“Los niños sirios han sufrido demasiado”
Post de Ara Yoo, Especialista en Programas de Protección de la Infancia y Emergencias de UNICEF UK.
Jane MacPhail me muestra una montaña de dibujos hechos por niños sirios refugiados en el campamento. Los miro y me doy cuenta de que la mayoría son imágenes felices, sin armas, tanques ni sangre. Son dibujos de casas, familiares, flores, mariposas, libros y mesas llenas de comida.
Imaginando un mundo sin guerra
MacPhail es Especialista en Protección de la Infancia de UNICEF. Desprende carisma por todos los lados: ex-enfermera procedente de Australia, desarrolló un plan de acogida temporal de la infancia en su país y ha trabajado en India, Indonesia, Liberia y Filipinas, por nombrar unos cuantos.
Viaja al campamento de Za’atari seis días a la semana, una hora y media al norte de Amman. Allí, anima a los niños a dibujar un mundo sin guerra. “Los niños sirios han sufrido demasiado”, dice.
Han sobrevivido a la guerra, bombardeos, lesiones e incluso a la tortura. Han tenido que abandonar sus casas y su país con lo poco que podían llevar. Han perdido el sentido de la identidad y la esperanza.
tan importante como la ropa de abrigo o las vacunas
MacPhail explica que los niños que han sufrido un estrés profundo pierden el sentido de pertenencia y seguridad. “No sienten dolor ni hambre. Pasan al instinto de supervivencia: huida, lucha y frío”. Su habilidad para razonar, evaluar el riesgo y la empatía disminuye. Llegan a desconectar emocionalmente, centrándose únicamente en las necesidades inmediatas.
Los niños en los campamentos luchan violentamente y se tiran piedras los unos a los otros. La exposición prolongada a la violencia les afecta a su comportamiento y muchos muestran signos de agresividad y desafío.
Y aquí es donde entre MacPhail. Forma al personal de las organizaciones y del gobierno a cómo lidiar ante este tipo de estrés, y a llevar a cabo un diálogo emocional con los niños. A través de actividades que tienen lugar en los Espacios Amigos de la Infancia se ayuda a los niños a conectar emocionalmente, a identificar incluso las cosas más simples, como estar contento o triste.
No hay manera de saber cuánto tiempo tardará un niño en reconectar con ellos mismos y con otros. Realmente depende del niño.[]
Trabajar con los niños y los padres ahora tendrá un gran impacto en sus vidas. Los niños y los padres tienen que volver a aprender a cómo jugar, a hablar de sus sentimientos.
Las intervenciones psicosociales son tanimportantes para las vidas de los niños como el agua, la comida, la ropa de abrigo o las vacunas- solo que de una manera diferente. Son un poco más complejas y menos visibles que una letrina o un edificio escolar, pero igualmente importantes, especialmente a largo plazo.