden influir en el nivel de pobreza de una comunidad.
- Nivel educativo: el nivel de educación de la población, así como la tasa de analfabetismo, son factores que pueden afectar tanto el ingreso como las oportunidades de empleo, lo que a su vez puede influir en el nivel de pobreza.
- Salud y nutrición: la malnutrición y la falta de acceso a servicios de salud pueden contribuir significativamente a la pobreza.
- Empleo y mercado laboral: el acceso a un empleo digno y bien remunerado es fundamental para salir de la pobreza. El nivel de desempleo, así como las condiciones laborales y los salarios, son indicadores importantes a considerar.
- Desigualdad de ingresos: la distribución del ingreso dentro de una sociedad puede influir en los niveles de pobreza. Una alta desigualdad de ingresos puede aumentar la incidencia de la pobreza y dificultar la movilidad económica de los individuos.
Estos son solo algunos de los factores que se tienen en cuenta al calcular el índice de pobreza. Es importante considerar una variedad de medidas para obtener una imagen completa de la pobreza y diseñar políticas efectivas para abordar este desafío global.
Impacto de la pobreza en el desarrollo infantil
La pobreza ejerce un efecto negativo de manera global en los derechos de los niños y niñas, como la educación, la salud y el bienestar general.
- Educación
Las familias en situación de pobreza a menudo enfrentan dificultades para cubrir los gastos relacionados con la escolarización, como uniformes, material escolar, comedor o transporte. Además, la necesidad de que los niños y niñas trabajen para contribuir al sustento familiar puede interferir con su asistencia regular a la escuela y comprometer su rendimiento académico. Esta falta de acceso a una educación adecuada puede perpetuar el ciclo de pobreza al limitar las oportunidades de empleo y crecimiento personal en el futuro. - Salud
Las familias con menos recursos tienen más dificultades de acceso a servicios de salud de calidad, lo que puede resultar en una atención médica deficiente y un mayor riesgo de enfermedades prevenibles. La malnutrición y la falta de acceso a una alimentación adecuada pueden afectar el crecimiento y desarrollo físico de los niños y niñas, así como su capacidad para concentrarse y aprender en la escuela. Además, las condiciones de vivienda precarias y la exposición a entornos contaminados pueden aumentar el riesgo de enfermedades infecciosas y crónicas. Bienestar general
La falta de recursos económicos puede generar estrés y ansiedad en el hogar, lo que puede desestabilizar emocionalmente a los niños y niñas. Además, la exposición a entornos de alta criminalidad y violencia puede aumentar el riesgo de traumas y trastornos mentales entre los niños y niñas que viven en condiciones de pobreza. Estos factores pueden tener consecuencias a largo plazo en su desarrollo social y emocional, así como en su capacidad para construir relaciones positivas y funcionar de manera saludable en la sociedad.
La realidad de la pobreza infantil en España
España obtiene la peor nota en pobreza infantil de la Unión Europea entre 2014 y 2021, según los datos publicados por la oficina de investigación UNICEF Innocenti.
En nuestro país la pobreza infantil aumentó en 1,5 puntos porcentuales en 2020, alcanzando el 28,9%, y luego disminuyó al 27,8% en 2021. Sin embargo, según la gráfica de evolución de las tasas de pobreza infantil, solo se ha reducido un 4% en el período 2012-2021 en nuestro país.
El informe de UNICEF España basado en el Report Card 18 (de diciembre de 2023) proporciona un análisis detallado de las cifras de pobreza infantil en España. Durante el período de estudio, que abarca desde 2012 hasta 2018, se esperaba que la pobreza infantil disminuyera, ya que la mayoría de los países experimentaron un crecimiento económico sostenido. Sin embargo, los resultados muestran que España, junto con Turquía, ha mantenido sus tasas de pobreza infantil sin cambios significativos. Esto contrasta con la experiencia de otros países que han logrado reducir la pobreza infantil de manera significativa, como Polonia, Eslovenia, Letonia o Lituania.
Medidas para disminuir el índice de pobreza
Para reducir el índice de pobreza, es fundamental implementar una serie de medidas que aborden las causas que lo provocan y promuevan la inclusión social y económica de las personas en situaciones más vulnerables. Algunas medidas efectivas para disminuir el índice de pobreza incluyen:
- Promoción del empleo y el crecimiento económico: aunque ya hemos comprobado que solo con esta medida en España no es suficiente, fomentar la creación de empleo digno y bien remunerado es una de las bases para reducir la pobreza. Esto puede lograrse mediante políticas que estimulen el crecimiento económico, la inversión en sectores clave y el apoyo a pequeñas y medianas empresas.
- Acceso equitativo a la educación y formación: esto incluye medidas para mejorar la calidad de la educación, gratuidad de libros de texto y actividades complementarias, reducir las tasas de abandono escolar y proporcionar oportunidades de formación y capacitación para jóvenes y adultos.
- Protección social y redes de seguridad: fortalecer los sistemas de protección social, como la seguridad social, el seguro de desempleo y las becas de comedor, acceso a material escolar y transporte gratuito, puede ayudar a proteger a las personas en situación de vulnerabilidad contra los impactos negativos de la pobreza y promover la inclusión social.
- Acceso a servicios básicos de salud y vivienda: esto puede lograrse mediante el acceso universal a la salud y la implementación de políticas de vivienda asequible.
- Reducción de la desigualdad: esto incluye medidas para promover la igualdad de oportunidades, combatir la discriminación y garantizar la distribución equitativa de los recursos y beneficios sociales.
- Inversión en infraestructura y desarrollo rural: mejorar la infraestructura básica, como asfaltados, transporte público, electricidad y acceso a agua potable, en áreas rurales y urbanas marginadas puede ayudar a reducir la pobreza al facilitar el acceso a oportunidades económicas y servicios básicos.
Estas son solo algunas de las medidas que pueden contribuir a disminuir el índice de pobreza. Es importante implementar un enfoque integral y coordinado que aborde las múltiples dimensiones de la pobreza y promueva un desarrollo inclusivo y sostenible para todos.
La lucha de UNICEF para disminuir el índice de pobreza infantil
UNICEF está en permanente búsqueda de soluciones para mejorar el bienestar y el desarrollo de todos los niños y niñas, especialmente aquellos en situación de vulnerabilidad.
Para ello, despliega una amplia gama de acciones para combatir la pobreza infantil. Esto implica:
- La defensa de políticas que aborden las raíces del problema.
- Velar por asegurar el acceso universal a educación y salud de calidad.
- La protección de los derechos de la infancia y la adolescencia.
- La asistencia en situaciones de emergencia.
- El fortalecimiento de las comunidades para enfrentar la pobreza de manera sostenible.
Hacia un futuro sin pobreza infantil: metas y desafíos
Abordar estos desafíos requiere de un compromiso global y acciones coordinadas de gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil y el sector privado. Con un enfoque integral y sostenido es posible construir un futuro en el que todos los niños y niñas puedan vivir libres de pobreza y alcanzar su máximo potencial.
El camino hacia un futuro más justo implica garantizar que ningún niño o niña viva en condiciones de pobreza extrema, asegurando el acceso a necesidades básicas como alimentos, vivienda, educación, salud y protección.
Además, se aspira a proporcionar igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su origen socioeconómico, género, etnia o ubicación geográfica, asegurando así sus derechos fundamentales y su desarrollo integral y sostenible.
Sin embargo, alcanzar estas metas se enfrenta a diversos desafíos. La persistente desigualdad económica y social sigue siendo uno de los mayores obstáculos para reducir la pobreza infantil, limitando el acceso de los más jóvenes a recursos y oportunidades vitales. Además, los conflictos armados, desastres naturales y crisis humanitarias aumentan la vulnerabilidad de los niños y niñas a la pobreza, exacerbando sus efectos negativos en su desarrollo y bienestar.
La falta de inversión adecuada en educación y salud también obstaculiza los esfuerzos por combatir la pobreza infantil, limitando las oportunidades de los niños y niñas de mejorar sus condiciones de vida.
Además, el cambio climático y la degradación ambiental representan una amenaza adicional, ya que pueden afectar la disponibilidad de recursos naturales y aumentar la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, exacerbando la pobreza infantil en muchas regiones del mundo.
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