El invierno plantea grandes dificultades en Ucrania
Sasha, de 8 años, y su madre Oksana, como muchas familias desplazadas por la guerra, necesitan ropa de abrigo, calefacción y un sitio donde vivir, que no siempre tienen a su alcance.
Con la llegada del invierno, Sasha, de 8 años, pasa la mayor parte del tiempo dentro del módulo que ahora es su hogar. © UNICEF
12/12/2022
"Solo pienso en sobrevivir con los niños hasta la primavera". Oksana, de 43 años, suspira mientras mira el pequeño vagón de metal que se ha transformado en su nuevo hogar. En Borodianka, Kiev, se ha levantado esta especie de ciudad compuesta de módulos para desplazados internos.
La realidad es que no se parece en nada al hogar y la comunidad que ella y sus hijos dejaron atrás, pero Oksana está agradecida por ello, sobre todo ahora que se acerca el invierno.
Al igual que muchas familias desplazadas, tienen poco dinero para ropa de abrigo, calefacción o para pagar un alquiler. Y aquí, al menos, han escapado de lo peor de la guerra de Ucrania.
"No podíamos quedarnos en nuestra ciudad"
Oksana, su hijo Sasha de 8 años y su hija Kateryna de 13 años compartirán dos literas, un escritorio y una silla, el pequeño espacio que se ve en la imagen.
"Por supuesto, mis hijos no están teniendo la vida que solían tener en casa antes de la guerra", comenta Oksana con cierta tristeza. "Pero ya no podíamos quedarnos en nuestra ciudad porque se volvió peligroso. Me daba miedo que mis hijos salieran solos de casa".
Cuando se complicó el acceso a alimentos, medicinas y a la posibilidad de continuar con su educación, Oksana supo que tenían que irse.
Huyeron con unas pocas pertenencias. Y ahora, a medida que las temperaturas comienzan a bajar fuertemente, Oksana y sus hijos ni siquiera tienen ropa de abrigo.
"Hay interrupciones en el suministro de energía todos los días, nuestro refugio se enfría muy rápido", dice. "Tengo miedo al invierno que ya está próximo. Mi hijo tiene un solo par de botas. Si las moja bajo la lluvia, ni siquiera tendré un lugar donde secarlas. Y no tiene otras para cambiárselas".
Oksana trabajaba como enfermera en la escuela de Borodianka, pero ha perdido su trabajo porque muchas instalaciones educativas ucranianas han recurrido a la educación a distancia. El pueblo en sí todavía se está recuperando de los devastadores ataques aéreos que destruyeron 350 edificios residenciales, 700 apartamentos e importantes instalaciones de infraestructura a principios de este año.
"Somos extremadamente ahorradores, incluso con la comida", dice Oksana. "Mi hijo siempre está aquí dentro, en el módulo, le faltan sus amigos. En realidad, ni siquiera tengo dinero para comprarle ropa de deporte para participar en el equipo de fútbol".
Sasha sueña con andar en bicicleta o en patinete, pero su mayor sueño es regresar a casa, donde aún viven sus amigos y familiares.
UNICEF: suministros y dinero en efectivo para el invierno
Los niños y las familias ya han sufrido más de nueve meses de guerra en Ucrania y ahora, con la llegada del frío, les toca hacer frente a los costes y dificultades adicionales que plantea el invierno.
Las bajas temperaturas ya han dejado las primeras nevadas, mientras más de 700.000 hogares y empresas en todo el país siguen sin electricidad.
"Todo lo que espero es que nuestra ciudad sea liberada, que la guerra termine y que volvamos a casa", dice Oksana. "Pero hasta entonces, trataremos de sobrevivir al invierno. Me temo que será difícil".
En UNICEF tenemos una enorme experiencia protegiendo a los niños y niñas en conflictos como este, y sabemos que estar preparados para una respuesta humanitaria de invierno es crucial para salvar vidas.
Por ello, estamos proporcionando elementos esenciales como ropa, botas y mantas, servicios básicos y transferencias de dinero en efectivo para ayudar a unas 30.000 familias de Ucrania a sobrevivir.
En Borodianka, donde vive Sasha y su familia, UNICEF compró y distribuyó cinco nuevos generadores de energía a la empresa de calefacción y agua, lo que permitió continuar con el suministro y eliminar las aguas residuales, incluso en ausencia de electricidad. Además, dieciséis poblaciones vecinas también se benefician de esta acción.
Sin estos generadores, miles de personas se hubieran quedado sin agua: familias con niños, escuelas, guarderías, hospitales, internados y la propia ciudad modular, donde actualmente viven 300 personas y se estima que llegarán a 500 durante el invierno.
El acceso a los servicios de salud y al agua es uno de los derechos fundamentales de los niños y las niñas, por lo que la infraestructura crítica debe restaurarse lo antes posible.
Estamos listos para darles ayuda inmediata y satisfacer las necesidades más urgentes de los niños y las familias. ¡Juntos podemos marcar una diferencia en el día a día de la infancia de Ucrania!
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