Vacunarse o no vacunarse de enfermedades prevenibles: los efectos en los niños
Viajamos a tres países para conocer las historias de niños, familias y profesionales sanitarios que han sufrido de una manera o de otra las terribles consecuencias de no vacunarse.
2/02/2020
Hace no tanto tiempo, a mediados del siglo XX, enfermedades como la tosferina, la difteria, la poliomielitis, el tétanos, la tuberculosis, el sarampión y la rubéola afectaban a cientos de miles de españoles cada año.
Miles de personas murieron o sufrieron discapacidades permanentes. Los bebés y los niños pequeños eran los más vulnerables. A medida que se desarrollaron las vacunas y las campañas de inmunización cubrieron todo el país, la incidencia de estas enfermedades disminuyó y hoy casi todas están prácticamente erradicadas. De hecho, gracias a las vacunas, la mayoría de los médicos, enfermeras y madres y padres de los niños de nuestro país nunca han visto un caso de estas enfermedades más allá de los libros de texto.
Pero otros trabajadores sanitarios y padres y madres no han tenido tanta suerte. Desde UNICEF nos queremos asegurar de que ningún niño o niña pase por lo que sufrieron las generaciones anteriores a ellos.
El fin de la polio en RD Congo con Richard
Richard Elaka, de 60 años, es un superviviente de la polio en Kinshasa, la capital de República Democrática del Congo (RDC). La contrajo con 7 años y desde entonces solo se puede desplazar con muletas.
Lleva más de 20 años informando a los padres y madres del barrio de Makala sobre la importancia de las vacunas y los riesgos de no tomarlas. "Me di cuenta de que muchas familias no vacunan a sus hijos por falta de conocimiento", explica.
La poliomielitis, conocida comúnmente como la polio, es una infección viral mortal que se transmite no solo al toser y estornudar, sino también mediante el contacto con las heces de una persona infectada.
Aunque la mayoría de las personas con poliovirus solo presentan síntomas leves parecidos a los de la gripe, en su forma más grave, la polio puede afectar a la médula espinal y causar parálisis e incluso la muerte.
A su ritmo, sostenido por sus dos muletas, Richard recorre las accidentadas calles de su comunidad para compartir su historia con las madres del barrio de Makala.
"Por la mañana me despierto, agarro mis materiales informativos y voy al encuentro de familias con niños de entre 0 y 59 meses. Cuando llego, hago entender a los padres que la vacunación es un gesto de amor que protege a los niños. Cuando vacunan a sus hijos, los están protegiendo”, nos cuenta Richard.
“A los padres que se niegan a vacunarlos, les explico que yo mismo soy víctima de la poliomielitis: ‘Mírame. Si no quieres que tus hijos sean vacunados, estas son las consecuencias. Cuando un niño tiene poliomielitis, quedará discapacitado para el resto de su vida. Sus hijos deben vacunarse", añade.
Luchando contra los mitos sobre las vacunas en Ucrania
Maryana Voznytsya es la médica jefa del Hospital Infantil de Leópolis (oeste de Ucrania). Aunque este hospital no ofrece servicios de atención primaria de salud como la inmunización, su equipo se encarga de tratar a los niños no vacunados que han sufrido efectos en su salud por ello. Durante los últimos años el hospital ha recibido seis casos de tétanos, y muchos médicos se enfrentan a la enfermedad por primera vez en sus carreras profesionales.
El tétanos es una enfermedad devastadora que causa espasmos musculares y convulsiones, así como trismo (contracción de los músculos de la mandíbula) y problemas respiratorios. Si no se trata, puede provocar la muerte.
Aproximadamente 1 de cada 10 personas infectadas con la bacteria que causa el tétanos morirá debido a ella. Los bebés y los niños corren un mayor riesgo.
"Las consecuencias son el resultado de una mala comunicación entre médicos y pacientes. Para aumentar el nivel de inmunización, es vital trabajar con los profesionales de la salud. Todo el mundo debería saber que los médicos y los pacientes están del mismo lado en la lucha contra las enfermedades", dice.
Desde UNICEF, junto a nuestros aliados, estamos apoyando a gobiernos, como el de Ucrania, para que lleguen a millones de niños y niñas en países de todo el mundo con vacunas que salvan vidas e información para combatir las noticias falsas.
Sin embargo, es fundamental un mayor compromiso y acciones para vacunar a más niños y protegerlos de enfermedades prevenibles. Y también necesita a personas como Oles Pohranychnyi, director de una escuela privada en Lviv. Hubo un tiempo en que Oles y su esposa estaban del lado de los antivacunas: no creían en ellas y no inmunizaron a ninguna de sus tres hijas. Pero el alarmante incremento de los casos de sarampión y otras enfermedades en Ucrania, como el tétanos y la difteria, finalmente les hizo cambiar de opinión.
Ahora Oles promueve desde su escuela los beneficios de la vacunación: realizando cursos de formación para padres, acogiendo a expertos en salud de UNICEF y organizando la vacunación del personal educativo.
La nueva vida de Mekdes tras superar el sarampión
Buscando una vida mejor, Daniel y su esposa Meselech se asentaron en Adís Abeba, la capital de Etiopía, desde la parte sur del país, con la esperanza de ganarse la vida como tejedores.
Mientras se esforzaban por llegar a fin de mes y mantener a su pequeña bebé, la pandemia de COVID-19 limitó sus oportunidades de encontrar compradores y generar ingresos. Y entonces su hija Mekdes cayó enferma.
Mientras, los trabajadores sanitarios en Adís Abeba se dieron cuenta de que se estaba propagando una enfermedad en la zona donde vivía esta familia y que estaba terminando con la vida de muchos niños. Se trataba del sarampión.
Aunque en muchos países los padres prácticamente se han olvidado del sarampión debido a la excelente cobertura de vacunación, el sarampión es un virus increíblemente contagioso e infeccioso: se transmite al toser y estornudar. Más allá de su característico sarpullido rojo, puede causar neumonía y encefalitis y, en último término, la muerte.
"La enfermedad hizo que mi hija sufriese cada vez más y más. Dejé de trabajar por completo porque no me podía concentrar. Perdí el apetito y seguía preocupándome. No sabía a dónde ir ni qué hacer", nos cuenta su padre Daniel.
Durante sus visitas domiciliarias a las familias afectadas, Mekdes, una trabajadora sanitaria local con el mismo nombre que la querida hija de Daniel, pudo practicarle un examen inicial y derivarla a un centro comunitario para que recibiese tratamiento adicional.
Después de diez días de tratamiento, Daniel ha recuperado a su bebé sano y feliz. "Me he beneficiado mucho de mi decisión de llevar a mi hija a un centro de salud. Si no la hubiera llevado, podría haber muerto. Estoy muy contento con todo lo que ha pasado al final”, comparte Daniel mientras juega con su bebé.
Desgraciadamente, el cuñado de Daniel, Mengistu, perdió a su hija de un año debido al mismo brote de sarampión en la zona. Para cuando la llevó al hospital, ya era demasiado tarde.
En UNICEF llevamos 75 años trabajando para vacunar a los niños y niñas más vulnerables del mundo y a sus familias. Cada año, adquirimos más de 2.000 millones de dosis de vacunas que salvan vidas e inmunizan a casi la mitad de los niños del mundo.