4 historias de terror demasiado reales
Algunas historias de terror son demasiado reales, demasiado dolorosas y demasiado injustas. Te contamos 4 de estas historias que nunca se deberían haber producido.
En estos días de sustos y relatos de miedo, queremos recordar que hay algunas historias de terror que son demasiado reales. Historias que nadie debería vivir nunca en primera persona, ni siquiera en sus peores pesadillas. Y mucho menos cuando sus protagonistas son niños.
En UNICEF hemos recopilado 4 de las historias del terror más real con las que nuestros compañeros se han encontrado en el terreno.
Hanadi, Lamar, Ismail y Zaina
Radoslaw Rzehak, director de la oficina de UNICEF en Alepo, acababa de encender su ordenador cuando se enteró de la noticia: un ataque con mortero había sorprendido a un grupo de niños cuando se dirigían al colegio.
"Cuando llegamos a la morgue vi a dos niñas preciosas, Hanadi y Lamar, de 9 y 11 años respectivamente, tumbadas como si estuvieran durmiendo plácidamente. Lamar todavía tenía entre sus manos la chocolatina que se estaba comiendo mientras iba a clase", cuenta Radoslaw.
Unas horas más tarde, nuestro compañero recibía otra terrible noticia. "Me llamaron del hospital para decirme que otros 2 niños, Ismail y Zaina, de 5 y 9 años, no habían logrado superar sus heridas". Eran los hermanos pequeños de Hanadi y Lamar. En un solo día, 4 hermanos inocentes habían sido brutalmente asesinados.
En la foto superior puedes ver la mochila que llevaba Zaina aquel día, junto a un libro de texto de su hermana Lamar.
Sarah*
"Anunciaron su llegada con disparos al aire", Sarah recuerda el día que un grupo armado llegó a su pueblo en Nigeria. "Luego reunieron a la gente y empezaron a matarla. Los que intentaron escapar escalando la valla murieron por disparos en el acto".
Entre las personas que murieron ese día se encontraban uno de sus hermanos y el marido de su madre. Sarah buscó a su madre por todas partes pero no la encontró. Intentó escapar saltando cadáveres de mujeres y niños, pero no lo logró. Los miembros del grupo armado la encontraron y la encerraron en una casa con otras chicas. Todas ellas sufrieron violaciones.
"Mi corazón se detiene cada vez que me acuerdo. Estaba segura de que me matarían", añade Sarah, que logró escapar tras 3 días caminando por la selva. Ahora vive en un campo de desplazados del nordeste de Nigeria donde ha podido reencontrarse con su madre e intenta rehacer su vida.
Rosalyn*
Rosalyn recuerda su infancia con cariño. Hasta que sus padres perdieron su empleo en una fábrica local en Filipinas. No lograron encontrar otro trabajo y la familia se hundió en la pobreza extrema. Un vecino ofreció a Rosalyn ganar dinero si realizaba actos sexuales para emitirlos por streaming. Nunca recibió dinero directamente pero, misteriosamente, su familia dejó de pasar dificultades económicas.
Su hermana pequeña también comenzó a participar en la emisiones y la situación económica de la familia mejoró hasta el punto de que los padres pudieron comprar su propio sistema informático. Bajo la dirección del vecino, los padres continuaron forzando a sus 2 hijas mayores a realizar actos sexuales frente a una webcam.
Cuando todo esto ocurrió, Rosalyn tenía 11 años. Hoy, 6 años después, los padres están en la cárcel pero la joven se siente confundida e incluso responsable de lo que le pasó a su familia. Tardó mucho tiempo en entender que lo que le había pasado era una forma de abuso, ya que la explotación sexual de niños por internet está muy normalizada en su comunidad.
En la imagen superior, Rosalyn le lee un cuento a su hermano pequeño.
Gatkuoth*
Gatkuoth fue reclutado por un grupo armado en Sudán del Sur cuando solo tenía 13 años. "No me gustaba ser soldado. No había nada de bueno en ello. El dinero que me daban me venía bien, pero no me gustaba lo que me obligaban a hacer con las armas", cuenta.
"Traté de escaparme muchas veces, pero no servía para nada. Siempre me acababan cogiendo y castigando", añade.
En UNICEF calculamos que 16.000 niños han sido reclutados por grupos armados en Sudán del Sur desde los enfrentamientos que comenzaron en diciembre de 2013. Los niños son obligados a cometer verdaderas atrocidades con sus propias manos, algo que marcará el resto de sus vidas.
*No utilizamos el nombre real de estos niños para proteger su identidad.
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