COVID-19: 40 millones de niños sin educación infantil en el mundo
Proponemos pautas para gobiernos y empresas de forma que todos los niños y niñas accedan a centros de calidad, apropiados para su edad, asequibles y accesibles.
22/07/2020
Al menos 40 millones de niños y niñas en todo el mundo se han quedado sin educación preescolar en un curso que es esencial para la primera infancia, debido al cierre de centros de cuidado infantil y educación temprana por la COVID-19.
"La interrupción de los servicios educativos a causa de la pandemia está impidiendo que los niños inicien su educación lo mejor posible”, ha explicado nuestra directora ejecutiva, Henrietta Fore. “El cuidado y la educación durante la primera infancia construyen la base sobre la que reposan todos los aspectos del desarrollo de los niños. La pandemia está amenazando seriamente esa base”, ha añadido.
El informe elaborado por la Oficina de Investigación de UNICEF-Innocenti, Cuidado infantil en una crisis global: el impacto de la COVID-19 en la vida laboral y familiar (PDF, en inglés), señala que los confinamientos han provocado que muchos padres y madres hayan tenido que esforzarse por equilibrar el cuidado infantil y el empleo remunerado. En este sentido, ha habido una carga desproporcionada sobre las mujeres, que -de media- dedican tres veces más tiempo al cuidado y las tareas domésticas que los hombres.
Además, la COVID-19 también ha puesto de manifiesto una crisis aún más profunda para las familias de niños pequeños, especialmente en países de ingresos bajos y medios, muchas de los cuales ya no podían acceder antes a servicios de protección social. El cuidado de los niños es esencial para proporcionarles servicios integrales, afecto, protección, estimulación y nutrición. Al mismo tiempo, les permite desarrollar habilidades sociales, emocionales y cognitivas.
Antes de la pandemia, los servicios de educación infantil y de primera infancia que eran inaccesibles, inasequibles o de mala calidad obligaron a muchos padres a dejar a los niños pequeños en entornos inseguros y poco estimulantes en un punto crítico de su desarrollo. Más de 35 millones de niños y niñas menores de cinco años a nivel mundial se quedaron alguna vez sin la supervisión de un adulto.
De 166 países analizados, menos de la mitad ofrecen programas de educación preescolar sin matrícula de al menos un año, una cifra que cae al 15% cuando se trata de países de bajos ingresos.
Muchos niños pequeños que se quedan en casa no disfrutan del tiempo de juego y el apoyo de aprendizaje temprano que necesitan para un desarrollo saludable. En 54 países de ingresos bajos y medios, en torno al 40% de los niños de entre 3 y 5 años no disfrutan de estimulación socioemocional y cognitiva por parte de ningún adulto en su hogar.
La falta de opciones de cuidado infantil y educación temprana también deja a muchos progenitores, particularmente a las madres que trabajan en la economía sumergida, sin otra opción que llevar consigo a sus hijos pequeños al trabajo. Más de 9 de cada 10 mujeres en África y casi 7 de cada 10 en Asia y el Pacífico trabajan en la economía sumergida y no tienen acceso a ninguna forma de protección social. Muchos padres quedan atrapados en este tipo de empleo poco fiable y mal pagado, lo que contribuye a los ciclos intergeneracionales de pobreza.
El acceso a guarderías y educación infantil de calidad y asequible es fundamental para el desarrollo de familias y sociedades cohesionadas. En UNICEF abogamos por un cuidado infantil accesible, asequible y de calidad desde que los niños nacen hasta que inician su primer curso en el colegio.
COVID-19: pautas para gobiernos y empresas
El informe ofrece orientación sobre cómo gobiernos y empresas pueden mejorar las políticas relativas al cuidado de los niños y a la educación de la primera infancia, permitiendo que todos los niños accedan a centros de cuidado de alta calidad, apropiados para su edad, asequibles y accesibles, independientemente de sus circunstancias familiares.
La guía también propone políticas familiares que incluyen:
• Baja parental remunerada para todos los padres y madres, de manera que no exista una brecha entre el final de dicha baja y el inicio de unos cuidados infantiles asequibles.
• Acuerdos para la flexibilización del trabajo que tengan en cuenta las necesidades de los padres.
• Invertir en el personal sin hijos a cargo en áreas como la formación.
• Sistemas de protección social que incluyan transferencias de efectivo para las familias que trabajan en empleos informales.
"La pandemia de COVID-19 está agudizando la crisis mundial de cuidado infantil. Las familias necesitan el apoyo de sus gobiernos y sus empleadores para capear este temporal y salvaguardar el aprendizaje y el desarrollo de sus hijos", ha añadido Fore.