Sahel: la temporada de hambre
Post de Dailo Allí, Jefe de Prensa de UNICEF España
Cuando llegamos a Chad hace dos días, alertados por las altas cifras de desnutrición infantil dadas a conocer por UNICEF, nadie pensaba que el alcance del hambre pudiera ser tan dramático en esta zona desértica ubicada en pleno centro de África.
Durante todo el vuelo hasta su la capital de Chad,Yamena, el grupo de periodistas que me acompaña fue repasando las cifras con detenimiento, intentando adelantarse a lo que veríamos horas más tarde. Convirtiendo las frías estadísticas y descripciones de programas en escenarios para contextualizar los relatos. Imaginando historias que pudieran apoyar las crónicas con experiencias personales, para facilitar la comprensión de una realidad absolutamente ajena para la gran mayoría de las personas que viven en nuestro país. La emoción por ponerle voz a los más vulnerables crecía a medida que el avión descendía, descubriéndose ante nuestros ojos unmar infinito de arena y de dunas peinadas por elcálido viento del desierto sahariano. A medida que perdíamos altura, adivinamos entre las nubes edificios en mal estado y el rastro de miles de personas que deambulaban sin rumbo conocido, lo que presagiaba que esta no iba a ser una visita sencilla. Y no lo es. Naciones Unidas considera que hay emergencia nutricional en una región cuando la tasa de desnutrición global supera el 15%. Un dato que aquí se mantiene constante desde hace décadas por la falta de lluvias y el impacto de la inestabilidad política, entre otros factores.
En algunas zonas se ha perdido el 80% de la producción
Pero hoy en día, la sequía, la peor
cosecha que se recuerda, el aumento del precio de
los alimentos y la escasez de suministroselevan la cifra de niños desnutridos por encima del 20%. Y todo
apunta a que entre abril y octubre esta cifra no dejará de
crecer, ya que se están acabando todos los alimentos que
las familias guardaban de la cosecha anterior. Nos cuentan que,en algunas tierras, se ha perdido el 80% de la producción
de este año.
Lo que está ocurriendo es que los chadianos recogen pocos alimentos
y no pueden comprar productos en los mercados de la
región porque el transporte encarece tanto los precios que
en algunos casos, como el maíz o el trigo que son esenciales en su
dieta, se ha duplicado en cuestión de meses.Muchas familias no pueden alimentar a sus hijos.
Los niños son siempre los más vulnerables entre los vulnerables.
Cada semana aumenta su llegada a los centros nutricionales apoyados
por UNICEF y los especialistas creen que entre abril y
octubre se recrudecerá la situación. A ese periodo le
llaman ya la “temporada de hambre” ya que la
recogida de la última cosecha se adelantó tres meses y los pocos
kilos de maíz y trigo que habían almacenado se están agotando.
Los centros nutricionales están desbordados
Los 400 centros nutricionales que hay en la región están desbordados. En el mejor de los casos, los niños llegan a tiempo y se curan gracias alalimento terapéutico, que suministra los componentes esenciales y las vitaminas necesarias para hacer frente a este estado de máxima vulnerabilidad que es la desnutrición aguda grave.Salem, de dos años, es uno de los muchos niños que han logrado escapar de la desnutrición. Su madre le llevó a un centro nada más notarle débil, y su rápida actuación se ha convertido en la mejor noticia del día: ya no es necesario que Salem y su madre duerman en el centro, será suficiente con que vengan una vez a la semana para recoger el alimento terapéutico y pasar una revisión médica rutinaria. Pero desafortunadamente no todos los casos son como el de Salem. De hecho, en uno de los centros nutricionales apoyados por UNICEF que visitamos se ha triplicado el número de niños que mueren. Llegan en mal estado, demasiado tarde, porque viven lejos o porque sus familias prefieren probar primero tratamientos tradicionales. Convencerles de que no lo hagan, ignorando los ritos ancestrales, es todo un reto. Uno más para los equipos de UNICEF. Más información en @DailoUNICEF y @Unicef_es