Los niños de Siria desplazados disfrutan de las actividades recreativas apoyadas por UNICEF
Amanda, de 7 años, come palomitas mientras hace una pausa en las actividades recreativas programadas para los niños desplazados en la Gobernación de Tartus, al este de Siria, donde se estima que viven alrededor de 4.000 familias desplazadas, la mayoría en comunidades de acogida.
Amanda vive con sus padres y su hermana mayor en una casa
alquilada. El año pasado, asistió al primer grado en la
escuela, y está esperando a que empiece el nuevo curso
escolar. “Me gusta ir al colegio”, dice, a pesar de que
echa de menos a sus amigos de Homs y su antigua casa.
Amanda y su hermana acuden a un centro en Mashta al Helo
dirigido por un aliado de UNICEF. Allí hacen deporte y asisten a
sesiones de sensibilización sobre temas como higiene, seguridad en
las calles y comportamiento social. Además, un psicólogo
especialista está disponible para que los niños acudan a él siempre
que lo necesiten. Se trata de actividades que ayudan a
disminuir el estrés que estos niños han acumulado durante el
conflicto.
Hace poco, los niños han hecho unos dibujos y los han pegado
unos junto a otros, creando un mosaico de colores. El dibujo de
Amanda es optimista, con un corazón, flores, un pájaro y una puesta
de sol sobre un cielo azul. “Me gusta pintar y hacer dibujos, y me
gusta hacerlo junto a otros niños”, dice Amanda.
En el centro al que Amanda y otros niños acuden, se ofrecenclases de apoyo y recuperación, así comoclases de árabe, inglés, francés y matemáticas. Se
trata de un programa que tiene como objetivo llegar a unos 52.000
niños.