Sahel: Sadia se recupera de la desnutrición
Toma Daboubou, de 22 años, vive con hijos y su marido en pueblo situado entre colinas rocosas. Por la carretera de tierra que llega al pueblo transita un tráfico diario de vacas, camellos, cabras, carros de burros y por ella pasan cada día grupos de mujeres que caminan con las cosechas de cacahuetes recién recogidos sobre sus cabezas.
La familia depende principalmente de las cosechas de cacahuete, maíz, alubias, semillas de sésamo, pero el marido de Toma también ha tenido que buscar trabajo como conductor en una ciudad cercana:“El año pasado, fue muy difícil. Todas las cosechas se estropearon. Lo poco que salió bien se lo comieron las plagas de langostas”. Hoy Toma camina con su bebé Sadia, de 13 meses,quien se recupera de desnutrición aguda, hacia uncentro de nutrición nuevo que se ha abierto con el apoyo de UNICEF y del gobierno. Su madre cuenta que lleva tres meses enferma, y que al principio acudió a un curandero que le prescribió un remedio de raíces y hojas. Pero Sadia no mejoró, y Toma empezó a estar verdaderamente asustada: “Pensé que iba a morirse”, dice.
“Este centro de salud es fantástico”, Toma
Toma escuchó hablar de este centro cuando un equipo de trabajadores de la salud visitó su pueblo para analizar los niños que sufrían desnutrición. Ahora Toma camina hacia la clínica para el chequeo mensual de Sadia. “Yo traje a mi hija aquí cuando tosía y vomitaba. Este centro de salud es fantástico. Yo ya la he traído 4 veces y está mucho mejor aunque todavía tose un poco”. Cuando llega a la clínica, un trabajador de salud explica con un altavoz a las madres los beneficios de la buena higiene y otras prácticas de salud que pueden realizarse en casa, incluido el uso de las mosquiteras. El trabajador de la salud sujeta un cartel con diferentes dibujos de alimentos explicando cómo pueden alimentar a los bebés después de 6 meses delactancia materna exclusiva.
Sadia ha engordado casi un kilo
En las últimas tres semanas, Sadia ha engordado casi un kilo: “Creo que estos centros dan vida a nuestros hijos. Sadia no podía comer antes de ir al centro, y ahora, desde que vamos, lo hace”. Después de pesar y medir a Sadia y pasar por la consulta de la enfermera, Toma recoge su ración de alimento terapéutico de la semana para Sadia. Es hora de cenar cuando Toma llega a casa. Con Sadia en su regazo, prepara la comida de la familia. Sadia gatea y juega: “Antes, no podía sentarse, no podía jugar. ¡Ahora hace todas estas cosas!”, dice Toma. Cuando le decimos si tiene alguna pregunta para nosotros, Toma nos responde: “Este es un mensaje para la gente que nos ha ayudado. Quiero saludarles y decirles que han ayudado a salvar las vidas de nuestros niños en nuestro país”.