COVAX: un año vacunando al mundo
Dejamos atrás 12 meses difíciles y repasamos las perspectivas para 2022.
11/03/2022
Da igual dónde vivas, para la mayoría de nosotros el último año ha sido difícil. También para COVAX, el mecanismo mundial de distribución equitativa de las vacunas contra la COVID-19.
2021 fue un año de grandes momentos, de innovación, expectativas y enormes avances, pero también estuvo marcado por desafíos y reveses imprevistos. Aún así, la perseverancia, la cooperación internacional y un objetivo compartido, nos permitieron superar los momentos más críticos.
COVAX nació para conseguir que las vacunas contra la COVID-19 fueran asequibles y accesibles para todos los países, no solo para los más ricos. Ese viaje inició cuando COVAX llevó a cabo la primera entrega internacional de 600.000 vacunas a Ghana, el 24 de febrero de 2021, marcando un hito en lo que sería la mayor operación de adquisición y entrega de vacunas de la historia.
"Cuando llegaron las vacunas, la gente estaba ilusionada. Había una sensación de alivio, de que se estaban tomando medidas para garantizar que la población de Ghana estaba protegida contra la COVID-19. Parecía que la esperanza finalmente había llegado para todos nosotros", decía Mrunal Shetye, jefe de salud y nutrición en UNICEF en Ghana.
En los 12 meses siguientes, el mecanismo mundial conseguiría entregar 1.200 millones de vacunas a 144 países, el 85% de las cuales se destinó a países de ingresos bajos y medios. Pero la tarea no ha sido nada fácil.
Obstáculos en el camino
Desde UNICEF, como principal aliado en la entrega de vacunas del mecanismo COVAX, enviamos 19 millones de vacunas a 45 países durante los primeros 20 días, incluso a los lugares de más difícil acceso, desde el Himalaya hasta las islas remotas del Pacífico y a zonas de conflicto. Aquel fue un momento de gran esperanza, veíamos que juntos podíamos encontrar una salida a la pandemia.
Pero poco después de este prometedor comienzo, aparecieron los obstáculos. Gran parte del suministro inicial de vacunas lo compraron los países ricos, antes de que COVAX tuviera financiación para asegurar sus propios suministros. A la vez, los fabricantes tuvieron dificultades para escalar a los niveles requeridos, lo que unido al nacionalismo de las vacunas, el acaparamiento y las prohibiciones de exportación, contribuyeron aún más a la escasez de suministros.
"Nunca perdimos la esperanza, había mucho en juego. Tuvimos que encontrar la forma de que COVAX funcionara para todas las personas y países que dependen de nosotros. Y ahí nos allanó el camino el apoyo vital de nuestros socios y donantes para acceder a dosis adicionales de vacunas. Cada vez que una puerta se cerraba, otra se abría", afirma Ann Ottosen, de nuestra División de Suministros.
Una colaboración extraordinaria
En junio de 2021, UNICEF lanzó una importante campaña en la que pedía a los países bien abastecidos que compartieran sus dosis de vacunas con los demás países. Como resultado, comenzaron a fluir las donaciones de más dosis de vacunas a COVAX. En febrero de 2022, UNICEF entregó 500 millones de dosis donadas por 31 países.
No son solo los donantes los que marcaron esta diferencia crucial. Los fabricantes de vacunas también dieron un paso adelante para acelerar el desarrollo a un ritmo sin precedentes y aumentaron su capacidad de producción. Las aerolíneas y los sectores de carga y logística firmaron acuerdos con UNICEF para priorizar la entrega de vacunas contra la COVID-19, medicamentos esenciales, dispositivos médicos y suministros críticos para responder a la pandemia.
El sector privado tiene un rol clave en nuestra labor para lograr el reparto equitativo de las vacunas. En España, hemos contado con un importante apoyo de empresas, fundaciones y organizaciones, que nos ha impulsado a avanzar en nuestro objetivo. Empresas y organizaciones que, mediante la movilización de recursos, el soporte logístico o la puesta de sus activos y experiencia al servicio de los más vulnerables, nos ayudan a seguir vacunando al mundo.
Los gobiernos también han demostrado compromiso y agilidad en la ampliación de las campañas nacionales de vacunación y la priorización de los grupos de riesgo, tan pronto como las vacunas estuvieron disponibles.
Cabe destacar el esfuerzo heroico de aquellos en la primera línea, los trabajadores de la salud que convierten las vacunas en vacunación y cuidan a los enfermos. Cada día trabajaron para vacunar, hacer los test de diagnóstico y cuidar a los afectados por la COVID-19 y otras enfermedades. Y lo han hecho incansablemente, a menudo con un gran coste personal.
La recompensa, algunos momentos de alegría, como este junto a Ashutosh Chhetry, de 13 años, después de recibir su vacuna contra la COVID-19 el pasado mes de noviembre en Nepal. Ashutosh tiene asma, por lo que fue incluido en el grupo prioritario para vacunarse.
Distribuimos las vacunas a escala
Con los suministros de vacunas fluyendo de manera más constante, se produjo un giro en la distribución. El mecanismo COVAX entregó más de 1.200 millones de dosis de vacunas a 144 países en 12 meses, en lo que fue un esfuerzo sin precedentes. Solo en diciembre, debido a la mayor disponibilidad de suministros, distribuimos un máximo histórico de 340 millones de dosis, lo que equivale a las cantidades totales entregadas durante los primeros 9 meses de 2021. El transporte y la logística se intensifican rápidamente cuando los suministros están disponibles y se adaptan a la demanda de los países.
Y no son solo las vacunas las que formaron parte de esta tarea monumental. UNICEF también distribuyó jeringas, cajas de seguridad para desechar los residuos, equipos de cadena de frío, suministros de oxígeno y otras herramientas que no solo ayudan a responder a la COVID-19 sino que también fortalecen los sistemas de salud a largo plazo.
Desde UNICEF continuamos trabajando
Cuando miramos hacia 2022, la imagen es completamente distinta a la del año pasado. Debido al desarrollo exitoso de vacunas, la ampliación de la producción y las aprobaciones regulatorias, el acceso a las vacunas contra la COVID-19 ya no se considera un cuello de botella. Sin embargo, la demanda de vacunas varía de un país a otro, en función de los planes nacionales de respuesta y la epidemiología.
La variante de Omicron causa una enfermedad menos grave, pero sigue siendo un virus peligroso, especialmente para aquellos que no están vacunados, y, a 23 de febrero de 2022, solo el 12% de las personas en los países de bajos ingresos habían recibido al menos una dosis.
Estamos pasando de las restricciones de suministro de vacunas a las restricciones en la capacidad de absorción. Muchos países se ven obstaculizados por la fragilidad de los sistemas de salud, la falta de cadenas de frío, baja demanda, la logística en esos últimos tramos, los conflictos, las poblacionales de difícil acceso y las emergencias prolongadas.
"Cada país tiene un contexto único. Debemos escuchar a los países para comprender plenamente sus necesidades y ofrecer apoyo personalizado para ayudarles a implementar estrategias de respuesta a la pandemia y alcanzar los objetivos nacionales de vacunación, sin arriesgarnos a que se genere un impacto negativo en otros servicios de salud", cuenta Ann Ottosen.
Además de apoyar la vacunación, los países deberían tener igual acceso a toda la gama de medidas contra la COVID-19, como las pruebas diagnósticas, tratamientos y equipos de protección personal para proteger sus servicios de salud y reducir las posibilidades de que surjan variantes aún más peligrosas en el futuro.
"Debemos ser ambiciosos y valientes, porque cada día nos enfrentamos a nuevos retos que requieren más que nunca de innovación, colaboración y solidaridad. En última instancia, nuestro objetivo es el objetivo de todos: poner fin a la pandemia para beneficiar a los niños, niñas y sus familias en todo el mundo", añade.