El conflicto de Ucrania deja heridas invisibles en la infancia
Afina e Illia, con edades y sueños diferentes, pero con una historia en común: la huella que dejan ocho años de conflicto en el este del país.
24/02/2022
Los efectos del conflicto armado se sienten desde hace años en el este de Ucrania. Los niños y las familias llevan mucho tiempo sufriendo las consecuencias de la situación política y social que atraviesa el país.
Ahora, a medida que aumentan las tensiones, desde UNICEF hacemos un mayor esfuerzo para llegar con la ayuda que necesitan miles de niños y niñas para salvar y proteger sus vidas.
Estas son las historias de Illia y Afina, un adolescente de 15 años y una niña de 9. Viven en ciudades diferentes, tienen intereses y actividades distintas, incluso sueños de futuro que no son los mismos. Pero algo tienen en común: las dificultades extremas que les han provocado siete años de conflicto y las heridas invisibles a las que hoy deben hacer frente.
Illia: "lo más importante es llegar a un lugar seguro a tiempo"
No podemos ver cicatrices en el cuerpo de Illia, ningún proyectil de los que han caído en su pueblo natal lo ha alcanzado. Sin embargo, no todas las cicatrices son visibles, a Illia, el conflicto le deja heridas de otro tipo.
"Estaba de pie en la cocina cuando el proyectil llegó", recuerda. "En una fracción de segundo hubo una explosión. Todo lo que recuerdo es el zumbido en mis oídos y una línea amarilla de fuego, luego roja, naranja y los fragmentos".
"Lo más importante durante una guerra es llegar a un lugar seguro a tiempo", señala. "Cuando escuchas un disparo, corres al sótano, te escondes y esperas la explosión. Tienes que sobrevivir mientras corres. Y luego sobrevivir en el sótano".
Las noches que pasaron refugiándose en ese sitio oscuro dejan una huella imborrable para Illia, su visión se ha deteriorado. "Mi vida ha cambiado mucho. Si no hubiera sido por la guerra, no tendría problemas en los ojos y podría seguir jugando al hockey o haber ido a la universidad en Donetsk".
El hockey y la universidad, los sueños borrados de Illia
Illia sueña con mudarse a una gran ciudad, pero sabe muy bien lo frágiles que pueden ser los sueños. Cuando era niño, siempre tuvo grandes planes para el futuro. Hasta que estalló el conflicto.
Actualmente, su equipo de hockey se ha disuelto por las hostilidades. Y la universidad a la que planeaba ir, ahora se encuentra al otro lado de los puestos de control, en territorio fuera del control del gobierno. Además, el estrés ha hecho mella en su visión.
"Lo más difícil durante una guerra es la idea de que los bombardeos podrían afectar a tu familia. Por eso, entre todos nos apoyamos y tratamos de ser felices".
Illia no es el único, el devastador conflicto en el este de Ucrania está afectando cada vez más la salud mental de los niños, causando pesadillas, aislamiento social y ataques de pánico. Prácticamente la totalidad de los niños y niñas de la región necesitan apoyo psicosocial.
Gracias al tratamiento hospitalario, Illia ha podido evitar que su visión se deteriore aún más. Ahora lleva gafas para corregir su miopía y, aunque espera volver a hacer deporte algún día, le gusta ayudar en su casa y preparar deliciosos postres: "hoy horneo magdalenas para mis padres, les encantan", nos dice.
Afina: "recuerdo huir de un tanque y perder mis zapatillas"
El estrés relacionado con los siete años de conflicto, han contribuido a que Afina, esta niña de 9 años del este de Ucrania, desarrolle diabetes. Su nivel de azúcar en la sangre debe medirse hasta siete veces al día y, debido a la situación económica, su familia tiene dificultades a menudo para pagar la insulina que necesita.
Afina tenía solo dos años cuando los proyectiles comenzaron a caer en su ciudad. Su madre, Daria, recuerda a su hija jugando cerca de su casa un día, cuando apareció un tanque avanzando por su calle. "Corrió tan rápido como pudo, hasta perdió sus zapatillas", cuenta Daria, con tristeza. "Se asustó y se escondió, llorando mucho".
A pesar de su corta edad, Afina lo recuerda bien. "Sí, lo recuerdo", dice suavemente. "Cómo me escapé del tanque y perdí mis zapatillas. Y seguí corriendo descalza".
Después de años de estrés, Afina finalmente fue diagnosticada de diabetes. "Empecé a beber mucha agua", dice. "Como si estuviera seca por dentro".
El conflicto también ha afectado la situación económica de su familia. Daria nos cuenta que se quedaron sin sustento. "Dejaron de pagarle los salarios a mi esposo, los pagos a mis padres también se retrasaron, hasta nuestra vaca dejó de dar leche en ese momento. Nuestra vida se puso patas arriba".
"Desde que conozco a Afina, siempre ha tenido un sueño: ir de vacaciones en avión", dice Daria. "Quizás algún día podamos hacerlo. Pero hasta que termine la guerra, solo vivimos el día a día".
Actualmente, la familia lucha para comprar las tiras reactivas y agujas para atender la enfermedad de Afina, así como la insulina que necesita diariamente.
En UNICEF estamos con los niños y niñas más afectados
En el este de Ucrania, casi medio millón de niñas y niños siguen enfrentando graves riesgos para su salud física y bienestar psicológico.
En UNICEF, con nuestros aliados, proporcionamos servicios de atención a la salud mental y apoyo psicosocial para los niños que viven a lo largo de los más de 420 kilómetros que mide la línea que divide las áreas controladas por el gobierno y las no gubernamentales. En 2021, el apoyo de UNICEF llegó a más de 70.000 niños, jóvenes y cuidadores.
A su vez, formamos a los profesores para que ellos mismos pudieran dar apoyo psicosocial, lo que contribuyó a que los niños y niñas en las escuelas tengan ahora una mejor atención y ayuda para enfrentar el miedo y el estrés que genera el conflicto.
Estimamos que para 2022, necesitaremos casi 2 millones de euros para proporcionar apoyo psicosocial a más de 85.000 niños y niñas que lo necesitan de forma urgente. Además, es necesario fortalecer la protección de la infancia frente a la violencia, la explotación y el abuso, cuyo riesgo aumenta en estas situaciones tan críticas.
Emergencia Ucrania.
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