Proactiva Open Arms: "Nos movió un niño, Aylan, a hacer todo esto"

Entrevistamos a Óscar Camps, director y fundador de la ONG de ayuda a refugiados Proactiva Open Arms.

Entrevista Óscar Camps, Proactiva Open Arms

Óscar Camps charla con nosotros desde Badalona (Barcelona), donde Proactiva Open Arms tiene su sede. Y lo hace como si nos conociera de toda la vida. Hace casi dos años, después de ver la foto de Aylan muerto en una playa turca, cogió sus ahorros y su equipo de socorrista,  y se fue a Lesbos (Grecia) a salvar vidas. Y en esas sigue desde la ONG que él mismo creó.

En junio recogió el Premio UNICEF España 2017 Transforma por su labor de salvamento de refugiados en el mar Egeo y el mar Mediterráneo, y ahora repasamos con él los temas más candentes de la actualidad humanitaria, como el Código de Conducta propuesto para las ONG por las autoridades italianas.

¿Por qué habéis decidido adheriros a un Código de Conducta tan polémico?

Se ha intentado hacer ver que las ONG tenemos un problema, estamos descoordinadas y necesitamos un código. Pero es al revés: de la coordinación de las ONG ha salido este código. Somos un pilar importante de la Guardia Costera italiana y no hacemos nada sin su consentimiento. Adherirnos a un código que está por debajo de las leyes internacionales no nos supone ningún problema.

En una situación de emergencia desobedeceremos este código y lo que haga falta, porque el respeto a los derechos humanos y salvaguardar la vida humana en el mar es nuestra prioridad.

Se nos ha vendido como un gran trabajo parlamentario de la Unión Europea (UE), pero este código forma parte de una campaña electoralista para calmar los ánimos en Italia. Porque, mientras se ha estado hablando del código, apenas se ha dicho que la Armada italiana va a entrar en aguas libias.

¿Y cómo está siendo la situación en el Egeo y el Mediterráneo este verano?

Parece que está un poco más tranquila que el año pasado porque ya no hay tantos días con miles de llegadas. Se supone que todas las presiones que ejercen Italia y la UE sobre Libia están surtiendo efecto. Pero lo que nosotros vemos en el mar es que las llegadas son más dispersas, más precarias y con peor tiempo meteorológico. Por eso creemos que el número de muertos será superior este año. En nuestras últimas intervenciones vienen más cadáveres y las autoridades siguen escondiéndonos a los desaparecidos.

¿Con cuántos efectivos contáis en estos momentos?

Estamos con una base operativa permanente en el mar Egeo y con 2 barcos que hacen guardias de 15 días en el Mediterráneo central: el Golfo Azzurro y el Open Arms. Este último es un antiguo remolcador reconvertido en barco con tareas de vigilancia y salvamento que ya ha hecho más de 1.000 rescates en apenas un mes.

¿Cuándo, cómo y por qué nace Proactiva Open Arms? 

En 2015 empezamos a ser testigos por las redes sociales de lo que estaba ocurriendo en el Mediterráneo y el Egeo.

Pensamos: ‘si nosotros nos dedicamos  a esto y lo hacemos en las playas españolas, ¿por qué allí se están muriendo y nadie les ayuda?’

Nos ofrecimos por escrito a todo el mundo pero nadie nos contestó. Entonces murió Aylan Kurdi, mi hijo pequeño tenía su misma edad (3 años). Cogí 15.000 euros ahorrados, el traje de neopreno y las aletas, y me fui con mi compañero Gerard Canals al norte de Lesbos.  A la media hora ya estábamos en el agua rescatando gente. La BBC nos entrevistó  y a los pocos días se presentó allí  el coordinador de Emergencias de Human Rights Watch y nos recomendó que creásemos una ONG y una página de crowdfunding.

Rescate Proactiva Open Arms
¿Son los niños los más vulnerables?

Los niños son siempre los más afectados. En un naufragio en Lesbos en 2015 nos centramos en rescatar primero a los niños, y cuando íbamos a buscar a los padres ya no estaban. Nos dimos cuenta de que habíamos dejado a muchos niños solos, en un país y un continente que no era el suyo; a partir de ahí decidimos rescatar a familias enteras y dejar morir a familias enteras. Para nosotros, los niños son sagrados, son lo primero. Nos movió un niño, Aylan Kurdi, a hacer todo esto.

Os habéis mostrado muy críticos con Frontex, con la industria armamentística… ¿Cuáles son las mayores trabas que encontráis a vuestra labor?

Son trabas absolutamente mediáticas, ninguna legal, creemos que con el objetivo de disuadir a nuestros donantes y crear una corriente de opinión negativa hacia las ONG, como que estamos traficando o en contacto con las mafias.

¿Y si te digo que son 15.000, en vez de 5.000, los muertos que hay cada año en el Mediterráneo? La presencia de las ONG es bastante incómoda, porque da visibilidad a una realidad difícil de digerir.

La Comisión Europea decidió que no hubiera una misión de salvamento en  el Mediterráneo, porque considera que los naufragios disuaden a los migrantes de venir a Europa. ¿Acaso no sabe que  Boko Haram o el Estado Islámico los mata en sus países de origen? ¿O que muchas de las jóvenes que recogemos huyen de la mutilación genital? ¿O que en el camino caen en las mafias del tráfico sexual, o que son violadas, o que muchas de ellas ni siquiera llegan al mar? Todo esto es demasiado horrible.

¿Qué le dirías a quien clama por cerrar fronteras y levantar muros contra la migración?

El mundo está dando un giro que solo  va a traer violencia, discriminación  y racismo. Les diría que tenemos compromisos internacionales que hay que cumplir y, si no, renunciar a ellos. ¿Cómo nos quedaríamos si la UE renuncia a la Convención de Ginebra y a los derechos humanos? ¿Cómo podemos tener a 70.000 personas olvidadas y abandonadas en Europa? Yo entiendo que no podamos asumir a todas, pero debemos tener la obligación de protegerlas, de buscarles un lugar seguro, no de externalizar fronteras y pagar a terceros países para que nos hagan el trabajo sucio y las retengan en campamentos ilegales. Esto es lo que está haciendo Europa, pero no es lo que quiere el pueblo europeo. 

¿Nos podrías contar alguna historia positiva de toda tu experiencia?

No la hay. La única historia bonita es cuando has rescatado a un grupo y no hay ningún muerto. Y después de dormir tranquilos, sin que nadie los violente, robe, agreda… cuando han comido  y llevan ropa seca, les cambia la cara  e incluso empiezan a cantar. Y llega el agradecimiento, la humanidad. Se acerca alguno, te pide el móvil, te enseña su Facebook y ves que tiene familia, que es cantante o peluquero, que no vive en una choza en medio de la selva, que tiene una formación y habla dos idiomas. Pero lo primero que ves es a un negro desarrapado en una barca, al que han apaleado durante meses, sin dignidad.

¿Os consideráis unos héroes?

No, los héroes son ellos, que se han hecho 5.000 y 6.000 kilómetros a pie, cruzando cuatro países, siendo víctimas de todo tipo de asaltos, y han sobrevivido.

Te llega un chaval de 16 años a tu barco  y te cuenta lo que ha visto y sufrido… Dale una oportunidad y llegará lejos. No es un delincuente.

Ellos tienen más fe en Europa que nosotros; para ellos es un sueño, para nosotros una vergüenza.

 
© UNICEF/UNI197004/Romenzi
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